miércoles, 31 de julio de 2019

La esencia del Microrelato




Buenas noches, queridos amigos, en este 31, mitad de las vacaciones de verano. Sí, hoy me toca a mí empezar a disfrutarlas. Me ha costado llegar a ellas. Este primer semestre ha sido duro y me he sentado en este 31 casi arrastras. Pero ya estoy aquí, divisando unos cuantos días en los que seré dueño de mi tiempo, de mis ocupaciones y de mis espacios muertos. Encaro estos días con ilusiones por hacer muchas cosas y ya veis, lo primero que hago es entrar en nuestro rincón y empezar a contaroslas. Aquí es donde me siento yo, con vosotros, con mis pensamientos y mis silencios frente a la pantalla. Cavilando cómo contaros aquello que aparta a un lado el resto de mis pensamientos y mis preocupaciones, que, por cierto, cuando me vaya metiendo en estos días de descanso irán desapareciendo.
Me apetecía hacer un pequeño parón en el impulso que llevaba con aspectos relacionados con la literatura infantil que, en los últimos meses, no deja de darme alegrías (tenemos otro proyecto en marcha…ya veremos si sale y os lo cuento). Es como si alguien, en el más allá, o en el más acá, se hubiese tomado como misión el hacer que todo me vaya saliendo bien. La verdad es que ya son unos años en los que, aparte de “La nota que faltaba”, todo lo demás ha sido trabajar y trabajar. Sí, seguro que alguna bruja buena me está ayudando y demasiados proyectos se están encarrilando decididamente.
Pero como os digo, hago un pequeño alto y os traigo algo que espero que os guste. Algo preparado para que lo leáis frente al mar, hechizados por el vaivén de las olas buscando la orilla; o en un refugio de montaña, mirando a los picos que parecen difuminarse en la lejanía; o en la piscina, en ese rincón en el que os gusta sentaros a leer o, al menos, a tener unos instantes de tranquilidad mientras los demás chapotean y juegan en el agua; y, por supuesto, busco traeros algo para la noche, para antes de que cerréis los ojos con el sabor de boca de lo que os he regalado. Sí, para esos momentos hoy os escribo.
Os traigo mis seis microrelatos que, como os digo en la columna derecha de vuestras pantallas, forman parte de sendas antologías de Diversidad Literaria. Son palabras cargadas de sentimientos. Son emociones prensadas, condensadas en unas líneas, como los buenos perfumes. Vosotros diréis si son tan buenas como a mí me lo parecen y Diversidad Literaria me lo ha reconocido. Espero que os gusten porque así os habré llegado al corazón que es, en estos momentos, donde deseo estar.
Buenas noches y no dejéis de soñar y de ser felices, sobre todo en este tiempo de descanso.
José Ramón.


Té verde
Bajo una bóveda estrellada, la familia nómada disfrutaba de un momento de paz y tranquilidad; y contaba aquellas historias que en tiempos lo hicieran sus padres y abuelos; y hechizados por el brillo acogedor de las llamas se dejaban invadir por el cálido aroma de un vaso de té verde que sabían preparar.

La Perdí.
Quizá no supe decirle, en su momento, todo lo que precisé decirle. Ahora ya es tarde: ella no está y yo ya no estoy para esto. Quizás tuve que decírselo cuando por primera vez me embriagó su perfume en ese “hola” cercano, muy cercano. Ahora ya es tarde: su perfume está con otro y yo me estoy muriendo…de pena.

Mi libro
Mi libro es el de toda una vida sin escribirlo. Quizá me ponga a ello un rato de estos, un día cualquiera, aunque…para lo que me queda, creo que mejor seguiré acumulando sus páginas en mi memoria.

Los haces del amor
Llevaban tiempo esperando la oportunidad: dos barcos de pesca, el de él y el suyo; una intersección definida por unas millas y unos haces. Ella lo comprendió cuando recibió el mensaje. La luna sobre las olas y la luz calculada del faro en la costa marcaban el punto de reunión. No sabían si el otro acudiría. Se abarloaron a las millas acordadas. Pasaron la noche y el amanecer. 

Con los ojos del alma
Voces más fuertes de lo que a él le gustaría: retumbaban en sus oídos. Se preguntaba el porqué no eran capaces de utilizar un tono más íntimo, aunque lo que hablaban poco tenía de intimidad. Todos comentaban lo que veían o habían visto o, también, lo que deseaban ir a ver. Él solía, con los ojos del alma, ver lo que no era capaz de apreciar con los suyos. Aunque ciego, veía.

Mi atardecer
Nunca supe qué significaba para mí "el atardecer". Nunca supe lo qué se supone representa un atardecer. Siempre quise descubrir, en las horas en las que se confunden las sombras, qué se llevaba el atardecer. Nunca me dio tiempo a entenderlo…Mi atardecer me pillo por sorpresa.



miércoles, 17 de julio de 2019

¡”Pan con miel”: mi segundo proyecto que verá la luz!




Buenas noches amigos. Estoy de enhorabuena y quiero compartirlo con vosotros porque la ilusión que me hace, los que lleváis más horas de paso por el blog, bien la conocéis.
Nunca lo he ocultado y siempre que he tenido oportunidad he compartido con vosotros que mi cuento, Pan con miel, es uno de mis favoritos. Y lo es porque, y ya me lo habréis leído más de una vez, es pura fantasía. Los cuentos deben de estar cargados de fantasía; deben de ser capaces de transportar a los más pequeños fuera de nuestro sacrificado mundo y de nuestro día a día complicado. Los cuentos deben estar cargados de ilusiones, de mundos fantásticos, de lugares especiales y difíciles de encontrar. Cuando entras en un cuento, de estos a los que me refiero, debes de meterte en un lugar al que no puedes acceder si no es abriendo sus primeras páginas. Por eso me gusta tanto Pan con miel y estoy tan orgulloso de haberlo escrito. Sí, ha sido aceptado por la editorial Sar Alejandría Ediciones y probablemente será publicado bajo el sello de Sanguina Ediciones. Este es el sello dedicado a los Cuentos Ilustrados y Pan con miel lo es.
En alguna entrada anterior os comenté el motivo por el que finalicé el acuerdo verbal con la primera ilustradora que trabajó en esta historia. Ciertamente no podía permitir el tener parada esta historia tanto tiempo sin avanzar un ápice (cinco años…que se dice pronto…la ilustradora se enfadó conmigo cuando se lo dije…pero no tenía razón). El tiempo me ha dado la razón pues en cuanto nos hemos puesto manos a la obra ha habido una editorial que se ha interesado por él. Digo “hemos” porque, Mari Carmen Mordom https://www.mcarmen-mordom.com/ https://www.facebook.com/mcmordom/
(todos los derechos reservados), que es la magnífica ilustradora con la que comparto este proyecto, y yo hemos trabajado en equipo para conseguir, hoy, el tener firmado un contrato de edición con la editorial que os he presentado. ¡Estamos felices!
En mi caso, como sabéis de sobra, es el segundo trabajo que verá la luz. Y quiero dar las gracias a Claudine Bernardes, editora y responsable de la sección de infantil de Sar Alejandría, por la confianza que ha puesto en nosotros y personalmente quiero desde aquí y con vosotros, agradecer mucho los elogios hacia mí y mi historia que me ha regalado y que quedarán en mi corazón para siempre y junto a Pan con miel. Muchas gracias, Claudine, y te envío desde aquí un abrazo agradecido.
Pan con miel me permite tener una nueva oportunidad de poderos hacer felices con mis historias. En este caso podréis leerlo de principio a fin y sentir todo aquello que sentí cuando lo escribí, allá por el año 2010, y que revisé y mejoré sustancialmente el año pasado. Esta historia no va a ser una más de las que han pasado por vuestras manos y las de vuestros pequeños. Os aseguro que será una de esas historias que se leerá y se volverá a releer. Os va a encantar a todos los que tengáis oportunidad de entrar en ella. Eso será a la altura de febrero del año que viene y ya os adelanto que tendré en mi poder unos cuantos ejemplares para que aquellos que deseen adquirirlo lo puedan hacer, con mi dedicatoria original y personalizada en sus páginas. Para eso queda tiempo todavía y ya os iré informando cuando llegue el momento. Por ahora solo quería compartir la noticia con vosotros y traeros un avance de este cuento que rebosa fantasía por los espacios entre letra y letra.
Aquí os dejo con lo que, por ahora, os puedo ofrecer.
Un cariñoso abrazo para todos vosotros y recordad que no debéis de dejar de soñar y de ser felices.
José Ramón.

Pan con Miel es, entre otras cosas, un canto a la responsabilidad, que no entiende de edades ni de situaciones sociales. La responsabilidad, junto a la capacidad de esfuerzo y sacrificio, son los valores que se ponen de manifiesto en este relato que desborda fantasía e ilusión por los cuatro costados.

Sí, dicen que los sueños se cumplen si lo son de verdad y se sueñan con intensidad. Esto debió de pasar por la cabecita de Irma cuando viendo lo desgraciada que era la vida de su familia, quiso poner en práctica lo que escrito en una leyenda, transmitiéndose de generación en generación, llegó hasta ella. Quería ayudarles colocando en el exterior de su ventana unas bolitas de pan con miel…así lo decía la tradición.
Es una historia que irradia sensibilidad, inocencia y, sobre todo, fantasía. En ella se pone de manifiesto el amor que, una pequeña como Irma, siente por su familia a pesar de los problemas y las dificultades para salir adelante.

Cuenta la leyenda que en las montañas mora un hombre de edad desconocida y del que se sabe únicamente que posee una vasija de cristal por cada uno de nosotros. El tamaño de nuestra vasija tiene que ver mucho con el número de personas que llevamos en nuestro corazón. Cuenta también la leyenda que una urraca recogerá al amanecer todas y cada una de las bolitas de pan con miel que hayamos depositado, la noche anterior, en el exterior de las ventanas de casa; con la esperanza…………………………………………………………………
Irma, la protagonista de esta historia, conocía muy bien esta leyenda pero nunca pensó hasta qué punto podría ser cierta.
Ella era la pequeña de una familia con ciertos problemas y con muy pocos recursos, a los que, sin embargo, les sobraba humildad y bondad. Habitaban en una casa en mitad del bosque que se parecía más a una casa de labranza que a una de campo y cuyos antiguos moradores poseían antaño unos terrenos. No era el caso actual de Irma y su familia. Más bien se trataba de una casa ciertamente destartalada.
Su padre, estaba en cama a causa de una extraña enfermedad de la que no conocían cura, sencillamente porque no tenían suficiente dinero para tratarla en un centro médico adecuado.
Su madre, era el verdadero sostén de la familia. Se levantaba de noche, antes de que el sol rompiese por el horizonte, para recorrer a pie por caminos de fango en invierno y de polvo en verano los casi quince kilómetros que les separaban de la ciudad. Allí, limpiaba en casas, atendía enfermos y mendigaba unas monedas para poder mantener con vida, día a día, a su familia. Para ella sólo existía el presente y, como mucho, su objetivo era el mañana. Regresaba a casa cuando el sol ya se había despedido.
Su hermano, al ser mayor que ella, pasaba su tiempo cuidando de su padre y llevando adelante, como podía, sus estudios. Era la esperanza de su familia.
Por su parte, Irma, empezó aquel curso, con el permiso de su madre, a recorrer sola los tres o cuatro kilómetros que separaban su casa de la escuela comarcal. Hasta que creció lo suficiente, solía estudiar en su casa, ayudada por su hermano.
No tenían luz ni agua corriente. Era muy triste ver a la pequeña trabajando tras una vieja carretilla, en busca de madera en los montes cercanos. Peleándose con las piedras del camino que abultaban casi más que ella, y le dificultaban el andar, iba a una fuente cercana de la que, a duras penas, brotaba el agua que necesitaban en casa.
En su camino a la escuela siempre tenía que saltar una cerca y atravesar una finca que pertenecía a un hombre con un carácter que, a Irma, le daba mucho miedo. Por ello, en cuanto ponía sus piececitos al otro lado de la valla corría a todo correr, con sus libros bajo el brazo, hacia el lado opuesto de la hacienda para salir de ella lo antes posible y poder continuar su camino hacia la escuela, sola por el bosque. Ese atajo le permitía ahorrar una media hora. Cuando estaba a mitad de camino, en su “volar” por la finca, siempre oía al hombre del carácter agrio maldecir, desde la ventana de la casa, y amenazar con darle una buena azotaina el día que consiguiese atraparla. “Se te van a quitar las ganas de volver a entrar en mi finca sin permiso”, gritaba desaforado y realmente enojado.
“¡Cualquiera le pide permiso!”, pensaba Irma.
……………………………………………………………..

Un buen día, Irma, recordó la leyenda del hombre de las montañas y se fue rápidamente a la cocina y cogió un poco de pan duro, lo mojó, e hizo unas tres bolitas que no fueron todo lo grandes que hubiese querido ya que sus manos tampoco lo eran. “Bueno, tendré que hacer más para.........”, pensó. “Seguro que si coloco las bolitas de pan con miel en la ventana la urraca las llevará y ………………………………………………
Una vez formadas las bolas las untó en miel con mucho cuidado, como el que hace un pastel para el más exquisito de los paladares. Ya preparadas y antes de que llegase su madre, pues no estaba muy segura que aprobase lo que estaba haciendo, abrió el ventanuco de madera vieja y agrietada de su cuarto y las depositó en el saliente, pegadas a los laterales, para evitar que el viento las tirase. Después se chupó los dedos: los tenía muy pringosos, producto de su esmerado trabajo.
Estaba excitada y le costó conciliar el sueño esa noche. Deseaba que llegase el día siguiente para ver si la urraca se las había llevado a las montañas.
Con los primeros rayos del sol penetrando por su ventana, se despertó y …………………………………..



miércoles, 3 de julio de 2019

III. LA VIDA PREMIA






Buenas noches, amigos. Hoy os traigo la tercera entrega de esta serie en la que agrupo todos mis cuentos para que los que no los conozcan todos puedan disfrutar de lo que aquí puedo traer. En esta ocasión os traigo cuatro cuentos que nos hablan de que la vida siempre nos devuelve cosas buenas si, por nuestra parte, también hemos intentado serlo. La vida al final premia siempre a las buenas personas…¿y al resto? 
Decía alguien muy querido por mí que nadie se va de esta tierra “de rositas”. Es decir, que antes de irnos de aquí pagamos lo que hayamos hecho. La vida es dura, y eso lo sabemos los que ya llevamos unos cuantos años pisando estos caminos. ¡Y gracias a Dios por haberlo podido hacer! La vida no regala nada y esto lo repito en más de una charla que, por mi profesión, debo dar de vez en cuando. La vida no regala nada. Todo cuesta mucho. Todo lo tenemos que trabajar mucho para conseguir nuestros objetivos, ilusiones y anhelos. Con un poco que la suerte se tome un momento para fijarse en nosotros, conseguiremos muchas cosas de las que perseguimos. pero nosotros tenemos que poner mucho de nuestra parte y, sobre todo, nuestro esfuerzo y tesón. Bien es verdad que no siempre lo conseguimos con el grado que habíamos soñado, y también no es menos verdad que, casi siempre, nos quedamos satisfechos del resultado obtenido porque somos conscientes de que todo cuesta mucho. Esto es así y el que diga que exagero es que no lleva suficiente tiempo vagando por estos lares.
A pesar de haber dicho esto, también es verdad que la vida nos vigila por un agujerito, por una esquina, por una grieta de una de las paredes que flanquean esta calle larga —para algunos demasiado corta, por desgracia—, que es ella misma y que debemos recorre. Y, en algún momento, la vida nos ayuda a mejorar y a variar nuestro sentido de marcha unos grados. Pero nos tenemos que dar cuenta que ese tren que nos permite variar nuestro rumbo está pasando…y eso, a veces, no es fácil. La vida a veces nos quiere premiar y no nos dejamos. De esto van las historias que os traigo hoy. Estas cuatro historias nos hablan de unas segundas oportunidades y de verle a la vida una manera distinta de apreciarla y disfrutarla. Espero que os gusten.






El primero de estos cuentos nos permitirá subir a los cielos. Apartarnos de la tierra mundana y meternos en las nueves. Cuando salgamos de ellas ya, las cosas, habrán cambiado. Os traigo de nuevo a este blog  El globo de la vida. La sinopsis nos resume todo lo que os acabo de contar:








El globo de la vida es una historia de fantasía en la que podremos soñar, de la mano de Justino, con viajar al pasado y tener la oportunidad de cambiar algo de lo que sucedió entonces y de lo que no estamos demasiado contentos. El medio de viaje: un globo.
En este relato se ensalza, fundamentalmente, lo importante que es la familia en la vida de una persona y el cariño que debe existir entre sus miembros.



Como en el resto de mis cuentos, he querido trabajar con una gran ilustradora. En este caso, los asiduos del blog, ya la conocéis. Ella, mi compañera en este proyecto —y en otro en el que estamos trabajando y ya os adelanto que tendrá mucha música y que espero pronto presentarlo aquí— se llama Ana Forradellas (reservado todos los derechos), y aquí podéis admirar como da vida a todo lo que le pasa por su mente de maravillosa artista: https://www.anaforradellas.com/. Aprovecho una vez más, Ana, para agradecerte tu compromiso con nuestro proyecto que esperemos pronto encuentre editorial.



El segundo de los cuentos que os traigo hoy es La segunda oportunidad. El título lo dice todo. Este cuento, quizá no como el resto, está dedicado a personas sin edad definida. Quizá no sea un cuento dirigido directamente a los más pequeños pero desde luego sí que lo es dirigido, indirectamente, a ellos. Es un cuento que da la posibilidad a los mayores de hacer ver a sus pequeños lo importante de la honradez y de la constancia en nuestro quehacer diario. Con estos dos ingredientes la vida, a veces, nos premia. La vida, a veces, nos da una segunda oportunidad. Alipio, el protagonista de esta entrañable historia nos habla de ello y de sus esfuerzos para sacar adelante a su familia.
Esta historia no tiene ilustrador y espero pronto encontrarlo. Estoy seguro que alguno de los muchos que se pasan por este blog quiera animarse a compartir trabajo conmigo. De momento, soy yo el que tengo esta responsabilidad de encontrar las imágenes que vayan a los personajes de esta historia cargada de sentimientos. Esta es la sinopsis:

¡Venga, inténtalo de nuevo esta vez…!, no es frecuente que nos diga esto la vida.
Las segundas oportunidades no siempre pasan de nuevo ante nuestra mirada…Esto quizá lo supiese Alipio, el protagonista de esta historia; o quizá no…; pero de lo que no cabía duda es de que trabajaba y trabajaba para que la vida reparase de nuevo en él.
La segunda oportunidad es un entrañable relato en el que se resalta la importancia de valores como la amistad, la generosidad, la honestidad y la fe en que la constancia en el esfuerzo diario da siempre sus frutos.

La segunda oportunidad es la constatación de que la vida nunca regala nada que no se haya buscado con denuedo.

La tercera de las historias que os quiero traer hoy, de nuevo, es la típica historia en la que, a través de una fantasía que a veces se nos antoja imposible y que finalmente se hace realidad, la vida de unas personas cambia drásticamente. Esa vida simple y gris que se consume al mismo ritmo que lo hace una vela: lenta e irremediablemente. Esto lo comprobaron, Gervasio y Sara, dos amables abuelos. 


Sí, esta historia, también enfocada a un público de edad no definida nos permite todo lo que comentaba en La segunda oportunidad: poder transmitir a los más pequeños, a través de la lectura de esta historia, un mensaje, en este caso, sobre lo importante que es la generosidad y la solidaridad en las relaciones humanas.
Este cuento está ilustrado por mi compañero Daniel Pineda, colombiano de nacimiento y que reside en España desde hace unos años (todos los derechos reservados). En su página: https://www.facebook.com/danielpinedailustracion/…podéis comprobar lo que os digo. Daniel, gracias por haber querido compartir conmigo este proyecto cargado de generosidad y de fantasía.


Aquí os traigo su sinopsis:

van Popel, es una sentimental historia, con un final inesperado, en la que se cuenta cómo la vida gira y gira dando oportunidades a todos, ya estén vivos o nos hayan dejado hace tiempo…
 Gervasio y Sara, dos entrañables viejecitos, eran así y su vida, que transcurría entre cuadros y el penetrante y embriagador olor del óleo de colores, les dio también su oportunidad.

En van Popel encontramos un mensaje de solidaridad y generosidad en su más alto exponente, que nos lleva a confirmar que los que menos tienen, al final, son los que más comparten.


Y para terminar esta entrada, que nos ha llevado por mis cuentos agrupados bajo el título La vida premia, os quiero traer la vida de “Chano”, mi amigo


Chano es ciego, pero me atrevo a decir que la vida le ha premiado haciéndolo el hombre más feliz que se puede encontrar en su pueblo, en el que las paredes nos ciegan. Él es capaz de apreciar lo que ninguno más de los mortales, con los ojos sanos, es capaz de hacerlo. “Chano”, mi amigo es un canto a la superación personal y, sobre todo, a la riqueza interior. Un cuento dedicado a un público, sin edad parcelada, que atesora en sus páginas, todavía esperando pasar por la ansiada imprenta, una fortuna sobre todo lo que a una persona le hace especial: la bondad y el valorar lo que poseemos en nuestro interior y que siempre pensamos que es peor que lo de los demás. No es así. Cada persona tenemos una joya, en un lugar que está muy próximo a nuestro corazón y que no sé indicaros exactamente dónde se localiza…pero sé que está ahí…os lo aseguro. Está. Tenemos una joya en bruto que con los años, si no la descuidamos, va brillando y se va cargando de valor. Valor que compartimos, generosamente, con los que nos rodean y queremos. Para ello es preciso que la valoremos. Lo que no se valora no se cuida. Chano, estoy seguro de que esto lo sabía y lo ponía en práctica.
Esta historia maravillosa, cargada de belleza y sensibilidad en estado puro ha sido ilustrada por mi compañero, Javier Monsalvett Gandía (todos los derechos reservados), y en el siguiente enlace podéis admirar su arte; os aseguro que os va a encantar: http://monsalvett.blogspot.com.es/
Gracias, Javier, por el privilegio que supone para mí el unir mis letras a tus imágenes. Ya sé que no entendemos, ninguno de los dos, cómo este proyecto no ha salido ya a la luz…quizás esté esperando su editorial. Recibe un fuerte abrazo.


Bueno, pues ya para terminar, amigos, aquí tenéis la sinopsis de “Chano”, mi amigo:

Esta corta historia nos acerca un poco a la vida de las personas invidentes y por extensión a todos los que tienen algún tipo de limitación. “Chano”, mi amigo es una tierna historia con una moraleja final: “no siempre lo de los demás es mejor que lo nuestro” Malgastamos la mitad de nuestras vidas anhelando lo que tienen otros sin valorar lo nuestro y lo que llena nuestro mundo. Esta historia se desarrolla en un bellísimo pueblo del sur de España y trata sobre la vista de un ciego; sobre todo aquello que imaginamos puede llegar a ver un invidente…con los ojos del alma. Recorreremos, guiados por el bastón de Chano, los lugares más bellos de su entorno que bien conoce. Se trata de una historia llena de anhelos, de riqueza interior, de superación personal y, por ello, de una historia que nos puede ayudar en nuestra vida personal…a mí, por lo menos, lo ha hecho.



Buenas noches, a todos los que habéis querido pasar un rato en mi compañía. Seguid soñando con todas vuestras fuerzas y no dejéis de ser felices.
José Ramón.