martes, 25 de abril de 2017

FIN DE SEMANA DE ILUSIONES.


(Foto de Luis Carrasco)

Hola, queridos amigos de mis historias, buenas tardes. Últimamente llevo una vida ajetreada por motivo de la literatura infantil con distintas actividades que he podido sacar adelante para dar a conocer mi primer álbum ilustrado, “La nota que faltaba”. Y eso es lo que hoy os voy a contar: el maravilloso fin de semana que he pasado hablando de este cuento que, cuanto más pasa el tiempo y más hablo de él, descubro mucha más riqueza en sus páginas. Me parece mentira que hayamos podido crear, mi compañera ilustradora, Tania, y yo, esta historia que tiene tan gran potencial y tanta versatilidad: habla de música, de las tonalidades de los instrumentos; resulta una tierna historia, divertida en su desarrollo y apoyada por unas preciosas ilustraciones; ideal para los primeros momentos después de que un pequeño haya empezado a leer solo; y si no lee solo, es ideal para que los mayores: padres, abuelos, tíos, hermanos, etc, no solo se lo cuenten tal como está escrito sino que, gracias a la vida que tienen las maravillosas ilustraciones, que puedan inventar historias paralelas apoyándose en ellas; y sobre todo que es un cuento que habla de valores: la amistad, el compañerismo, la capacidad del trabajo en equipo, la tenacidad y la constancia y, lo que es muy importante, el alegrase de los éxitos de los compañeros…así es “La nota que faltaba”, y así lo presenté este fin de semana en el Día del Libro, en Albacete, el viernes 21, y en la Feria del Libro de Valencia, el sábado 22 por la tarde, en su 52 edición, establecida en los Jardines de Viveros.



El viernes, en Albacete, estuvo muy bien a pesar del frío que pasé: la Librería Herso lo organizó con mucho gusto y tuve la suerte de estar acompañado por la escritora albaceteña, Lydia Sánchez Puertas, con la que, cuando no estábamos firmando ejemplares, que lo hicimos en bastantes ocasiones, comparamos las manías que teníamos ambos a la hora de ponernos a escribir…curiosamente coincidíamos en varias.
Estuvo bien, muy bien. Recibí la visita de varios amigos, aunque de algunos no la esperaba pues, sin saberlo a ciencia cierta, pensé que ya habían dejado Albacete, por motivos de trabajo o qué sé yo…de esos que un día desaparecen de tu vida sin decir ni siquiera adiós, qué te vaya bien. De esos con los que parecía haber un feeling especial y que te das cuenta de que no existe esa reciprocidad…bueno, pues a pesar de eso fue una grata sorpresa verlos; otros que vinieron a que les firmase un ejemplar que ya habían adquirido en meses anteriores; otros solo para acompañarme un rato y charlar (me gustó hablar con la pareja que forman Mercedes y Javier).

 


Fueron dos horas rodeado de gente y de pasión por la literatura infantil. Muerto de frío, ya de noche, me puse en marcha a Valencia con la ilusión de lo que venía con el sábado.





Llegué a la caseta de la librería Leolo a las seis y un minuto y me tuve que excusar ante Bárbara, su librera, por el retraso…pero es que las estaciones de “valenbisi” no funcionaban: sí, por Valencia me gusta ir en bicicleta siempre que puedo. Es que me parece que ir en bicicleta por una ciudad, la que sea, te hace verla de manera distinta y saborearla y retener en tu mente sensaciones que para mí tienen mucho de bohemio y romántico…os parecerá una tontería, pero desplazarme por Valencia en bici me hace sentir distinto y me gusta. Bueno…¡a la Feria!

(Foto de Luis Carrasco)

Entro en una caseta maravillosa, espaciosa, en la que los libros van de derecha a izquierda perfectamente colocados por edades. En la zona de cinco años veo mi “La nota…”, delante de un cartel en el que estaba mi nombre anunciando que era mi día para dedicarlo…¡Qué ilusión!

Dejo mi mochila, saco unos marcapáginas, ofrezco uno…me miran con una sonrisa… “¿queréis que os diga de que va?”… “Bueno”…”Este álbum trata de un saxo pequeño cuyos padres murieron en una gira y no les dio tiempo a enseñarle todo lo que un saxo de su edad debería saber…le quedaba conocer cómo tocar la nota sol…”… “¿nos lo dedicas?”…
¡No me lo podía creer! Acababa de llegar y ni siquiera había sacado uno de mis bolígrafos preferidos y ya debía firmar uno…y a continuación otro…Llevaba cinco minutos y ya firmé dos. Me sentía eufórico, pero no os confundáis, que no por el hecho de haber vendido dos, sino porque hubo dos familias a las que mi historia les enganchó. 












(Foto de Luis Carrasco)
Para un escritor de verdad (no es que yo me considere que ya lo sea, pero me siento como si lo fuese…soy muy, muy nuevo en este oficio y me encanta aprenderlo día a día y disfrutarlo en estas ocasiones) eso es lo que le llena: el deseo del lector por su obra. Me encantó esa sensación inicial que no desapareció durante las tres horas que estuve firmando sin parar…batí todas las expectativas de la librera que me dijo que llegar a la cantidad que llegué era muy difícil…”pero es que la historia cuando se conoce engancha”, le dije. 

Aún esperando más amigos en Valencia que en Albacete, tuve menos visitas (esperaba unos cuantos, entre los que se encuentra algún ilustrador con el que tengo previsto, próximamente, la publicación de mi segundo álbum. La gente piensa que por pasarse por la caseta ya están obligados a adquirirlo y entonces deciden no hacerlo. No se dan cuenta que no esperas firmar muchos libros a costa de ellos: a ellos ya los tienes ganados…así es). Uno de los que sí vino fue mi amigo Luis Carrasco, magnífico fotógrafo (http://luiscarrascollopisfotos.portfoliobox.net/streetphoto-fotografacallejera-fotoalcarrer), que tuvo el detalle de obsequiarme con un reportaje fotográfico del que he extraído algunas de sus obras para esta entrada. Gracias, Luis, por tu amabilidad y amistad y deseo que puedas leerle a la pequeña el cuento con la misma pasión con la que yo lo escribí. Un fuerte abrazo agradecido.

(Foto Luis Carrasco)

Un chico, de unos cuarenta años (jo…a lo mejor tenía menos…espero que me sepa perdonar…), se acerca a la caseta, mira el cuento, me mira a mí y me dice:
Ese cuento lo conozco traté de ubicarlo en mi vida.
—¿Ah, sí?
—Sí, hicimos una actividad musical en el colegio y compramos cinco o seis libros para complementarla y ese fue uno de los que compramos —¡ya es lo que me quedaba para que el día fuese perfecto!

Fue un fin de semana de ensueño en el que me encantó hablar de mi primer álbum y ver las caras de satisfacción de todos aquellos que tras leer mi dedicatoria se despedían con un brillo cómplice en sus ojos.
Buenas noches, queridos confidentes de mis ilusiones en este espacio tan nuestro.

José Ramón.


martes, 11 de abril de 2017

La vida nos guía...





Hola a todos los que esperáis, detrás de vuestras pantallas que os cuente algo. Estamos lejos unos de otros pero mi impresión es que si aparto mi pantalla del portátil me voy a encontrar con todos vosotros mirándome…me da un poco de corte jajajaja. Bueno, sé que no me podéis ver y que, en cambio, estáis ahí. Estoy escuchando música de hace muchos años que me trae muchos recuerdos pero, es curioso, ninguno que se haya podido extrapolar a mi mundo de ahora…¡cómo cambiamos con el tiempo! Cómo el tiempo nos va moldeando y hace que vayamos por caminos paralelos o divergentes, incluso, de los que traíamos hasta ahora. En aquella época, quién me iba a decir que me iba a meter de lleno en la escritura…¿en la infantil? ¿Cómo fue ese cambio? ahora suena Whitney Houston…una pena que terminase como terminó. ¡Una belleza de mujer y una voz prodigiosamente sensual!.Pues no voy a analizar cómo fue el cambio pues creo que a veces, en este blog y en mi página de facebook, he hablado de ello. Lo que sí quiero contaros es que me puse a ello porque la vida así me lo presentó y yo lo acepté y me impliqué de lleno en tratar de transmitir sentimientos, no solo a los más pequeños sino también a los mayores que, con el tiempo, han llegado a ser aquí y en facebook mis amigos y queridos seguidores. Me apasiona ser capaz de transmitiros sensaciones y ser capaz de que paséis un rato especial en mi compañía, en nuestra compañía, porque este espacio lo hacemos todos: yo con lo que voy compartiendo y vosotros con vuestra presencia que siento y veo en el incremento de las visitas (¡ya vamos por casi 22800!).
Sí, me puse a escribir sin saber a dónde me conduciría esta nueva propuesta de la vida. ¿Sabéis?, tengo un montón de hobbies y la escritura ha conseguido que desde el momento que me dediqué a ella les prestase muy poco tiempo suena “I Look To You”…me encanta—. La escritura está muy ligada a vosotros, a mi público, y el respeto que todos y cada uno me merecéis y el saber que esperáis mis frases y mis renglones cargados de sensaciones hace que la escritura haya escalado hacia la primera posición en mis prioridades de empleo de mi tiempo libre que, por cierto, es muy poco…esa es otra que alguna vez podemos comentar.
Llegó el momento de ver cómo era capaz de llenar un papel con algo que pudiese interesar a alguien y me puse a ello y así hasta ahora… En aquél momento no pensé que nadie pudiese interesarse por lo que empezaba a escribir. ¿A quién le puede interesar estas bobadas simples y poco sofisticadas que nada tienen en común con la manera en la que lo hacen mis escritores (no seré yo quien diga “mis escritores y escritoras”…intento no ser un hortera del lenguaje) preferidos?, pensé. Esta reflexión intentaba frenarme. Sigo sintiendo que no sé cómo puede interesar a nadie lo que escribo…jajajaja. Os confieso que he leído sobre cómo se sienten los escritores y algo así les pasa también…eso me tranquiliza en estos primerísimos momentos de mi senda por la escritura en la que me queda tanto por aprender.





Una de las cosas que ha significado, “La nota que faltaba”, para mí es lo mismo que significa un aporte de vitaminas en vena para el que no puede con su alma. Me ha impulsado como lo hace la goma de un tirachinas a esa piedra de malos sentimientos (¿no lo habéis pensado nunca? Sí, la piedra de un tirachinas nunca tiene buenos pensamientos…no está “armada” para hacer el bien…¡nunca!). Un día cogí mi papel cuadriculado y empecé a escribirlo sin pensar en más. Quería escribir sobre mi instrumento, el saxo, y lo hice.





Hoy quiero compartir con vosotros algo que para mí tiene un valor incalculable. Es la muestra de cómo la vida me colocó frente a un papel y, cuando llego la hora de “La nota…”, hablé de ella para que ahora, todos vosotros, que sois por y para los que escribo, tengáis la oportunidad de disfrutarla.


Buenas noches, queridos amigos de mis ilusiones. Soñad y sed felices he puesto de nuevo “I Look To You”.
José Ramón.