sábado, 19 de septiembre de 2015

¡QUÉ EMPIECE EL ESPECTÁCULO!






Hola, amigos. Ya terminadas las vacaciones de verano, tras mi última entrada de agosto, y superada la depresión post-vacacional, os quiero traer una historia llena de vida, ilusión y ajetreo para animarnos al comienzo del curso y año escolar. También porque echo de menos traeros mis cuentos y mis ilusiones. En las últimas entradas he dejado volar mi imaginación tratando de transmitiros lo que mis ojos veían y disfrutaban, y ahora quiero de nuevo envolveros con mis historias y las magníficas ilustraciones de "mis" ilustradores. ¡Qué empiece el espectáculo! es uno de mis cuentos, para mayores y pequeños, que no me canso de traerlo a esta ventana al mundo que es nuestro blog: porque es uno de mis preferidos y por la calidad de las ilustraciones que tenemos preparadas para que el cuento pueda ser aceptado por una editorial. De momento está participando en algún concurso fuera de nuestras fronteras y estamos esperanzados en que podamos tener esa suerte que al final se necesita para poder publicarlo. El cuento tiene la calidad suficiente para que eso pueda llegar a convertirse en realidad: las ilustraciones de Laura Vazval (reservados todos los derechos de autor. http://lauravazval.blogspot.com), con su genial manera de interpretar lo que escribo, han hecho de este cuento una obra de arte. Al menos eso nos parece a nosotros. Gracias una vez más, Laura, por la suerte  que he tenido de haber compartido este proyecto contigo.
Ahora crucemos los dedos para ver si nos mira la diosa Fortuna. J
Otras entradas sobre este cuento las podéis encontrar en los días: 9 de junio, 22 de octubre , 16 de diciembre y 26 de enero de 2012, 21 de abril de 2013 y 11 de octubre y 27 de diciembre de 2014. En ellas podréis admirar el resto de las ilustraciones de este cuento que los más antiguos amigos de este blog ya conocen.
En ¡Qué empiece…! se nos habla de un circo, con todas las palabras. De un circo completo y con una manera de hacer las cosas que nos gusta a todos los que apreciamos la labor, el trabajo duro y la vida de sacrificios que llevan los artistas que lo componen. Sin embargo, tampoco falta ese desasosiego que notamos cuando, animales de la categoría de leones, cebras, osos, camellos, etc, vemos que viven encerrados en sus recintos reducidos…
El circo Markus era un circo en el que los animales eran lo prioritario y los cuidados que tenían sobre ellos estaban muy lejos de lo que podríamos pensar al verlos en su espacio de vida reducido. Era un circo de los que nos gustaría que muchos otros, reales, copiasen esa manera de disfrutar con los animales y transmitir lo que son y el respeto que debemos de tenerles. ¡Qué empiece...!, con su circo Markus, fue creado para, además de proporcionar entretenimiento con la historia que se cuenta, enviar este mensaje de cuidado, atención y, sobre todo, respeto por lo animales.
Pues os dejo con ellos y con las ilustraciones de mi querida Laura. Espero que lo disfrutéis. Feliz noche y recibid un fuerte abrazo.

En “¡Qué empiece el espectáculo!” se cuenta cómo un modesto circo, el Circo Markus, se sobrepuso a una grave situación que se le presentó durante su temporada de actuaciones en aquella Villa. El Circo protagonista de esta historia era conocido por sus bien cuidados y amaestrados animales. Ellos son los protagonistas de este relato…bueno, ellos y sus cuidadores.
¡Qué empiece el espectáculo! es un buen ejemplo de cómo el Espíritu de Equipo y el Compañerismo, valores que poseían los integrantes del Circo Markus, son básicos para salir de cualquier situación por complicada que parezca.

¡Se apagan las luces!
Un rumor recorre los distintos niveles del graderío.........


Pero si por algo era mundialmente conocido el circo Markus, era por los animales que ponía en escena. Sí, el mago, los equilibristas, los artistas sobre bicicletas de una rueda, los payasos,…todos eran espectaculares; pero los animales que poseían no sólo eran conocidos por lo bien amaestrados que estaban –que lo estaban y mucho–, sino por los cuidados exquisitos que recibían de sus cuidadores. Los leones, los dos elefantes, el dromedario, las cuatro cebras…, los monos –éstos sí que eran graciosos–, cinco monos con una inteligencia prodigiosa. ¿Qué me dicen del oso Guski?, tan grande, bonachón y a la vez tan fiero; con esas garras y ese gruñido que amedrentó a toda la concurrencia. 


Sí, los animales lo eran todo en el circo y sin ellos no gozaría del prestigio que tenía más allá de por donde el Sol se pone.


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Sólo quedaba que el hombre de la chistera y metido en impecable frac dijese con voz más potente que nunca: ¡Qué empiece el espectáculo!
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