miércoles, 25 de diciembre de 2019

¡FELIZ NAVIDAD!




¡Feliz Navidad, mis queridos seguidores! Hemos llegado un año más, juntos, a este tiempo tan bonito y entrañable, al menos para los que tenemos ese sentimiento, por nuestras creencias, y también, por qué no decirlo, porque este tiempo nos estimula para creer en todos nosotros. Nos hace recapacitar en el hombre, o mejor dicho, para que no pongan el grito en el cielo determinados colectivos, muchos de ellos ridículos, en el género humano. Nos hace querer creer en las personas y pensar que, a pesar de lo que vemos en lo que nos rodea cada día, en la gente se puede confiar y que todos tienen algo que merece la pena ser conocido. Normalmente, yo, creo en la gente aunque a veces, y os quiero ser sincero, se me  hace difícil. Quiero creer en mis congéneres porque, si no, ¿en quién creo? Se me acaban las referencias. Sí, hay muchos en los que es fácil confiar y otros tanto en los que nos tenemos que esforzar un poco. Quizá, estos últimos, hayan vivido circunstancias que les hayan hecho proyectar una imagen que no concuerda demasiado con el “yo” que llevan dentro. La vida, quizá, haya sido un poco dura con ellos. Sí, quiero creer en todos los que me rodean aunque a veces me haya llevado grandes desilusiones. Quizá porque suelo ser exigente con todos y pido que las personas reaccionen con la entrega con la que yo me acerco a ellas (no sé si es mucha entrega o poca, pero es la mía, la que considero necesaria…y quizá ello no sea justo, porque no soy quién para exigir nada a nadie). Y el resto de los mortales que se relacionan conmigo se entregan como consideran y como saben…y como pueden…y eso no quiere decir que no sean aceptablemente todo lo buenos que yo necesito o espero que sean. Sí, hay muchos en los que es fácil confiar y de los que, personalmente, puedo esperar mucho. Otros, no tanto. Este tiempo de Navidad me ayuda a ser menos exigente con todos. Este tiempo de Navidad me hace olvidarme de todas las decepciones acumuladas durante el año y me ayuda a hacer borrón y cuenta nueva. Por eso me gusta tanto y por ello me reconcilia con el mundo. Al final, esta actitud, repercute en mi bienestar y es la razón por la que deseo tanto que llegue la Navidad y me pesa tanto el dejarla atrás.
Como otros años en esta época, ¿cuál más adecuada?, os quiero traer mi cuento de Navidad: Luces de Navidad, que ya muchos conocéis.
Este año os digo que, por segunda vez, la ilustradora que compartía proyecto conmigo ha decidido, por cuestiones profesionales, cancelar nuestro acuerdo de llevarlo a cabo. Por ello, os quiero participar que, una vez más, busco un ilustrador que sienta la Navidad como la siento yo y quiera compartir el proyecto conmigo para, de una vez, poderlo sacar a la luz.
Mientras lo encuentro o no, lo he querido enviar a una editorial y, con un poco de suerte, espero que lo admita para poder ser editado para las Navidades de 2020. ¡Crucemos los dedos!
Bueno, amigos, pues esto es lo que quería contaros en este día de Navidad y, aparte de enviaros mi felicitación, traeros, un año más, mi cuento de Navidad, Luces de Navidad.
Un cariñoso abrazo a todos vosotros.
José Ramón.


Si hay una época adecuada para que nuestros deseos se cumplan esa es, sin duda alguna, la de Navidad.
Esta historia es un canto a la Navidad que llevábamos dentro cuando éramos niños; a la Navidad que llevamos dentro ahora que no lo somos tanto. A esa Navidad en la que Los Reyes Magos, Papá Noel y el Árbol de Navidad, con su adornada majestuosa presencia, tienen un significado verdadero.
En este cuento de Navidad, Lucas, busca desesperadamente quien le pueda adornar su querido abeto que, aquellas Navidades, debía de permanecer solo en el valle.
“Luces de Navidad”, cuento de gran ternura, ilusión, sencillez y sobre todo de Navidad, nos la acerca a aquellos a los que la Luz de la Navidad nunca se atenúa en nuestro interior.



Ya llegaba la Navidad a aquellos parajes de ensueño −por lo menos es lo que nos parecería a cualquiera de nosotros−, y la nieve empezaba a blanquear las altivas y elegantes montañas que contribuían a crear ese ambiente sereno que envolvía al valle en un abrazo singular, en esa mañana en la que Lucas estaba un poco disgustado con su padre.
Papá, por favor, deja que sean éstas las últimas Navidades que pasemos aquí suplicaba Lucas desesperadamente.
Ya te he dicho que está previsto que este año nieve más de lo normal y que, si permanecemos aquí, seguramente quedaremos aislados todo el invierno. Ya sabes que no queda nadie en el valle. Todos se han ido trasladando a la ciudad pues ya no queda trabajo por estos lugares… intentaba razonar con el pequeño Lucas que, a pesar de su corta edad, ocho años, comprendía perfectamente lo que su padre le decía, aunque se resistía a aceptarlo.
Todos los años tenían la misma conversación, pero con final distinto. Éste parecía el definitivo pues las previsiones meteorológicas se presentaban decisivas a la hora de que su padre no retrasase más la partida.
En la ciudad no podría adornar su querido abeto de tres años que, en el jardín de la casa, ya se erguía majestuoso, creciendo y creciendo, día tras día, con vocación de llegar a ser el más alto y elegante de todos los que allí se alzaban recios y desafiantes a los vientos, las lluvias y las ya próximas frías y blancas nieves. Con este pensamiento, Lucas, se entristecía. La Navidad sin su abeto…….. no sería la misma.
……………………………………………………………….
Venga, Lucas, ayuda a mamá y a tu hermana a meter las cosas en el coche, que se nos hace tardeurgió su padre con impaciencia.
No sé cómo lo voy a hacer, pero ……………………….. se prometió Lucas mientras corría al trastero en busca de la caja que contenía ………………………….
Ya en la ciudad, no dejó pasar ni un día; mejor dicho, no dejó pasar ni una noche sin pedir a Dios que enviase a “alguien” –unos angelitos estarían bien, pensó− para que …………………………………………………………………………..
Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente eran fijos en sus peticiones diarias: “esos sí me harán caso, decía. Siempre me han traído lo que les he pedido…”, decía totalmente seguro y con confianza. “Les escribiré una carta y les pediré que hagan un alto junto al abeto y ……………………………………………………………………..
Llegó el día 24 de diciembre.
El valle lucía completamente nevado como predijo el padre de Lucas. La circulación en vehículos no era posible, por lo que era una realidad que la casa de Lucas quedó totalmente aislada. Eso no significaba que no tuviese vida a su alrededor…
El Sol se dejaba caer sobre el valle y, apoyándose en la fría nieve, se reflejaba con fuerza intentando calentar todo aquél que lo buscase en aquellas gélidas jornadas. La nieve blanca, suave y fría, muy fría, acogía por aquí y allá alguna que otra huella de algún animal vagabundeando en busca de algo que llevarse al estómago, empresa difícil debido al grosor de la nieve caída los últimos días. El ambiente era cálido, a pesar del frío; se oía el silencio y el rumor del viento paseándose por el manto blanco y acariciando las hojas no caducas de los recios abetos. También se divisaban huellas de cazadores que se aventuraban por aquellos rincones en el frío invierno de aquél veinticuatro de diciembre, en busca de algo que aportar a la cena familiar que ya en todos los hogares se empezaba a preparar…menos en las casas del valle que se habían quedado sin el calor familiar de sus habitantes.
Era ya media tarde cuando…¿qué bullicio es aquél que está rompiendo la paz del valle? ¿qué está pasando en el tejado de la casa de Lucas? ¿Y esos trinos y píos, píos de pájaros? Un montón de pájaros se apelotonaban, haciéndose hueco con el ansioso batir de sus pequeñas alas, para introducirse, los primeros, por la chimenea de la casa……………………………………………………………
¿Pero quiénes se acercan por allá a lo lejos? Estaba ya anocheciendo y era difícil ver de quién se trataba. ¡Ya los veo! ¡Qué bonitos ……………………….!
……………………………………………………………………………………
El silencio volvió al valle aunque, para ser más exactos, se dejó acompañar por los acordes de una conocida canción de Navidad que a lo lejos se dejaban sentir.
Estaba ya entrada la noche y desde las cumbres majestuosas que circundaban el valle se podía ver ……………………………………………………………….




domingo, 22 de diciembre de 2019

Dos firmas para “Cosme…” y “La nota…”





Buenas tardes amigos. Ya he iniciado el trayecto de firmas para dar a conocer mi nuevo trabajo: Cosme y la trucha. Ya lo conocéis y me conocéis: ¡no puedo quedarme quieto teniendo un nuevo trabajo en las librerías! Estuve pensando si hacer las firmas solo para Cosme…, pero al final me decidí que hacen buena pareja los dos y que sería también una buena oportunidad para seguir dando a conocer a La nota…


Después de las dos firmas que os voy a comentar hubo unos segundos que me arrepentí de haberlo hecho así. Fue como enfrentar a mis dos “hijos” para ver quién de los dos me arrancaba más firmas. Y esa sensación no me gustó demasiado. 





Al final, como lo que se pretendía no era rivalizar, sino dar a conocer, pues olvidé el pensamiento de culpabilidad y disfruté de la sensación de dedicar unas letras a los que amablemente quisieron que algunos de mis dos cuentos ilustrados, en algunos casos, o los dos, en otros, formasen parte de sus vidas o las de sus pequeños.




El primer evento fue el 18 de este mes, en la librería San Pablo de Albacete. Antes de nada quiero mandar un fuerte y cariñoso abrazo a sus dos libreras, Mari Ángeles y Llanos, por la extremada amabilidad con la que me han tratado desde el momento que me acerqué a ellas proponiéndoles esta actividad. 


Bueno, la verdad es que no fui yo el que me acerqué inicialmente sino una amiga que lo propuso. Gracias, Mercedes, y gracias también a Javier que tuvo muchos motivos para sentirse orgulloso de como se desarrolló todo por la tarde. Un gran abrazo para los dos.
No fue una tarde de firmas como otras que disfruté con La nota que faltaba. Fue distinta, porque la preparamos de manera diferente. Veréis, no quise hacer una actividad para niños. No, no quise hacerlo así. Quise tener un encuentro con las personas que, de alguna manera, tienen que ver o están interesados en la educación de sus pequeños, ya sean hijos, sobrinos o nietos. Hubo de todo. 


Quise y busqué tener un rato íntimo con mis futuros lectores o con los lectores que transmitirán mis sentimientos a los pequeños mientras tanto ellos no sean capaces de hacerlo por sí mismos. Buscaba tener un momento como el que tenemos cuando nos acercarnos a esta ventana. Quería hablar, a los que iban a asistir, sobre el escritor que tengo dentro, sobre cómo planteo las historias y, principalmente, que es por lo que vendrían, sobre mis dos primeros cuentos ilustrados.


Lo mejor de la tarde, a parte de la cantidad de libros que se llevaron, fue que, respondiendo a las preguntas que me hicieron, que fueron muchas, me permitió hablar de cosas que nunca me había planteado. Me preguntaron que por qué escribía para niños. Que qué buscaba en ello. Que si mi profesión no estaba relacionada con el arte ni con la escritura infantil cómo podía explicar que me pudiese dedicar a ello. No supe contestar claramente a las dos preguntas. Me remonté a cómo empecé a escribir. Alguna vez creo habéroslo contado. Un buen día, allá por 2010, me regalaron un álbum ilustrado dedicado. Sí, los álbumes y los cuentos ilustrados no son exclusivos para regalarlos a los pequeños. Esa es la grandeza de la literatura infantil que llega al corazón de grandes y pequeños, de igual manera y con igual fuerza. Pues bien, cuando lo leí me dije “¡…si esto lo puedo escribir yo…!”. Y empecé y hasta ahora…


También les conté que el ser escritor para niños me imaginaba que dependía de la sensibilidad que tengamos, el que se quiere dedicar a ello, dentro de sí y no relacionado con su desempeño profesional. Yo me siento cómodo en este campo y me produce muchas satisfacciones…sobre todo cuando acabas de dedicar uno de tus cuentos a unos pequeños. Sus miradas son inolvidables para mí. 



Gracias, Lucía e Irene y, sobre todo, a sus simpatiquísimos padres. Ellos estuvieron en la segunda de mis firmas de esta semana. Me refiero a la que hicimos en la librería Atenea, de Valencia. A sus propietarias, Isabel y Mercedes, les agradezco también su eterna sonrisa y su amabilidad. Además os quiero comentar que son propietarias de la editorial Samaruc y que esperamos pronto el que otro de mis libros, muy conocido por vosotros, sea editado por ellas. Eso me anticiparon. Permitidme que guarde el secreto del título del libro.



La actividad en Atenea, el viernes 20 pasado, fue distinta a la de San Pablo. Allí se pretendía el “abordar”, en el buen sentido de la palabra, a los que iban entrando en la librería buscando otros asuntos.


 Es muy difícil conseguir que los que no vienen con la idea de adquirir un cuento ilustrado lo hagan…pero alguno sí se sintió atraído por mis dos productos. Eso es, si cabe, mucho más gratificante.


En fin, amigos, que la literatura infantil me da muchas satisfacciones y eso lo pude disfrutar en estas dos tardes intensas y llenas de sensibilidad e ilusiones, y hoy os lo quería contar y compartirlo con vosotros. Me gusta hacerlo.


Por mi parte, quiero aprovechar para desearos una muy Feliz Navidad y un extraordinario Año 2020, que estoy seguro será mucho mejor que este que ya estamos cerrando y que, al menos para mí, ha sido un gran año. 
También, como siempre, os deseo que sigáis siendo felices y que si no os ha tocado la lotería hoy, aquí en España, que no dejéis de soñar para que el año que viene sí lo haga y, sobre todo, no dejéis de soñar con vuestras ilusiones. Al final se cumplen, si se sueñan fuerte. Las mías se están cumpliendo.
Buenas noches.
José Ramón.



viernes, 6 de diciembre de 2019

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE “COSME Y LA TRUCHA”?





Hola, amigos, buenas noches. Todavía con la resaca de la presentación de mi segundo cuento ilustrado, Cosme y la trucha, os quiero contar cosas sobre él y ese día tan especial que viví el pasado 16 de noviembre. No os quiero mentir y deciros que fue una buena presentación, porque no fue así. Tuvimos fallos de organización y la asistencia fue…penosa. Algunos libros firmé…pero la asistencia dejó mucho que desear. Tanto es así que tenemos previsto repetir un día de firma en el mismo lugar: la Falla de La Merced de Valencia. Seguro que entonces será distinto.
Pero entonces por qué os vengo a hablar de algo que no fue como para estar mínimamente orgulloso. Pues porque mereció la pena el día y el evento, aunque no estuviese lleno de público, como se esperaba. Y eso es lo que os quiero contar hoy. Mereció la pena encontrarme con mi editora de infantil, Claudine Bernardes, de Sar Alejandría, mi nueva editorial. Siempre es un placer compartir un rato con ella por su profesionalidad y su extraordinaria simpatía. 



Gracias, Claudine, por haberte querido desplazar a Valencia para la presentación. Un abrazo para ti desde esta página.
También mereció la pena porque vi gente que hacía tiempo que no veía y eso fue algo especial. Amigas que me conocieron cuando estaba empezando en esto de la literatura infantil. En aquella época, y hablo a partir del verano de 2011, el pensar en llegar a publicar lo que escribía representaba un sueño prácticamente irrealizable. Con el tiempo me di cuenta que nada hay imposible y que con tesón, constancia e ilusión, mucha ilusión, todo se consigue. Eso me aconsejaban en su momento y yo les hice caso. Allí estuvieron acompañándome en un día importante porque la presentación de un libro tuyo siempre lo es. Gracias a las dos.




 Sí, Cosme… habla de superar las limitaciones y llegar a hacer esfuerzos por lo que te interesa; habla de salvar los obstáculos que la vida nos presenta. Ahí, en mi segundo trabajo publicado, hablo de esto y esa faceta lo hace muy interesante para los pequeños, sobre todo los de hoy en día, que buscan lo fácil siempre y a la mínima dificultad pasan de largo a por otra cosa. Este cuento ilustrado nos hace reflexionar con nuestros pequeños sobre lo importante que es el intentar sobreponerse siempre a los retos y los obstáculos que nos va presentando la vida.



Sobre todo, ese día, me sirvió para profundizar en lo que Cosme… realmente significa. Porque cuando hablé de él me di cuenta de su verdadero potencial y del porqué es importante tenerlo en nuestras manos:
Cosme y la trucha es un canto a la amistad, valor central que quise transmitir. A través de lo escrito seremos capaces de percibir lo importante que es la amistad, aunque, en nuestro interior, ya hayamos reparado en ello hace tiempo. Nuestros pequeños, lo serán también cuando se lo contemos. Si nuestros hijos, sobrinos o nietos ya son lo suficientemente mayores como para leerlo solos, les habremos proporcionado la oportunidad de descubrir La Amistad como referente en sus vidas que, apenas, están comenzando. Sí, quise transmitir lo importante que es el valor de la amistad en las relaciones humanas y en la vida tal como la conocemos.
Para dar forma a la historia, cuando me encontraba frente a la temida hoja en blanco, utilicé una herramienta que fue presentar a Cosme como un niño que no representaba ningún interés para sus amigos porque era un niño más pequeño de lo normal, muy delgado y, encima, cuando se ponía nervioso, tartamudeaba… y siempre lo estaba pues permanentemente recibía el rechazo de sus amigos…supuestos amigos, claro. Cosme fue escrito en 2011 y, queridos amigos, en aquella época no se hablaba de lo que hoy está en boca de la comunidad educativa y entre los psicopedagogos infantiles. Me refiero al bloqueo social que reciben algunos de nuestros pequeños por ser diferentes, en cuanto a destacar por arriba o por debajo respecto a las habilidades y talentos de la media de las del resto del grupo. Bloqueo social, por tener distintas capacidades, por demostrar sensibilidades distintas, en definitiva, por no ser capaces, a veces, de demostrar que sus aptitudes van más allá de lo que exteriormente son capaces de demostrar. Bloqueo social  que reciben, bien en el entorno de su grupo social de amigos o en el de la escuela. En este último caso este bloqueo social se torna en lo que se denomina acoso escolar o, en palabras inglesas (¡cómo nos gusta incorporar palabras de fuera!, ¡con lo rico que es el español!), bullying.



Sí, utilicé esa herramienta para contar sobre la necesidad que tiene Cosme de tener amigos y compartir con ellos sus alegrías, preocupaciones, sus secretos, sus ilusiones,…Quería presentar lo importante que es la amistad en la vida. Lo que necesitamos la amistad para vivir. Quería hablaros, en definitiva, del valor de la amistad. Y creo que lo he conseguido y con Cosme y la trucha, los más pequeños, con la ayuda de sus padres primero y solos más adelante, se acercarán a la amistad como valor. Se acercarán a ella para valorarla y para darse cuenta de que es algo importante a cuidar. Se darán cuenta de que para cuidarla deben de buscar y elegir unos buenos amigos y, después, mantenerlos…eso es muy difícil y requiere constancia, sacrificio y, sobre todo, generosidad. Sí, la amistad es mucho de generosidad, de ceder en beneficio del amigo. Todo ello se presenta en este cuento ilustrado de manera, a veces sutil; otras explícitamente. A veces con el texto directamente y otras a través de la mano extraordinariamente profesional de mi compañera, Rosa Ureña, que ha realizado un trabajo precioso (https://www.instagram.com/frenteyperfil/, todos los derechos reservados).




Pero en este cuento, como os decía dos párrafos anteriores, se habla de algo muy importante. Se habla no solo de la amistad como valor, sino de la amistad como solución y herramienta para luchar contra el bloqueo social (que llevado a la escuela, como he comentado antes, se torna en acoso escolar/bullying). Este es el verdadero potencial de Cosme y la trucha y por ello considero que es un buen libro para concienciar a nuestros pequeños sobre lo importante que es la amistad…sobre lo importante que es practicarla en toda su dimensión y ayudar así a erradicar, en su entorno, el bloqueo social de los más débiles o el sufrido por los que destacan de manera brillante en alguna cualidad que genera las envidias del resto. Por ello estamos tan orgullosos de nuestro trabajo, ella y yo.
Ya solo me queda hablaros del guiño sutil que hago, al final del cuento, tratando de transmitir que lo mejor de las personas se encuentra dentro de ellas y nada tiene que ver con su apariencia externa.



Bueno, amigos, pues esto es lo que os quería contar para recomendaros este, mi segundo cuento publicado, como la mayoría de vosotros ya conocéis, que ha quedado precioso y, como habéis leído, que tiene una riqueza en valores que creo hará muy bien a los pequeños. Si alguno lo compra y desea que se lo dedique que no dude en pedírmelo y le enviaré un pdf con mi dedicatoria personalizada para que lo adjunte al libro.
Nada más por esta noche de cita con las ilusiones. Os deseo, como siempre, que sigáis soñando y siendo felices, con todo mi cariño.
José Ramón.