miércoles, 22 de mayo de 2019

¡50.000 visitas de calidad!




Buenas tardes, amigos de estar aquí pasando un rato leyendo lo que me gusta contaros. Hoy es uno de esos días en los que celebras algo que nunca pensaste que podrías llegar a celebrar. En aquél ya lejano 2012, recuerdo que sentía que me metía en un mundo en el que pensaba que no llegaría a ningún lado y mi aventura con el blog, que hacía poco había abierto, finalizaría en la inmensidad de la red, sin pena ni gloria. Lo bueno, pensaba yo, era que nadie se daría cuenta. No sería como el que abre un negocio y al poco tiempo por circunstancias, a veces relacionadas con un mal cálculo de las capacidades propias para sacarlo adelante, tiene que cerrar y, lo que es peor, colocar un cartel de liquidación total para que todo el mundo se entere…sí, se entere también de tu fracaso. Con el blog no me iba a pasar eso porque en caso de fracaso nadie lo notaría y nadie me echaría de menos. Con esa tranquilidad del avestruz, con su cabeza en el agujero, me metí en esta aventura. Necesitaba contar lo que había escrito en los últimos meses de 2010 y primer semestre del 11. Tenía escritas unas catorce historias que si nadie las leía no serviría para nada el esfuerzo. Sí, no se entiende un escritor, de éxito o novel como es mi caso, da igual, sin sus lectores. Yo no sería nada la verdad es que sigo sin serlo sin vosotros que me dedicáis unos minutos de vuestra vida para leer lo que os cuento. Sí, necesito que sigáis ahí. Necesito seguir escribiendo y para eso necesito saber que estáis, queréis y disfrutáis este rato de tranquilidad visualizando en vuestra mente, con vuestras imágenes, lo que os transmito.
En aquella época de mis inicios en esto de la transmisión a través de la red las visitas al blog eran cero o ninguna. Contaba cosas como si lo hiciese a la pared de mi habitación. Os hablaba tímidamente, casi con vergüenza, de un primer cuento que os quería presentar. Y me decía ¿a quién le interesará esto? A veces, todavía hoy, incluso ahora mismo, cuando os escribo cosas, me hago la misma pregunta. Me sigo preguntando lo mismo. Cuando doy un repaso a lo que he escrito, antes de publicarlo, me pregunto que a quién le interesará esto que acabo de escribir…creo, por lo que a veces he leído, le pasa a muchos escritores y a prácticamente todos los noveles. ¿Y sabéis qué me hace abandonar este pensamiento frenador? Pues lo que, precisamente hoy, con esta entrada, estamos celebrando. Me crea seguridad en lo que escribo la cantidad de visitas que ya tiene este blog. Visitas de calidad; visitas a conciencia; visitas no de las de paso a echar una ojeada. Visitas de querer quedarse un rato y disfrutar de nuestro momento. Visitas de calidad. ¡Hoy celebramos 50.000 visitas, de gran calidad, así las veo yo, en nuestro blog!



Hoy celebramos juntos 50.000 vistas de querer buscar sosiego; de buscar un refugio en nuestro día que, a veces, nos agobia más de lo que esperábamos. 50.000 visitas para encontrarnos con unas palabras que nos llegan adentro. Palabras que notamos como si, a veces, estuvieran escritas pensando en nosotros a veces sabemos que sí lo están. Mensajes que queremos que nos digan algo que nos gusta oír; que necesitamos oír. Hemos llegado juntos a este número mítico; a esta mayoría de edad que en mis comienzos no podía soñar. Estoy orgulloso de tener este espacio en el que me comunico con vosotros, mis queridos seguidores, en la forma que deseo hacerlo. Estoy orgulloso de sentir que estáis como en casa en esta ventana de cita con los valores y, sobre todo, con los sentimientos. Ambos son ingredientes necesarios en las relaciones humanas. Utilizándolos es como me quiero comunicar con vosotros. Es como quiero llegar a vuestros corazones. Es como quiero contribuir al crecimiento responsable de nuestros pequeños. Estas 50.000 visitas ya hoy, cuando escribo esto, estamos cerca de las 51.300 son la palmadita en la espalda que me refuerza en mis ilusiones. Siento el respaldo afianzador, el vuestro, a este escritor novel al que le daba cierto reparo el contar sus cosas y sus sueños en público. Gracias por ello. Gracias por hacerme sentir cómodo con vosotros. Gracias por vuestra confianza en mi manera de contar cosas. ¡50.000 gracias, amigos!
Esta entrada de celebración, además, cuenta con un toque artístico de una gran calidad  por la sensibilidad que transmiten sus autoras. Las dos son compañeras mías en sendos trabajos. La entrada se abre con el arte de Alejandra Giordano “Alita”. Mi querida compañera piola (http://alitailust.blogspot.com/ https://www.facebook.com/profile.php?id=100018561073299
https://plus.google.com/100958461243174314998  todos los derechos reservados), argentina de nacimiento y con la que, a pesar de la diferencia horaria, comparto un precioso proyecto que irradia sensibilidad por los cuatro costados, como ella la irradia también. Con ella tengo el proyecto Seguro que sabes quién soy…, que podéis recordar visitando la entrada: https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2018/07/seguro-que-sabes-quien-soy.html ¡Alita, hasta la cumbre, remándola! Gracias, querida compañera, por prestarme tu arte para que lo podamos admirar y celebrar este hito como se merece. Un abrazo grande y muy cariñoso para ti desde España.
La segunda ilustración de esta entrañable perrita está hecha por Helena Segura Alemany (https://www.facebook.com/Segaley. Todos los derechos reservados). Desde el otro lado del Estrecho de Gibraltar, Helena, me ha prestado su arte.
También os invito a que recordéis la entrada en la que os hablaba de nuestro proyecto. Merece la pena darse una vuelta por ella.
Gracias, Helena, por haber querido estar aquí conmigo sacando tiempo de donde no lo tenías en este momento importante de tu vida por el que has pasado. Gracias de corazón. Un cariñosísimo abrazo también para ti.
Pues nada más, amigos. Disfrutad de esta celebración en la que tiene mucho de vosotros, de vuestros momentos aquí y de la complicidad que tenemos todos, entre nosotros, cuando nos citamos en este blog de literatura, sobre todo infantil.
Buenas noches, un gran abrazo para todos vosotros y, por favor, no dejéis de soñar y de ser felices.
José Ramón.




martes, 14 de mayo de 2019

I. LA AMISTAD






Hola, amigos, buenas noches. Ya pasada la resaca del buen día que pasé en la Feria del Libro de Valencia, quiero volver a los cuentos que dan vida a este blog. Quiero traeros una serie, distribuida en varias entradas, sobre todos los cuentos que tengo escritos aunque, algunos de ellos todavía sin ilustrador o esperando que se puedan empezar a ilustrar. Muchos de los que os habéis incorporado a este blog en este último año, que sois bastantes, no conocéis toda mi producción, aunque, como sabéis, la podéis disfrutar en el menú que aparece, por años y meses, en la parte lateral derecha de la pantalla —os recomiendo que naveguéis sobre él porque creo que encontraréis cosas que os van a gustar. Hay muchas entradas y podéis pasar unos buenos ratos antes de iros a dormir cada noche. Os animo a ello—.
Bueno, pues eso es lo que pretendo con esta serie de entradas: traeros, agrupados por valores comunes, dentro de las posibilidades, todos mis cuentos. ¡Con ellos llegaremos a las 50.000 visitas! Todo un record en un blog en el que, como norma, os traigo una entrada cada quince días, aunque últimamente no ha sido así. Aprovecho, por ello, a agradeceros vuestra fidelidad a esta página y el orgullo que siento por teneros ahí, detrás de vuestras pantallas. Muchas gracias a todos.
Pues bien, esta primera entrada de la serie está dedicada a La Amistad y estos son los cuentos en los que, de una manera u otra, he querido hablar de ella y llegar a los corazones de los más pequeños.



El primero que os quiero traer es Ciriaco y el caracol, cuento en el que se pone de manifiesto la amistad en su máxima expresión por las penalidades que, de manera divertida, pasan Ciriaco y su amigo Lucio, el caracol. Esta es la sinopsis del cuento:
Extrañas parejas de amigos se han visto siempre y, entre ellas, quizá una de las más sea la protagonista de esta historia.
Ciriaco, un escarabajo pelotero, se convierte en el Ángel de la Guarda de Lucio: un caracol con una bonita casa de rayas a su espalda.
Esta historia discurre en el solar descuidado de un chalet en venta desde hace unos años. Su nuevo dueño, recién llegado, decide cortar los rastrojos y ramajes que tanto lo afean, por el paso del tiempo.
La amistad es el valor que se realza en este divertido relato, no exento de dramatismo por lo incierto de su final…


Un cariñoso saludo para mi compañero, Daslav Mirko Vladilo Goicovic (reservados los derechos de autor) (http://damivago.cl/), con el que comparto esta divertida historia en la que, fundamentalmente, se exalta la Amistad y, como valores secundarios, los del trabajo en equipo, la labor conjunta entre compañeros y del sacrificio propio en beneficio de un compañero más débil. Es un buen trabajo que muy pronto, seguro, encontrará editorial.






El segundo de los cuentos es Cosme y la trucha. Se trata de uno de mis cuentos que ha sido mejor interpretado por un profesional de la ilustración. En este caso es una ilustradora y su nombre, como muchos de vosotros conocéis, es Rosa Ureña Plaza, (https://www.instagram.com/frenteyperfil/, todos los derechos reservados). Con Rosa fue una verdadera experiencia gratificante que nos permitió sacar un gran producto. Así, al menos, lo creemos nosotros y no nos cabe duda que en breve alguna de las muchas editoriales que lo tienen ahora en sus manos se decidirán por editarlo. Solo tenemos que esperar un poco, ¿verdad, Rosa? Te envío un gran cariñoso abrazo.
Cosme y la trucha es una bonita historia llena de valores y de sensibilidad. La amistad, en este caso entre un niño y una trucha, es la que da forma a esta historia.
Aquí tenéis su sinopsis:
Esta es la historia de Cosme, un niño que, por causa de su tartamudez, recibía el rechazo y las burlas de sus compañeros de juegos. Cosme quiso compartir su soledad con su única amiga a partir de aquél día…no fue tarea fácil porque se trataba de una pequeña trucha de ojos negros y piel resbaladiza que no se encontraba demasiado cómoda fuera del agua…aún así Cosme se afanaba en ello hasta que de pronto…
Es una historia tierna en la que se pone de manifiesto que el cariño entre las personas debe de estar más allá de sus apariencias y sus limitaciones físicas, porque en su interior siempre hay un corazón que merece la pena ser conocido y querido. Es una historia en el que la amistad puede con todo y es el vehículo de la solución de muchos de nuestros problemas.
Permitidme que os recomiende ir a la entrada, de ahora hace casi un año, del 20 de mayo del año pasado. No os defraudará recordar lo que en su momento escribí sobre Cosme y su amiga:






El tercero de los cuentos que os quiero traer y que habla, también, de la amistad es Tela de araña. Se trata de una divertida historia de amistad incipiente entre una mosca y una araña…difícil pareja de amigos…pero es que la amistad nunca es fácil. En este caso comparto trabajo con mi encantadora compañera Helena Segura Alemany (todos los derechos reservados) y su página, que os recomiendo visitéis, es: https://www.facebook.com/Segaley. En este caso el cuento no está demasiado avanzado pues otras obligaciones importantes tienen a Helena ocupada. Sin duda, cuando esté terminado el paquete que debemos enviar a las editoriales, hará las delicias de más de una. Otra cosa es que tengan hueco para poder editarlo. Pero no tenemos prisa, ¿verdad, Helena? Un abrazo muy cariñoso para ti. Sabemos que es una buena historia con unas extraordinarias ilustraciones y solo tenemos que esperar a que encuentre su editorial.
Esta es su sinopsis:


Una divertida y emocionante historia que discurre alrededor de una bien tejida tela de araña, es la que se nos cuenta en este relato de amistad entre una araña y una mosca. Relación no demasiado comprendida por la progenitora de aquella y sí agradecida por la de ésta. Jorge, el dueño de la habitación en la que desarrolla la escena, quiere ser “protagonista principal” de la misma, a pesar de la insistencia de su cargante madre…
Tela de Araña es una entrañable y trepidante historia de amistad, principalmente, sin reparar en distinciones de “raza”, origen, especie; no ausente de emoción, que mantiene al lector expectante hasta su finalización.




 Por último, en esta primera entrega de cuentos agrupados por los valores y cualidades que transmiten, llega Clara y Jonás. Este cuento, os puedo contar que fue el primero que se empezó a ilustrar y ha estado, en un par de ocasiones, a punto de ser editado. Sabemos, mi compañera en este trabajo, Alejandra Morenilla (todos los derechos reservados https://www.domestika.org/es/alejandra_morenilla/portfolio#   http://amorenillailustracion.blogspot.com/ ), y yo, que nuestra rana y nuestro sapo estarán al alcance de todos más pronto que tarde. De momento disfrutad de la ilustración y de la sinopsis en la que la amistad llega a ser pasional:



Clara y Jonás es la historia de lo sucedido entre una rana y un sapo, un día cualquiera de los transcurridos en su hogar, su charca; en la que, al ponerse el Sol, el cálido aroma de las flores de los flotantes nenúfares era capaz de transportar a los que allí habitaban a un mundo de tranquilidad, muy pocas veces alterado…
En este relato se ensalzan los valores de la amistad y se pone de manifiesto el pesar de aquél que, por razón alguna, la pierde.


Pues nada más por hoy. Espero que este camino por la amistad, al que os he invitado hoy, os haya hecho pasar el buen momento de calma y encuentro con vuestro “rato” que buscáis cuando os colocáis frente a esta pantalla que nos une.
Buenas noches mis queridos amigos y no dejéis de soñar y de ser felices.



sábado, 4 de mayo de 2019

Otro día de dedicatorias.





Buenas noches amigos. De nuevo con vosotros y esta vez sí, como la mayoría de las veces, para compartir alegrías. Llevaba mucho tiempo sin contaros historias y me he preparado como hacía meses que no lo hacía: con un buen té y una barrita de incienso que crea, ella sola, la atmósfera que me centra cuando me quiero dirigir a vosotros y compartir mis ilusiones. Hoy os quiero hablar, como en otras ocasiones vividas en las Ferias del Libro, de mis sensaciones el pasado 27 de abril en la de Valencia, donde bien sabéis, mis seguidores más fieles, volví a ofrecer todo lo que guarda en sus páginas, que es mucho más de lo que yo esperaba de él cuando lo escribí, “La nota que faltaba”.

Mi primer álbum ilustrado es fantasía; es respeto; es compañerismo; es música; es espíritu de superación; es el alegrarse por los éxitos del compañero. “La nota…” es valores en estado puro (https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2018/05/el-porque-de-la-nota-que-faltaba.html). El País ( https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2019/03/la-nota-que-faltaba-en-una-lista.html ) así lo ha dicho: está en la lista de los cinco libros que mejor tratan la Amistad y la Creatividad en los niños —sí, y en las niñas también…—.

La firma tuvo lugar al amparo de la prestigiosa librería, ABACUS, experta en Literatura Infantil, que gentilmente me invitó a compartir espacio con ellos en su caseta llena de historias ilusionantes creadas para hacer viajar a los más pequeños a mundos imposibles cargados de sorpresas, aventuras y, sobre todo, enseñanzas que les muestren el camino que deben ya empezar a andar. ABACUS, me dio la oportunidad de poder volver a compartir la experiencia inigualable de meterme en el corazón de las personas que, aquella mañana soleada, paseaban por los Jardines de Viveros, a través de ese túnel de cultura que formaban las casetas repletas de su cargamento literario para la 54 Feria del Libro de Valencia. Aunque solo fuese para pasear hubiese merecido la pena, aquella mañana, el haberse acercado a la Feria. Antes de que se me olvide, que no se me olvida, quiero agradecer a la gente de ABACUS, allí en la Feria, Pepe y Tania, su cariñosa acogida y su exquisita colaboración para que todo saliese bien. Gracias a ambos y recibid mi cariñoso abrazo agradecido, por ello.


Sí, tuve la oportunidad de contar mil y una veces más la historia del jovencísimo Sax al que sus padres, por avatares de la vida, no tuvieron tiempo de enseñarle todas las notas que un saxo como él debía conocer. Necesitaba que alguien le enseñase a tocar la única nota que le faltaba conocer de su registro: la nota sol. De eso va la historia y de cómo todos sus compañeros en la banda a la que pertenecían intentaron, por activa y por pasiva, enseñarle, de manera más o menos divertida, a tocar la nota sol. Es muy agradable el contar lo que uno ha creado. ¿Sabéis una cosa? Que se hace con mucha pasión. La verdad es que yo hago todo lo que me propongo con una gran dosis de pasión.
Bueno, pues con “mucha pasión” me levanté aquella mañana de sábado y tras desayunar más rápido que de costumbre cogí, como suelo hacer, una de las bicicletas públicas que invaden Valencia y, más feliz que unas pascuas, me dirigí a la caseta que todavía no había izado su persiana. Faltaba una media hora para ello.
No empecé bien el día…En mi camino a los Jardines de Viveros alguien no estaba demasiado de acuerdo en relación con el modo como conducía mi bicicleta. “Gilipo…”. Sí, eso me llamó. Y se quedó tan ancho. Con lo contento que iba yo…y ya empezaba el día con un “apellido” con el que no me sentía identificado, ni mucho menos. Quizá, ahora que nadie me oye, algo tuve yo de culpa para recibir semejante piropo. Seguí pedaleando como si nada hubiese oído procurando olvidarme lo más rápidamente posible del incidente. No quería que se me torciese ese día que tanto prometía.


Al entrar en los jardines noté en las mejillas esa caricia húmeda de cuando todo alrededor se ha regado o la madrugada ha dejado caer su fresco manto que revitaliza todo lo que cubre. Daba gusto pasear en esos momentos de cierta complicidad con el día que estaba por vivir. Me crucé con libreros que, en la puerta de sus casetas con la persiana a medio abrir, apuraban sus cigarrillos comentando lo que les supuso el día anterior. Entonces me enteré que hubo un apagón generalizado que les dificultó mucho las ventas por medio de tarjeta de crédito. Un hombre con una ristra de lotería prendida en su pecho me ofreció el billete que seguro va a tocar —seréis los primeros en saberlo—. ¡Por supuesto que se lo compré! Es que era el que iba a tocar. Estoy seguro que la suerte, esa mañana, se cruzó conmigo…y no la dejé pasar.
Eran las once cuando, ABACUS, con puntualidad británica, abrió su persiana con ese ruido característico cargado de ilusión. Por cierto, no sé por qué digo lo de puntualidad británica, si todos sabemos que los británicos son tan puntuales o impuntuales como el resto de los humanos, seamos o no de aquellas islas. Y sé de lo que hablo pues he trabajado con unos cuantos…lo que pasa que, créate la fama y échate a dormir, que dicen por nuestras tierras españolas.
Todo estaba preparado. Cuarenta libros ansiosos de compartir sus letras de imprenta con las de mi bolígrafo favorito —el que uso para escribir y para firmar— estaban pacientes esperándome. Me gustó, de nuevo, olerlos por dentro. Saborear una vez más el olor a imprenta y a pintura de ilustración, en este caso de bellas ilustraciones, que son las que mi compañera en este proyecto, Tania Rico, diseñó. Un gran abrazo también para ti, Tania.
Antes de contaros mis vivencias de ese día, si me permitís, quiero compartir con vosotros un sentimiento junto con mi opinión. Desde hace años, la Feria, como muchas de las cosas que se hacen en Valencia últimamente, mira solo para un público determinado. En cierta manera se percibe un grado de sectarismo importante que deja de lado a todos aquellos que —aun hablando tres idiomas, como es mi caso— no hablamos valenciano…y yo incluso diría catalán. ¿Por qué todo tiene que estar rotulado en valenciano —a veces en catalán—? ¿Por qué todos los mensajes por megafonía se dan en valenciano —a veces algunas palabras son catalanas—? ¿Por qué los organizadores nos tratan de aislar a los no valenciano-parlantes? ¿Quiénes son ellos para arrogarse la cultura en Valencia? No hay derecho a eso. No hay derecho a que una de las señoras que, amablemente, adquirió uno de los ejemplares que estuve firmando dijese: “¡qué bien, está en castellano!” aliviada por encontrar algo que le gustaba, relacionado con la Literatura Infantil, en la lengua oficial del Estado Español, según nuestra Constitución. Me parece bien que haya literatura en valenciano…¿pero casi toda? Sí, prácticamente todo lo infantil que se ofrece en la Feria está en valenciano. No hay derecho a esto. Desde aquí protesto enérgicamente con esta manera sectaria de arrogarse la forma de transmitir las ilusiones a los niños valencianos en la Feria del Libro de Valencia, utilizando muy mayoritariamente el valenciano y —parece mentira— el catalán. Es mi opinión y en nuestro rincón la quiero expresar sin rodeos para meteros en el ambiente de la Feria de la ciudad en la que, de momento, vivo.
Pues ya con la persiana levantada y con mis compañeros de caseta preparados a recibir a los ávidos lectores, saqué de mi mochila unos marcapáginas que traía, mis tarjetas personales, para fidelizar a mi blog a todos aquellos con los que fuese a interaccionar, y mi bolígrafo. Todo listo. ¿Quién hay por los alrededores? Vaya, ese parece que pueda ser un buen candidato a llevarse mi “La nota…”. Hola buenos días…



No había pasado un cuarto de hora cuando ya había firmado el primero y así, a ese ritmo, las tres horas y media que disfruté hablando de mi historia y llenando la página donde suelo expresar mis sentimientos y deseos para el futuro del pequeño al que va destinado ese regalo. Si lo pensamos bien —y yo lo miro así, y diréis que es porque me conviene…y, a lo mejor, no os falta razón— y teniendo en cuenta la gran oferta que allí había y la cantidad de gente que buscaba libros, algunos de forma desinteresada, como complemento a un tranquilo paseo en un buen día de primavera, creo que fue un muy buen día para mi primer álbum ilustrado. Sí, al final del día no cabía en mí de contento. Creo que fue un gran día de firma.


Allí me encontré con amigos de otras andanzas, sorprendidos de mi nueva afición, aunque ya venían sabiendo lo que encontrarían: a mí entre libros de ilusiones y de esa magia especial que recorre, sin cortapisas y más libre que el vuelo de una hoja en otoño, las mentes curiosas de nuestros pequeños.



También se acercaron amigos de una muy buena pareja de otros, de no hace demasiado tiempo, aunque mi sensación es de haberlos tenido en mi vida de siempre. Fue una grata sorpresa verlos allí y el rato de charla que compartimos formó parte de las mejores vivencias del día. Gracias, Vicente y Luisa.


Viví, también, las emociones de alguien —buen amigo de años jóvenes— al que le llegó muy adentro mi dedicatoria hecha con el corazón a pesar de experiencias conjuntas, del pasado reciente, no demasiado agradables.


Cómo no, el idioma, al que me he referido antes, tuvo también su protagonismo en mi día de firmas.
Se me acercó una valenciana, su deje la delataba. Encantadora, por cierto. Así se mostró durante la conversación que tuvimos. Me preguntó si “La nota…” la teníamos en catalán. Le dije que no, pero que como ella hablaba perfectamente el castellano seguro que disfrutaría el ejemplar que tenía en mis manos y sobre el que estábamos hablando. Me dijo que bueno, que no importaba, que se lo llevaba porque la historia le encantaba. Se lo firmé y creo que se asomará por nuestro rincón, aquí, un día de estos.


También, relacionado con la controversia del idioma en la Feria, y ya lo apunté antes, una mujer de edad que no debo decir —tampoco la sé— ojeando el libro que le acababa de firmar me dijo, alzando la voz pues ya estaba pagando en caja y a unos metros de donde yo me encontraba, ¡qué bien, está en castellano! Está claro que esta política de inmersión en el idioma que no todos hablan, e incluso viene de otras comunidades, no es del gusto de todos los valencianos. ¡Menos mal! Ella fue mi pequeña vengadora.
Recuerdo con cariño a una niña que parecía un rabo de lagartija recién cortado, acompañada por su madre que no daba abasto a frenarla en su tocar aquí y allá, sin un objetivo claro. Atrapada por esa locura de niña, la madre, con una gran educación y tratando de encontrar lo mejor para aquel terremoto que no le llegaba al ombligo, no dejó de prestarme atención en mis explicaciones sobre lo que aportaba mi álbum ilustrado. Se lo firmé especialmente con el deseo de que Sax y sus amigos fuesen capaces de aportar sosiego a la pequeña. Es que, por las casualidades, o no tanto, de la vida, el terremoto se llamaba Cecilia y estaba empezando a tocar un instrumento musical que no recuerdo. ¡“La nota que faltaba” estaba predestinado para formar parte de su biblioteca!
Pues con unos y con otros, con risas, sonrisas y excusas educadas de me doy una vuelta y, si eso, luego vuelvo —alguno sí que volvió...me acuerdo de un chaval que trajo arrastrando a sus padres para que se lo comprasen—, terminé mi participación en mi cuarta Feria del libro.


Fue un éxito y lo pasé fenomenal. Hoy lo he compartido con vosotros porque todo lo bueno que me pasa lo quiero traer a esta ventana, cita con las ilusiones.
Buenas noches os deseo, mis queridos seguidores, con el de que seáis felices y no dejéis nunca de soñar en eso que os aporta tranquilidad y sosiego.
Un cariñoso abrazo.
José Ramón.