martes, 2 de marzo de 2021

LAS NOTAS DEL VALLE

 


Hola, amigos. Mucho tiempo ha pasado sin aparecer por esta ventana. Bueno, no sin acercarme a ella, como podéis imaginar, pero sí sin interaccionar con vosotros, sin contaros cosas. Quizá este tiempo de pandemia nos tienen a todos un poco alejados. A mí, desde luego, sí. Pero no es por miedo a la enfermedad, aunque reconozco que un poco, mucho, de respeto sí le tengo. Creo que nuestro estado de ánimo, al menos el mío, nos tiene retraídos. Yo me siento un poco así. No tengo ánimo para hacer determinadas cosas. Estoy en modo “necesario”: hago solo lo que es estrictamente necesario: trabajo, hablo con compañeros, compro lo que necesito…nada de cosas superfluas…algo de deporte, sin excesos en el tiempo y ya. A casa. Comida/cena y a leer un poco, muy poco, y caer engullido por la almohada y disfrutar de unas pocas horas de sueño reparador de esta vida de “bajo consumo”…me hace gracias esta expresión...a alguien se la he dicho alguna vez: “gente de bajo consumo”, que hacen lo mínimo para vivir y conducirse por la vida, sin estridencias. Disfrutan de las cosas sencillas y simples de la vida; las que realmente te hacen disfrutar. Me dan envidia pues es gente inteligente con un don especial: detectan lo simple e importante de la vida y en ello gastan sus energías. Gente interesante. Reconozco que mis energías las gasto en lo que me gusta y me atrae, pero dudo que sea todo lo simple que se requiere para ser de “bajo consumo”. No, yo, desafortunadamente, no soy de bajo consumo. Una pena.

¿Y qué os voy a contar ahora? Pues algo que para mí tiene gran importancia y hace que momentos como este sean momentos importantes en el blog, en nuestro blog. Os quiero presentar un cuento nuevo que da origen a un gran proyecto, muy ilusionante, del que os quiero hablar y que quiero compartir con vosotros.

Para mí, la creación de un nuevo cuento ilustrado es una labor apasionante. Todo empieza con una idea que, de pronto, un día surge. No me preguntéis cómo surge porque soy incapaz de responderos. Lo cierto es que brota en un momento en el que hablamos de algo, o pasa por mi vida alguien o contemplo una escena rutinaria de la vida o…yo que sé. Pero la realidad es que surge y empieza a crecer y a dar tumbos por el cerebro de un lado a otro. Al final no hay más remedio que sentarse frente a la página, cuadriculada siempre, de un cuaderno y tratar de volcar todo lo que en la mente ya no hay como sujetarlo. Es una de las partes más gratificantes de todo el proceso: ¡Has dado a luz! Ahora toca pasar por unos momentos complicados. Estás vacío. Sí, de verdad, es la sensación que se me queda cuando he conseguido dar presencia, en forma de historia, a esas ideas sobre una misma ficción, con el miedo a que se me escapen y las pueda llegar a perder para siempre.

Ya está en el papel. Ya no hay miedo de que pueda esfumarse. Ahora viene el trabajo duro de tratar de que lo escrito enganche. Que el que lo lea no pueda parar hasta terminarlo. Ahora llega el momento de cómo atrapar al lector. Llega el momento de la escritura, de la gramática, de las figuras de nuestra hermosa lengua. Ahora llega el momento de dar forma, de la manera más bella que sea capaz, a una idea que un día surgió. Ahora es cuando el escritor se muestra. Ahora es el momento más crítico, es el momento de la creación; ahora es el momento de “esto es aceptable” o del “es mejor guardarlo en un cajón”.

Una vez que doy por aceptablemente bueno el texto, al menos para mí –después vendrán los críticos editoriales con las rebajas-, es cuando me dispongo a buscar el mejor ilustrador para mi historia. Una vez encontrado se convertirá en nuestra historia. A partir de ese momento ya es una gozada. Se trata de dar vida a un proyecto que está destinado a crear emociones. Os aseguro que esta parte final de proceso es apasionante y muy estimulante y agradecida. En ella se trabaja en equipo. El ilustrador y el escritor trabajan duramente en dar forma al cuento ilustrado. No os negaré que  a veces surgen chispas. ¡Hay que sacar un producto que engatuse a una editorial para que se decida a apostar por él y sacarlo al mercado para que pueda ser disfrutado por todos! Esto, como os digo, pasa por un tiempo de duro trabajo de revisar y revisar.

Con la oferta de una editorial se llega al final del sueño y del proceso. Se cumple una ilusión.

Hoy os voy a contar cómo es nuestro nuevo proyecto. Estamos convencidos de que alguna editorial nos llamará ofreciéndonos el formar parte de su oferta editorial. Sin ninguna duda se trata de un cuento especial.

Quiel Ramos, www.quielramos.com/ https://www.facebook.com/ezequiel.ramossanchez /

https://www.instagram.com/ramosquiel/ (todos los derechos reservados), es mi compañero en este proyecto. Entrad en sus enlaces y podréis comprobar de qué tipo de ilustrador estoy hablando: ¡espectacular! Gracias, Quiel, por haberte ilusionado con este proyecto tanto como lo estoy yo. Va a ser un gran cuento ilustrado, sin duda.

Amigos, “Las notas del valle”, es un cuento que está enfocado, de una manera divertida, a la enseñanza musical; al conocimiento de las figuras musicales. ¿Cuál es el escenario de la historia? Pues un pueblo en el que sus habitantes son, todos, figuras musicales. ¿Su alcaldesa? Pues la Clave de Sol, por supuesto.

Espero que os guste este avance y lo disfrutéis en esta tarde de este incipiente mes de marzo.

Un abrazo muy fuerte y no dejéis de cuidaros, de soñar y de ser felices.

José Ramón.





En un pueblo, en el corazón de un bonito valle, es donde se desarrolla la acción que se describe en “Las notas del valle”. Un pueblo lleno de música. Sus habitantes, figuras musicales. Su alcaldesa, Sol, una Clave de Sol con mucha personalidad capaz de dirigir a todos sus vecinos para conseguir un objetivo común.

El conocimiento de las figuras musicales es uno de los aspectos iniciales de la enseñanza musical.  En, “Las notas del valle”, a través de la historia contada, se llega al aprendizaje de estos aspectos musicales de una manera divertida y resaltando valores como el compañerismo y el trabajo equipo, ambos necesarios para todo tipo de empresas que se desee acometer.




Acababa de amanecer y el Sol asomándose por el extremo del valle lo iba recorriendo en su saludo matinal a los que allí habitaban. Comenzaba un nuevo día repleto de sorpresas. De sorpresas y algún que otro lío…

Pero vamos a acercarnos al pueblo más bonito de todos los que se repartían por aquel valle. Me estoy refiriendo a “Melodía del valle”, aunque todos lo conocían, simplemente, como “Melodía”. No era un pueblo ni grande ni pequeño; tampoco era ni muy ancho ni muy estrecho: tenía todo lo que tienen los pueblos: ni mucho ni poco. Pero bonito sí que lo era.

La vida, por allí, como en todos los pueblos, tenía sus historias de alegrías y de enfados; sus rencillas que se transmitían de padres a hijos. Sí, como todos los pueblos. En el momento de esta historia era así como lo estoy contando...


Aquel día, a aquellas horas tempranas de la mañana, alguien muy importante en la vida del pueblo se dirigía con paso firme y ciertamente enfurruñada en dirección al ayuntamiento. Se trataba de la Alcaldesa. Los vecinos la saludaban a su paso y ella a nadie contestaba. Iba con la mente puesta en lo que iba a ordenar unos minutos después y no reparaba en nadie a su paso. Esto lo tengo que solucionar de una vez por todas. Se decía mientras subía las escaleras del austero y antiguo ayuntamiento.

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¡Sí, lo habéis adivinado! Esta historia que os estoy contando es una historia relacionada con la música porque, en Melodía, vivían figuras y símbolos musicales.

—Calderón, convoca pleno para el jueves, a primera hora —le ordenó a su secretario, con la energía y aplomo que le caracterizaba. Calderón era un secretario muy disciplinado y leal con la alcaldesa.

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La alcaldesa quería solucionar, de una vez por todas, la relación entre sus convecinos pues no era todo lo buena que ella quería para Melodía. Y en ello estaba.

 También, en el pleno de ese jueves, Sol, contó su conversación con Blanca —la figura blanca que, al igual que Clemente, era, por decisión de las blancas de Melodía, la representante de todas ellas.

Me dirigí, tras hablar con Clemente, al establo situado en la parte norte del pueblo. Contaba, Sol, a la corporación municipal. Allí, como todas las mañanas, temprano, Blanca estaba recogiendo la leche que daban sus vacas y preparando sus ollas de plástico para meterlas en el vehículo y comenzar el reparto diario. Seguía contando.

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Las fiestas del pueblo empezaban en quince días. El año pasado la convivencia en Melodía había sido muy difícil y la música, tan importante en el pueblo, había brillado por su ausencia. Sol se prometió que haría todo lo posible para que la música volviese a sonar en todo el valle. Las fiestas patronales serían un buen momento para conseguirlo. Y lo iba a conseguir, costase lo que costase.

El lunes, sin falta, de buena mañana, se aprobó la propuesta de la clave de sol, la alcaldesa, y eso le permitió emitir un bando que fue dado a conocer por medio de los altavoces que para esta función estaban repartidos por todos los rincones de Melodía.

Decía así:

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2 comentarios:

Rosa Elena González dijo...

Gracias, José Ramón por dar vida a tus ideas, por quedarte vacío para llenarnos a nosotros de ilusión cuando leemos tus historias.
Este pedacito de tu nuevo cuento, me ha sacado una sonrisa, pensando en el pueblo, sus gentes, los amigos que ahora no podemos ver y la música que acompañan a las fiestas y que tantos encuentros, sonrisas y alegrías nos hacían sentir, y seguro, o eso esperemos, en breve, volveremos a todo esto, a nuestras vidas, a nuestras costumbres,bien seguro que si, somos optimistas...
Cuidado y cuidate, que pronto volveran los momentos de "alto rendimiento".
Un abrazo enorme y gracias por tu talento.

José Ramón de Cea dijo...

Gracias, Rosa, por tu comentario. Lo siento de corazón a corazón. Ha llenado el vacío dejado por esta historia. Se ha llenado de tus pensamientos, de tus recuerdos, de tus añoranzas y de tus deseos. Gracias por tan bonito comentario que ha dado brillo a esta entrada. Gracias por tu comentario hecho con el corazón. Gracias por estar ahí, por hacerme sentir la presencia de todos para los que escribo. Por ello tiene sentido este blog y todo lo que escribo.
Gracias, Rosa.
Un abrazo grande y cuídate tú también mucho.