Hola, amigos. Mucho tiempo ha pasado
sin aparecer por esta ventana. Bueno, no sin acercarme a ella, como podéis
imaginar, pero sí sin interaccionar con vosotros, sin contaros cosas. Quizá
este tiempo de pandemia nos tienen a todos un poco alejados. A mí, desde luego,
sí. Pero no es por miedo a la enfermedad, aunque reconozco que un poco, mucho,
de respeto sí le tengo. Creo que nuestro estado de ánimo, al menos el mío, nos
tiene retraídos. Yo me siento un poco así. No tengo ánimo para hacer
determinadas cosas. Estoy en modo “necesario”: hago solo lo que es
estrictamente necesario: trabajo, hablo con compañeros, compro lo que necesito…nada
de cosas superfluas…algo de deporte, sin excesos en el tiempo y ya. A casa.
Comida/cena y a leer un poco, muy poco, y caer engullido por la almohada y
disfrutar de unas pocas horas de sueño reparador de esta vida de “bajo consumo”…me
hace gracias esta expresión...a alguien se la he dicho alguna vez: “gente de
bajo consumo”, que hacen lo mínimo para vivir y conducirse por la vida, sin
estridencias. Disfrutan de las cosas sencillas y simples de la vida; las que
realmente te hacen disfrutar. Me dan envidia pues es gente inteligente con un
don especial: detectan lo simple e importante de la vida y en ello gastan sus
energías. Gente interesante. Reconozco que mis energías las gasto en lo que me
gusta y me atrae, pero dudo que sea todo lo simple que se requiere para ser de “bajo
consumo”. No, yo, desafortunadamente, no soy de bajo consumo. Una pena.
¿Y qué os voy a contar ahora? Pues
algo que para mí tiene gran importancia y hace que momentos como este sean
momentos importantes en el blog, en nuestro blog. Os quiero presentar un cuento
nuevo que da origen a un gran proyecto, muy ilusionante, del que os quiero hablar
y que quiero compartir con vosotros.
Para mí, la creación de un nuevo
cuento ilustrado es una labor apasionante. Todo empieza con una idea que, de
pronto, un día surge. No me preguntéis cómo surge porque soy incapaz de responderos.
Lo cierto es que brota en un momento en el que hablamos de algo, o pasa por mi
vida alguien o contemplo una escena rutinaria de la vida o…yo que sé. Pero la
realidad es que surge y empieza a crecer y a dar tumbos por el cerebro de un
lado a otro. Al final no hay más remedio que sentarse frente a la página, cuadriculada
siempre, de un cuaderno y tratar de volcar todo lo que en la mente ya no hay
como sujetarlo. Es una de las partes más gratificantes de todo el proceso: ¡Has
dado a luz! Ahora toca pasar por unos momentos complicados. Estás vacío. Sí, de
verdad, es la sensación que se me queda cuando he conseguido dar presencia, en
forma de historia, a esas ideas sobre una misma ficción, con el miedo a que se
me escapen y las pueda llegar a perder para siempre.
Ya está en el papel. Ya no hay miedo
de que pueda esfumarse. Ahora viene el trabajo duro de tratar de que lo escrito
enganche. Que el que lo lea no pueda parar hasta terminarlo. Ahora llega el
momento de cómo atrapar al lector. Llega el momento de la escritura, de la
gramática, de las figuras de nuestra hermosa lengua. Ahora llega el momento de
dar forma, de la manera más bella que sea capaz, a una idea que un día surgió.
Ahora es cuando el escritor se muestra. Ahora es el momento más crítico, es el
momento de la creación; ahora es el momento de “esto es aceptable” o del “es
mejor guardarlo en un cajón”.
Una vez que doy por aceptablemente
bueno el texto, al menos para mí –después vendrán los críticos editoriales con
las rebajas-, es cuando me dispongo a buscar el mejor ilustrador para mi
historia. Una vez encontrado se convertirá en nuestra historia. A partir de ese
momento ya es una gozada. Se trata de dar vida a un proyecto que está destinado
a crear emociones. Os aseguro que esta parte final de proceso es apasionante y
muy estimulante y agradecida. En ella se trabaja en equipo. El ilustrador y el
escritor trabajan duramente en dar forma al cuento ilustrado. No os negaré que a veces surgen chispas. ¡Hay que sacar un
producto que engatuse a una editorial para que se decida a apostar por él y
sacarlo al mercado para que pueda ser disfrutado por todos! Esto, como os digo,
pasa por un tiempo de duro trabajo de revisar y revisar.
Con la oferta de una editorial se
llega al final del sueño y del proceso. Se cumple una ilusión.
Hoy os voy a contar cómo es nuestro
nuevo proyecto. Estamos convencidos de que alguna editorial nos llamará
ofreciéndonos el formar parte de su oferta editorial. Sin ninguna duda se trata
de un cuento especial.
Quiel Ramos, www.quielramos.com/ https://www.facebook.com/ezequiel.ramossanchez
/
https://www.instagram.com/ramosquiel/ (todos los derechos
reservados), es mi compañero en este proyecto. Entrad en sus enlaces y podréis
comprobar de qué tipo de ilustrador estoy hablando: ¡espectacular! Gracias,
Quiel, por haberte ilusionado con este proyecto tanto como lo estoy yo. Va a
ser un gran cuento ilustrado, sin duda.
Amigos,
“Las notas del valle”, es un cuento que está enfocado, de una manera divertida,
a la enseñanza musical; al conocimiento de las figuras musicales. ¿Cuál es el
escenario de la historia? Pues un pueblo en el que sus habitantes son, todos,
figuras musicales. ¿Su alcaldesa? Pues la Clave de Sol, por supuesto.
Espero
que os guste este avance y lo disfrutéis en esta tarde de este incipiente mes
de marzo.
Un
abrazo muy fuerte y no dejéis de cuidaros, de soñar y de ser felices.
José
Ramón.
En un pueblo, en el corazón de un bonito valle, es
donde se desarrolla la acción que se describe en “Las notas del valle”. Un
pueblo lleno de música. Sus habitantes, figuras musicales. Su alcaldesa, Sol,
una Clave de Sol con mucha personalidad capaz de dirigir a todos sus vecinos
para conseguir un objetivo común.
El conocimiento de las figuras musicales es uno de los
aspectos iniciales de la enseñanza musical.
En, “Las notas del valle”, a través de la historia contada, se llega al
aprendizaje de estos aspectos musicales de una manera divertida y resaltando
valores como el compañerismo y el trabajo equipo, ambos necesarios para todo
tipo de empresas que se desee acometer.
Acababa de amanecer y el Sol asomándose
por el extremo del valle lo iba recorriendo en su saludo matinal a los que allí
habitaban. Comenzaba un nuevo día repleto de sorpresas. De sorpresas y algún
que otro lío…
Pero vamos a acercarnos al pueblo
más bonito de todos los que se repartían por aquel valle. Me estoy refiriendo a
“Melodía del valle”, aunque todos lo conocían, simplemente, como “Melodía”. No
era un pueblo ni grande ni pequeño; tampoco era ni muy ancho ni muy estrecho:
tenía todo lo que tienen los pueblos: ni mucho ni poco. Pero bonito sí que lo
era.
La vida, por allí, como en todos
los pueblos, tenía sus historias de alegrías y de enfados; sus rencillas que se
transmitían de padres a hijos. Sí, como todos los pueblos. En el momento de
esta historia era así como lo estoy contando...
Aquel día, a aquellas horas tempranas de la mañana,
alguien muy importante en la vida del pueblo se dirigía con paso firme y
ciertamente enfurruñada en dirección al ayuntamiento. Se trataba de la
Alcaldesa. Los vecinos la saludaban a su paso y ella a nadie contestaba. Iba
con la mente puesta en lo que iba a ordenar unos minutos después y no reparaba
en nadie a su paso. Esto lo tengo que solucionar de una vez por todas. Se decía
mientras subía las escaleras del austero y antiguo ayuntamiento.
…………………………………..
¡Sí, lo habéis adivinado! Esta historia que os estoy contando es una
historia relacionada con la música porque, en Melodía, vivían figuras y
símbolos musicales.
……………………………..
La
alcaldesa quería solucionar, de una vez por todas, la relación entre sus
convecinos pues no era todo lo buena que ella quería para Melodía. Y en ello
estaba.
También, en el pleno de ese jueves, Sol, contó
su conversación con Blanca —la figura blanca que, al igual que Clemente, era,
por decisión de las blancas de Melodía, la representante de todas ellas.
Me
dirigí, tras hablar con Clemente, al establo situado en la parte norte del
pueblo. Contaba, Sol, a la corporación municipal. Allí, como todas las mañanas,
temprano, Blanca estaba recogiendo la leche que daban sus vacas y preparando
sus ollas de plástico para meterlas en el vehículo y comenzar el reparto
diario. Seguía contando.
…………………………………
Las fiestas del pueblo empezaban
en quince días. El año pasado la convivencia en Melodía había sido muy difícil
y la música, tan importante en el pueblo, había brillado por su ausencia. Sol
se prometió que haría todo lo posible para que la música volviese a sonar en
todo el valle. Las fiestas patronales serían un buen momento para conseguirlo.
Y lo iba a conseguir, costase lo que costase.
El lunes, sin falta, de buena
mañana, se aprobó la propuesta de la clave de sol, la alcaldesa, y eso le
permitió emitir un bando que fue dado a conocer por medio de los altavoces que
para esta función estaban repartidos por todos los rincones de Melodía.
Decía así:
…………………………………..
2 comentarios:
Gracias, José Ramón por dar vida a tus ideas, por quedarte vacío para llenarnos a nosotros de ilusión cuando leemos tus historias.
Este pedacito de tu nuevo cuento, me ha sacado una sonrisa, pensando en el pueblo, sus gentes, los amigos que ahora no podemos ver y la música que acompañan a las fiestas y que tantos encuentros, sonrisas y alegrías nos hacían sentir, y seguro, o eso esperemos, en breve, volveremos a todo esto, a nuestras vidas, a nuestras costumbres,bien seguro que si, somos optimistas...
Cuidado y cuidate, que pronto volveran los momentos de "alto rendimiento".
Un abrazo enorme y gracias por tu talento.
Gracias, Rosa, por tu comentario. Lo siento de corazón a corazón. Ha llenado el vacío dejado por esta historia. Se ha llenado de tus pensamientos, de tus recuerdos, de tus añoranzas y de tus deseos. Gracias por tan bonito comentario que ha dado brillo a esta entrada. Gracias por tu comentario hecho con el corazón. Gracias por estar ahí, por hacerme sentir la presencia de todos para los que escribo. Por ello tiene sentido este blog y todo lo que escribo.
Gracias, Rosa.
Un abrazo grande y cuídate tú también mucho.
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