¡Hola a todos los que nos gusta pasar un rato
en este blog! Ya olvidado el verano y camino del otoño e invierno os traigo
algo que tiene que ver con el tiempo, con las distintas épocas, con esos años
que siempre nos parecen mejor que los que estamos viviendo ahora. ¿Y lo son? Yo
creo que no. Nos parecen así porque los vemos con los ojos de antes, desde
ahora. Los tiempos son lo que son: unos buenos y otros menos buenos, pero
vividos en su momento. Quizá dentro de unos años digamos que qué buenos eran
estos días y…ahora, a lo mejor, o a lo peor, no nos lo parecen tanto. Por eso,
siempre me refiero a lo importante que es vivir el presente, preparados para el
futuro y dejando atrás el pasado, que ya pasó, para bien o para mal.
Hoy os traigo una historia que tiene que ver
con el tiempo pasado de Justino:
Esta historia
que paso a contar, me la contó en su día el protagonista de la misma, aunque yo
no me la he llegado a creer nunca. Algo tan maravilloso no ha podido llegar a
suceder. De todas formas, como me la contó, hoy yo la relato aquí.
Justino era un
hombre que ya pasaba de los treinta. Vivía en una pequeña casa de campo que en
su día formó parte de lo que estaba llamado a ser una granja muy productiva, de
las mayores de la comarca, si no llega a ser por la desgracia que sufrió en su
niñez. Dedicaba todo su tiempo y sus esfuerzos a cuidar de su abuela, ya
anciana y desde hace años impedida. Cuando podía, y el cuidado de ella se lo
permitía, con su vieja furgoneta realizaba encargos y transportes que le
reportaban un dinerillo, con el que iban sobreviviendo los dos, más mal que
bien.
Pertenecían,
en su tiempo, a una familia adinerada; pero debido a la desgracia que cayó
sobre ellos, cuando Justino tan sólo contaba con nueve años, les hizo tener que
ir vendiendo las tierras que rodeaban la casa, hasta donde la vista alcanzaba;
y las reses cuya magnífica carne vendían a buen precio en los mercados de la
zona.
....................................................................
Sí, este relato, los más antiguos del blog, lo
conocéis. No pasaba por esta ventana desde junio de 2014. Hoy lo hace por una
razón principal y es porque ha cambiado de ilustrador. Mi compañero Juan M.
Moreno no ha podido seguir adelante con él y he tenido la suerte de que, en mi recorrido
por esta senda del álbum infantil, me haya encontrado con una gran ilustradora
cuya manera de dar vida a lo escrito me recuerda a los tebeos que tanto me
gustaban de pequeño. Ha sido una suerte que, mi ahora compañera en este mundo, Ana
Forradellas (reservado todos los derechos), haya querido compartir proyecto
conmigo. Aquí podéis ver parte de su arte: https://www.anaforradellas.com/. Ana, desde aquí te muestro mi agradecimiento por haber aceptado mi propuesta
y por lo rápidamente que te has implicado en que saquemos adelante nuestro
proyecto, El Globo de la vida. Un
gran abrazo para esta mañica que va a dar forma a Justino y todo lo que le
sucede a bordo de un bonito globo de colores.
Aquí podéis ver los primeros bocetos que darán
forma a lo que esperamos sea un gran álbum ilustrado lleno de fantasía y
dirigido a edades inciertas. Quizá sea uno de los cuentos más abiertos que he
escrito pues puede ser disfrutado por pequeños, de unos siete años en adelante,
como por personas ya no tan pequeñas…es decir, por todos los que me leéis aquí
y disfrutáis con lo que os traigo. Espero que así sea.
Él me seguía
contando…
……………………………………………………………………….
Un buen día
acababa de llegar de hacer unos transportes cuando, de repente al bajarse de su
furgoneta, vio uno de esos grandes globos de colores que, en los días de buen
tiempo, se divisan surcando los parajes como aquél en el que vivían
Justino y su abuela.
Ante su
asombro, el inmenso globo de bonitos colores, tomó tierra muy cerca de donde él
se encontraba. Lo venía conduciendo un hombre de edad difícil de calcular, pero
con una sonrisa y mirada especiales. Con un gesto de la mano le invitó a subir
a su nave. Él, Justino, no supo el porqué accedió a la invitación, sin
conocerle de nada y, sobre todo, porque debía atender a su abuela que llevaba
toda la mañana sola. No lo supo, pero lo hizo.
Subió a la
cesta del globo con la ayuda, sin mediar palabra alguna, de aquel cautivador
hombre. A continuación, el quemador soltó un chorro de fuego y el globo comenzó
a elevarse. Empezaron a meterse entre las nubes blancas que esa mañana cubrían
parte del cielo, mientras Justino veía alejarse su casa, desapareciendo de su
vista, con cierta preocupación.
Y ya, a vosotros, mis amigos, os dejo con la
sinopsis de esta, creo que, bonita historia y con el final de lo que os puedo
traer a esta páginas…ya sabéis que los plagiadores están muy atentos.
Un abrazo fuerte con mis deseos de que soñéis y
seáis felices.
José Ramón.
El “Globo de la Vida”
es una historia de fantasía en la que podremos soñar, de la mano de Justino,
con viajar al pasado y tener la oportunidad de cambiar algo de lo que sucedió
entonces y de lo que no estamos demasiado contentos. El medio de viaje: un
globo.
En este relato se ensalza,
fundamentalmente, lo importante que es la familia en la vida de una persona y
el cariño que debe existir entre sus miembros.
Pasaron entre
ellas un tiempo que Justino fue incapaz de calcular. Estaba un poco asustado,
pues se decía cómo había sido tan imprudente de subirse a ese artefacto: sin
saber a dónde iba; ni quién era ese hombre que con maestría lo guiaba; ni,
sobre todo, cuándo iba a regresar.
....................................................................
¡Por fin,
salimos de las nubes!, dijo aliviado al ver de nuevo su casa y que
estaban descendiendo.
……………………………………………