martes, 20 de febrero de 2018

MI ATARDECER




Hola, amigos, buenas tardes. Hoy os traigo un nuevo microrelato que me han seleccionado para formar parte de una antología junto con otros 449 elegidos de más de 800 participantes. No es que sea muy aficionado a transmitir sentimientos en muy, muy, pocas líneas, pero como cuesta poco tiempo hacerlos, en relación con el que cuesta para dar forma a un relato más largo o, en mi caso, un cuento, pues me divierte y pruebo a ver si pillo al jurado despistado y tengo la suerte (se necesita algo más que suerte…) de ganar algún concurso.
Me han seleccionado para formar parte del libro que editarán (para comprarlo: http://www.diversidadliteraria.com/librer%C3%ADa/libros-concursos/microatardeceres-i/ Como os he dicho en otras ocasiones yo no gano ni un solo euro con las ventas de los libros, ni con nada que tenga que ver con ellos, pero os lo pongo aquí por si alguno le pudiese interesar. Mi único premio, no habiendo ganado ni quedado finalista, es el haber sido incluido en la obra…siempre es importante) y por ello os lo quiero ofrecer para que podáis disfrutar de este género tan difícil. Yo estoy satisfecho como quedó.
Habla de lo que significa el atardecer en todo su sentido y con todos sus significados, figurados o reales. No os cuento más porque si algo tienen bueno este tipo de relatos es precisamente la cantidad de emociones que pueden suscitar en los lectores y en el momento de su lectura. Así es que os dejo con Mi atardecer.
Ya sabéis: soñad y sed felices. Un gran y cariñoso abrazo a todos vosotros.

Nunca supe qué significaba para mí "el atardecer". Nunca supe lo qué se supone representa un atardecer. Siempre quise descubrir, en las horas en las que se confunden las sombras, qué se llevaba el atardecer. Nunca me dio tiempo a entenderlo…Mi atardecer me pillo por sorpresa.



miércoles, 14 de febrero de 2018

"CHANO", MI AMIGO







Hola, mis queridos seguidores y compañeros de sala, en esta “vip” como, a semejanza de la de una estación, la definía en la entrada del 15 de noviembre de 2016 (https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7841991252239299463#editor/target=post;postID=482724195791458320;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=31;src=postname) en la que os presentaba este cuento sobre “Chano”, mi amigo ciego.
Tengo hoy una sensación extraña. Es como cuando hemos estado un tiempo fuera de casa y vuelves a abrir la puerta de tu hogar; ese sitio en el que te sientes cómodo, entrañablemente a gusto; en el que te sientes seguro y libre para interpretar tu vida como consideras, sin miradas ajenas. Sí, tengo la sensación de volver a mi hogar, a mi grupo en el que os incluyo a todos. Y diréis: ¡Nos confundes! ¿No estás siempre en tu hogar cuando entras en esta ventana y pasas un rato con nosotros? Y os digo: sí, así es. ¿Entonces? ¿A qué te refieres?, me replicaréis. Pues os lo trato de explicar. Las últimas entradas que he traído a nuestro blog han sido una incursión por un género desconocido para mi escritura en el que no me había aventurado… aunque, para seros sincero, sí os digo que alguna idea tenía en mi cabeza desde hacía tiempo. Ese nuevo mundo, para mí, el de la novela o relatos “negros”, es como si hubiese estado fuera de mi hogar un tiempo. Me encontraba en una correría, discurriendo por caminos en los que no pisaba seguro e iba con todas mis reservas y precauciones. Vuestros “me gusta” y comentarios en facebook me fueron dando tranquilidad y seguridad hasta hacerme disfrutar con lo que quería regalaros…pero no dejaba de estar fuera de casa. Estaba fuera de mis cuentos, de mis historias para los más pequeños, de la literatura infantil con la que me comunico con vosotros desde hace ya unos cuantos años y, de eso, dan fe las 30.800 visitas que ya casi tenemos en el blog. Ya estoy de nuevo en casa y os traigo, por tercera vez, mi cuento sobre Chano.
En la entrada de 3 de mayo de 2017 (https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7841991252239299463#editor/target=post;postID=5305063508017567153;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;postNum=19;src=postname) os traía por segunda vez esta entrañable historia y os presentaba al ilustrador con el que he tenido el placer y el honor de trabajar en un proyecto que ya tenemos terminado y estamos buscando editorial. Él es, como ya conocéis algunos, Javier Monsalvett (todos los derechos reservados), http://monsalvett.blogspot.com.es/. En este enlace también podéis ver más cosas de este magnífico ilustrador con el que he tenido la suerte de toparme: http://ultrarradio.com/artista/javier-monsalvett/.
Estamos ahora, como os digo, en busca de editorial y esperemos que pueda ver la luz pronto porque, realmente lo pensamos los dos, ha quedado un gran trabajo. Vosotros opinaréis qué os parece. Espero que os guste.
Seguro que alguno piensa por qué no contactamos con la ONCE, por ejemplo. Pues os diré que, en su momento, lo ofrecí y me dijeron que solamente cogían proyectos realizados por sus asociados. Una pena. Creo que es un cuento muy acorde con los ideales que persigue tan prestigiosa y querida Organización.
Bueno, pues nada más en mi reencuentro, tras este parón de arriesgarme en otro género, con la literatura sobre la que me gusta escribir mucho: la infantil.
Un cariñoso abrazo a todos vosotros que estáis al otro lado de la pantalla y seguid soñando y siendo felices, que sé que lo intentáis y lo conseguís…la mayoría de las veces.
José Ramón.

Esta corta historia nos acerca un poco a la vida de las personas invidentes y por extensión a todos los que tienen algún tipo de limitación. “Chano”, mi amigo es una tierna historia con una moraleja final: “no siempre lo de los demás es mejor que lo nuestro” Malgastamos la mitad de nuestras vidas anhelando lo que tienen otros sin valorar lo nuestro y lo que llena nuestro mundo. Esta historia se desarrolla en un bellísimo pueblo del sur de España y trata sobre la vista de un ciego; sobre todo aquello que imaginamos puede llegar a ver un invidente…con los ojos del alma. Recorreremos, guiados por el bastón de Chano, los lugares más bellos de su entorno que bien conoce. Se trata de una historia llena de anhelos, de riqueza interior, de superación personal y, por ello, de una historia que nos puede ayudar en nuestra vida personal…a mí, por lo menos, lo ha hecho.


Esta historia que voy a contaros es la de mi amigo Sebastián, “Chano” para todos los que le conocemos y le queremos.
Chano vive en un blanco, muy blanco y bonito, pueblo del sur  de España que mira sereno al Atlántico por donde tantos ataques recibió en el pasado; y por donde tantos amigos de tantos lejanos países, hoy, traen consigo sus costumbres, ilusiones y tiempo para compartirlo con sus habitantes, entre blancas paredes que canalizan las serpenteantes y estrechas callejuelas. En él viven gentes forjadas por el salitre, los vientos y la bravura de su mar.
Sebastián “Chano” lo conoce bien y, aunque nunca lo ha podido ver y admirar con sus ojos, no deja de imaginarse en su mente cómo serán todas aquellas casas y cosas que lo rodean. Sebastián “Chano” es ciego.



Suele levantarse muy temprano, cuando el Sol acaba de desperezarse y con sus rayos empieza a tantear los muros de los habitantes todavía por despertar. No perdona el paseo paralelo al río. Sí, en su pueblo muere alegre el río para confundirse con el océano. Siempre se detiene en el mismo lugar, sobre el puente, y allí da media vuelta y fija su mirada –que aunque no lo creáis los ciegos también la tienen– en donde supone se encuentra su tranquilo pueblo a aquellas horas.
–¡Cómo me gustaría poder disfrutar de esta armonía de colores, luces y blancas paredes! –suele desear tanto verlos…
………………………………………………………………..



En su pueblo también hay una zona donde el terreno se corta y cae amenazador sobre unas bonitas calas. Allí es dónde Chano mira con su alma, disfrutando del último calor del Sol antes de enrojecer ante las cientos de miradas que le suelen contemplar: con toda su grandeza, al Sol, no le falta un “algo” de timidez.
………………………………………………..



A veces pensamos que lo que tenemos no es lo mejor del mundo y malgastamos nuestras vidas deseando lo de los demás…
Sebastián, Chano, a mí me ha ayudado a apreciar lo que soy y lo que tengo, y eso nunca se lo podré pagar…al menos procuro darle mi amistad.