martes, 30 de diciembre de 2014

¡¡Feliz y valiente 2015!!


¡¡Feliz año!!, ¡¡Feliz 2015!!, feliz nuevos 365 días de proyectos, de querer hacer todo lo que no pudisteis hacer en los pasados doce meses, por no haber podido, por falta de seguridad, por miedo o, simplemente, por vagancia. Os deseo que este nuevo año, con un número bonito y que por sí tiene una vida que otros números no tienen, o al menos a mí me lo parece, sea para todos un año de ir hacia adelante en todo lo que se os ocurra, en no quedarse atrás dudando o esperando a que otros tomen las iniciativas, qué sea un año de valentía, porque en la valentía estará vuestro éxito, y así vuestros anhelos, por fin, se harán realidad; vuestros proyectos perseguidos durante meses y quizá años, verán la luz. Seguro que será así si desde las 0000hrs del 2015 lo encaráis con un nuevo espíritu. Esto es lo que os deseo en este 2015 que ya lo tenemos ahí, y he querido felicitaros antes de que llegue porque quiero, precisamente lo que os acabo de decir, que desde el minuto cero empecéis a pisar fuerte. Muchas felicidades y un ¡¡¡Feliz y Próspero 2015!!!, mis queridos compañeros de este blog en el que nos hemos ido viendo a lo largo de los pasados trescientos y pico días.
Hoy, para terminar el año, os quiero traer a vuestra memoria, con mi ayuda, el recuerdo de todos los cuentos que tenemos ya parcialmente ilustrados (algunos completamente) y que lo serán finalmente cuando una editorial apueste por ellos. Por cierto, una editorial se ha interesado por dos que serán publicados en digital, espero que en este año que ya estamos acariciando.
Con este resumen, por mi parte, quiero empezar a pisar fuerte desde el último minuto del 2014, que, por cierto, no creo que haya sido uno de los peores años.
Espero que disfrutéis lo que os traigo y tengáis con ellos una feliz entrada de año.
Un abrazo.
José Ramón.



Cosme y la Trucha

Esta es la historia de Cosme, un niño que, causa de su tartamudez, recibía el rechazo y las burlas de sus compañeros de juegos. Cosme quiso compartir su soledad con su única amiga a partir de aquél día…no fue tarea fácil porque se trataba de una pequeña trucha de ojos negros y piel resbaladiza que no se encontraba demasiado cómoda fuera del agua…aún así Cosme se afanaba en ello hasta que de pronto…
Es una historia tierna en la que se pone de manifiesto que el cariño entre las personas debe de estar más allá de sus apariencias y sus limitaciones físicas, porque en su interior siempre hay un corazón que merece la pena ser conocido y querido.



El Globo de la Vida

El “Globo de la Vida” es una historia de fantasía en la que podremos soñar, de la mano de Justino, con viajar al pasado y tener la oportunidad de cambiar algo de lo que sucedió entonces y de lo que no estamos demasiado contentos. El medio de viaje: un globo.
En este relato se ensalza, fundamentalmente, lo importante que es la familia en la vida de una persona y el cariño que debe existir entre sus miembros.



Seguro que sabes quién soy…

“Seguro que sabes quién soy…” es un relato basado en un juego de pistas encaminadas a la resolución de la adivinanza que se presenta de manera íntima en el protagonista, anónimo, de la historia.
 Es un relato corto, muy corto, pero con una alta carga de sensibilidad y, aun no queriendo inicialmente, de romanticismo.



Viento del Sur

“Viento del Sur” nos permite acercarnos al seno de una familia nómada y vivir y sentir, a través de la historia contada, la acogedora calidez de sus gentes y la sencillez y fragilidad de sus vidas en manos, siempre, de un desierto protector unas veces, y otras cruel, inhóspito e implacable.
En este relato, se ensalzan los valores de la familia y las tradiciones que, de abuelos a nietos, se traspasan como un tesoro de valor incalculable pues representan los verdaderos cimientos de toda una vida nómada entre arena, cabras y dromedarios; castigada, a veces, por el viento que venía del sur.



Ciriaco y el caracol

Extrañas parejas de amigos se han visto siempre y, entre ellas, quizá una de las más sea la protagonista de esta historia.
Ciriaco, un escarabajo pelotero, se convierte en el Ángel de la Guarda de Lucio: un caracol con una bonita casa de rayas a su espalda.
Esta historia discurre en el solar descuidado de un chalet en venta desde hace unos años. Su nuevo dueño, recién llegado, decide cortar los rastrojos y ramajes que tanto lo afean, por el paso del tiempo.
La amistad es el valor que se realza en este divertido relato, no exento de dramatismo por lo incierto de su final…



¡Qué empiece el espectáculo!

En “¡Qué empiece el espectáculo!” se cuenta cómo un modesto circo, el Circo Markus, se sobrepuso a una grave situación que se le presentó durante su temporada de actuaciones en aquella Villa. El Circo protagonista de esta historia era conocido por sus bien cuidados y amaestrados animales. Ellos son los protagonistas de este relato…bueno, ellos y sus cuidadores.
¡Qué empiece el espectáculo! es un buen ejemplo de cómo el Espíritu de Equipo y el Compañerismo, valores que poseían los integrantes del Circo Markus, son básicos para salir de cualquier situación por complicada que parezca.





miércoles, 24 de diciembre de 2014

LUCES DE NAVIDAD




¡Hola, amigos de mis ilusiones! Ya estamos de nuevo rodeados de luces, bolas de colores, lazos abrazando papeles con “Papas Noeles” y estrellitas o campanillas en sus imágenes que buscan darle un toque adecuado a la época. Sí, y ya os lo he contado en otras Navidades pasadas, es una época que me gusta y que la vivo con intensidad. Alguien me dijo no hace mucho que disfruto mucho la Navidad porque “aprecio todos sus detalles y sentires”. Y creo que no le falta razón. Me gusta su olor a calor familiar, al calor que da el poder reunirnos todos juntos en torno a una mesa a pesar de nuestras diferencias de todo un año de malentendidos, a veces, y de desencuentros otras…pero es la magia de la Navidad: que nos hace olvidar todo este pasado cercano poco agradable y acceder a sentarnos junto al que, ni siquiera, hasta esta Noche entrañable, dirigíamos la palabra. Me gusta el bullicio nervioso de la gente, ignorando el frío en esta época, tras el regalo perfecto que será abierto al final de la cena, una vez recogido a los pies del árbol de Navidad, con un polvorón en la mano y otro terminándolo en la boca. Aprecio el sentir distinto de la gente con la que me cruzo estos días: en el supermercado, esperando el verde en el paso de peatones, en el trabajo, por los pasillos del metro…aprecio el sentir de la gente que, al menos, desean ser buenos ese día, esa noche…y que al fin lo son más de las 24 horas previstas en sus deseos. La Navidad nos cambia, a unos más que a otros…pero nos cambia. Por eso me gusta tanto este tiempo. Quizá sea muy artificial y muy manejado por el consumismo sin piedad. Sí, cierto, quizá sea así…pero a mí me gusta este tiempo de Navidad, porque me esfuerzo en ser capaz de ver más allá de lo material…y siempre encuentro algo bueno, algo que merece la pena, algo que me enseña y me mantiene en ese espíritu el resto del año.
¡Feliz Navidad a todos vosotros, creyentes o no, pero amigos míos! Es lo que de corazón os deseo estos días.

Y como es el tiempo, os traigo un cuento de Navidad que está ya siendo ilustrado…en su momento os diré quién es el artista que le está dando vida. Espero que lo disfrutéis.
Con mi mejor y más grande abrazo.
José Ramón.



Si hay una época adecuada para que nuestros deseos se cumplan, esa es, sin duda alguna, el tiempo de Navidad.
Esta historia es un canto a la Navidad que llevábamos dentro cuando éramos niños; a la Navidad que llevamos dentro ahora que no lo somos tanto. A esa Navidad en la que Los Reyes Magos, Papá Noel y el Árbol de Navidad, con su adornada majestuosa presencia, tienen un significado verdadero.
En este cuento de Navidad, Lucas, busca desesperadamente quien le pueda…………………………………………………………………………
“Luces de Navidad”, cuento de gran ternura, ilusión, sencillez y sobre todo de Navidad, nos la acerca a aquellos a los que la Luz de la Navidad nunca se atenúa en nuestro interior.


Ya llegaba la Navidad a aquellos parajes de ensueño −por lo menos es lo que nos parecería a cualquiera de nosotros−, y la nieve empezaba a blanquear las altivas y elegantes montañas que contribuían a crear ese ambiente sereno que envolvía al valle en un abrazo singular, en esa mañana en la que Lucas estaba un poco disgustado con su padre.
Papá, por favor, deja que sean éstas las últimas Navidades que pasemos aquí suplicaba Lucas desesperadamente.
Ya te he dicho que está previsto que este año nieve más de lo normal y que, si permanecemos aquí, seguramente quedaremos aislados todo el invierno. Ya sabes que no queda nadie en el valle. Todos se han ido trasladando a la ciudad pues ya no queda trabajo por estos lugares… intentaba razonar con el pequeño Lucas que, a pesar de su corta edad, ocho años, comprendía perfectamente lo que su padre le decía, aunque se resistía a aceptarlo.
Todos los años tenían la misma conversación, pero con final distinto. Éste parecía el definitivo pues las previsiones meteorológicas se presentaban decisivas a la hora de que su padre no retrasase más la partida.
En la ciudad no podría adornar su querido abeto de tres años que, en el jardín de la casa, ya se erguía majestuoso, creciendo y creciendo, día tras día, con vocación de llegar a ser el más alto y elegante de todos los que allí se alzaban recios y desafiantes a los vientos, las lluvias y las ya próximas frías y blancas nieves. Con este pensamiento, Lucas, se entristecía. La Navidad sin su abeto…….. no sería la misma.
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Venga, Lucas, ayuda a mamá y a tu hermana a meter las cosas en el coche, que se nos hace tarde urgió su padre con impaciencia.
No sé cómo lo voy a hacer, pero ……………………….. se prometió Lucas mientras corría al trastero en busca de la caja que contenía ………………………….
Ya en la ciudad, no dejó pasar ni un día; mejor dicho, no dejó pasar ni una noche sin pedir a Dios que enviase a “alguien” –unos angelitos estarían bien, pensó− para que …………………………………………………………………………..
Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente eran fijos en sus peticiones diarias: “esos sí me harán caso, decía. Siempre me han traído lo que les he pedido…”, decía totalmente seguro y con confianza. “Les escribiré una carta y les pediré que hagan un alto junto al abeto y ………………
Llegó el día 24 de diciembre.
El valle lucía completamente nevado como predijo el padre de Lucas. La circulación en vehículos no era posible, por lo que era una realidad que la casa de Lucas quedó totalmente aislada. Eso no significaba que no tuviese vida a su alrededor…
El Sol se dejaba caer sobre el valle y, apoyándose en la fría nieve, se reflejaba con fuerza intentando calentar todo aquél que lo buscase en aquellas gélidas jornadas. La nieve blanca, suave y fría, muy fría, acogía por aquí y allá alguna que otra huella de algún animal vagabundeando en busca de algo que llevarse al estómago, empresa difícil debido al grosor de la nieve caída los últimos días. El ambiente era cálido, a pesar del frío; se oía el silencio y el rumor del viento paseándose por el manto blanco y acariciando las hojas no caducas de los recios abetos. También se divisaban huellas de cazadores que se aventuraban por aquellos rincones en el frío invierno de aquél veinticuatro de diciembre, en busca de algo que aportar a la cena familiar que ya en todos los hogares se empezaba a preparar…menos en las casas del valle que se habían quedado sin el calor familiar de sus habitantes.
Era ya media tarde cuando…¿qué bullicio es aquél que está rompiendo la paz del valle? ¿qué está pasando en el tejado de la casa de Lucas? ¿Y esos trinos y píos, píos de pájaros? Un montón de pájaros se apelotonaban, haciéndose hueco con el ansioso batir de sus pequeñas alas, para introducirse, los primeros, por la chimenea de la casa……………………………………………………………
¿Pero quiénes se acercan por allá a lo lejos? Estaba ya anocheciendo y era difícil ver de quién se trataba. ¡Ya los veo! ¡Qué bonitos camellos traen! Sí, son los tres Reyes Magos que se acercaron por aquellos parajes solitarios para cumplir lo pedido por Lucas en su carta, aunque sabían que hasta la noche del cinco de enero no era el momento de manifestarse en los hogares que con tanto nerviosismo los esperaban. Quisieron hacer una excepción, pues la ocasión lo merecía en aquél frío 24 de diciembre.
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El silencio volvió al valle aunque, para ser más exactos, se dejó acompañar por los acordes de una conocida canción de Navidad que a lo lejos se dejaban sentir.
Estaba ya entrada la noche y desde las cumbres majestuosas que circundaban el valle se podía ver .........................................