Hola, buenas tardes, amigos.
Espero que todos os encontréis bien en esta época en la que aparecen rebrotes
del coronavirus por toda la geografía de España. Sé también que en otros paises
no lo estáis pasando nada bien. Mi abrazo amigo para todos vosotros. Yo os digo
una cosa: mientras no estemos todos concienciados y por la labor de protegernos
unos a otros, sin excepciones, sintiéndonos familia, no venceremos a la
enfermedad. Mientras no nos demostremos que nos importamos unos a otros, que
nos importa lo que le pase al que está a nuestro lado en todo momento, ya sea
en el supermercado, o en la parada de autobús, o esperando entrar en una tienda
con aforo reducido, no conseguiremos vencer al virus. Mientras no adoptemos esa
actitud, hasta que no pase eso, no levantaremos cabeza y continuaremos a merced
de lo que el virus quiera hacer con nosotros y nuestro modo de vida. Y así,
rodeados de sufrimiento hasta que llegue una vacuna efectiva... que todavía no
se la ve cercana. Esta es la sociedad que
tenemos en la que una mayoría cumple responsablemente lo que toca en este
tiempo de pandemia y una minoría, por la que el virus nos sigue teniendo en
jaque, piensa que todo esto son tonterías y que no sirve para nada las
“ridículas” medidas de precaución que aconsejan nuestras autoridades…ellos lo
saben todo y actúan como les viene en gana…por ellos, que solo piensan en
divertirse y en su satisfacción personal, estamos el resto preocupados. Sé
que la mayoría somos conscientes de esta situación...pero desde aquí pido a los
que todavía no le han visto las orejas al lobo que recapaciten y que cambien su
actitud...por los demás...por todos... por ellos mismos...que el país se está
hundiendo poco a poco. Yo os pido que sigáis alerta y que no bajéis la
guardia que esto es muy serio.
En fin, vamos a lo que me trae
de nuevo al blog y que no es otra cosa que otro de mis trozos de los proyectos
en los que estamos trabajando. Os quiero presentar el nuevo proyecto con, MJ
Arillo, una sevillana muy simpática que comparte conmigo este proyecto de
cuento ilustrado y que podréis, en Instagram, ver cómo es su arte: @m.j.arillo.
MJ, como así le gusta que le llamen, está dando forma a “Tejas, espuma y sal”.
Este es el proyecto que hoy quería traeros porque estamos en tiempo de verano y es época de gaviotas, barcos y agua marina. Todos los veranos suelo ir unos días al norte, a disfrutar de ese ambiente fresco del verano en el Cantábrico, a quedarme hechizado con la visión de los barcos pesqueros en el puerto, a dejarme embriagar con ese olor tan característico de las redes húmedas amontonadas en el muelle, en su orden que los profanos no entendemos, dispuestas para ser cargadas cuando el Sol se vaya a poner de nuevo. Todos esos sabores y olores este año me los voy a perder. Con “Tejas, espuma y sal” vuelvo de alguna manera a esas sensaciones que quiero compartir con vosotros.
Esta historia es una de las
que menos veces ha aparecido por esta página, y esto ha sido así porque se
trata de una de mis historias que más incertidumbre ha sufrido a la hora de
localizar “su” ilustrador. Ya lo tiene y creo que esta vez es la definitiva y
juntos conseguiremos encontrar una
editorial adecuada. La verdad es que casi hoy os podría hablar de una editorial
interesada pero, desgraciadamente, por requerimientos que no vienen al caso
hemos tenido que rechazar una oferta. No es que sea exigente a la hora de
aceptar determinados acuerdos…sino que valoro mucho el trabajo con mis
ilustradores y estoy convencido de que tienen, nuestros proyectos, suficiente calidad
como para aceptar acuerdos que no son todo lo bueno que nuestros proyectos
merecen.
En su día hice una bonita
entrada, al menos a mí me lo pareció, y os quiero remitir a ella para que paséis
un buen rato con lo que es y representa esta bonita historia: http://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2019/08/tejas-espuma-y-sal.html
Pues ya no me queda nada más
que poneros el trozo que os traigo de “Tejas, espuma y sal”. Espero que os
guste y os envío un cariñoso abrazo a todos los que estáis detrás de esta
pantalla.
José Ramón.
Dejándonos mecer por las
cálidas corrientes de aire que acariciaban aquel bonito y discreto puerto
pesquero, nos adentramos en el mar disfrutando de la blanca, salada y divertida
espuma…¿Nuestros guías? Pues dos bellas gaviotas
patiamarillas: Galvia y Violeta que, a través de esta historia, nos cuentan algo
de su forma de vivir y de sus ilusiones…sí ellas también las tienen; y nos
enseñan a compartir con ellas espacios que en principio los tenemos reservados
a nosotros.
Esta entrañable historia nos
habla de respeto y cariño por los animales mientras sentimos el suave roce de
la brisa marina.
Lo bueno que tienen las
corrientes de aire, entre otras cosas, es que, aprovechadas convenientemente,
ayudan a recorrer grandes distancias con un esfuerzo mínimo.
Eso lo sabían de sobra Violeta
y Galvia: una pareja de gaviotas, de pico y patas amarillas, que llevaban ya un
par de años volando juntas; unas veces, en alta mar, dejándose mecer por
aquellas cálidas corrientes de aire; otras, formando parte de esa escolta que
anuncia la llegada de un barco de pesca en su regreso a casa, tras toda la
noche faenando, cargado de pescado.
―
Au-kyee-Kyee…―decía Violeta, contenta por
todo lo que se avecinaba…
―
Au-kyee-kau-kau-kau ―contestaba
Galvia, feliz también
por las ilusiones que llevaban compartiendo en los últimos días.
……………………………………
Por ello, aunque las gaviotas
nunca dejan sus huevos sin cuidado ―tratan
de evitar que puedan ser comida de animales depredadores, incluso de otras
gaviotas; y los protegen de la acción de las personas que, de vez en cuando,
solían subir al tejado para destruir sus nidos y los huevos en su interior, y
así evitar el molesto trajinar de estos animales sobre las tejas y, sobre todo,
sus incómodos excrementos que todo lo corroen―,
decidieron salir las dos a la vez: Violeta a procurar comida para ambos, y
Galvia
…………………………………………
Ya arriba, Armando se topó con
un nido a medio hacer con tres huevos muy grandes y muy bonitos en su interior.
Se quedó mirándolos, ensimismado, con ganas de cogerlos, pero…reparó en que
eran de gaviota y, mirando asustado en todas direcciones, trató de descubrir
dónde se encontraba la pareja a la que pertenecían. Sabía lo agresivas que eran
esas aves.
…………………………… …………………………