martes, 30 de diciembre de 2014

¡¡Feliz y valiente 2015!!


¡¡Feliz año!!, ¡¡Feliz 2015!!, feliz nuevos 365 días de proyectos, de querer hacer todo lo que no pudisteis hacer en los pasados doce meses, por no haber podido, por falta de seguridad, por miedo o, simplemente, por vagancia. Os deseo que este nuevo año, con un número bonito y que por sí tiene una vida que otros números no tienen, o al menos a mí me lo parece, sea para todos un año de ir hacia adelante en todo lo que se os ocurra, en no quedarse atrás dudando o esperando a que otros tomen las iniciativas, qué sea un año de valentía, porque en la valentía estará vuestro éxito, y así vuestros anhelos, por fin, se harán realidad; vuestros proyectos perseguidos durante meses y quizá años, verán la luz. Seguro que será así si desde las 0000hrs del 2015 lo encaráis con un nuevo espíritu. Esto es lo que os deseo en este 2015 que ya lo tenemos ahí, y he querido felicitaros antes de que llegue porque quiero, precisamente lo que os acabo de decir, que desde el minuto cero empecéis a pisar fuerte. Muchas felicidades y un ¡¡¡Feliz y Próspero 2015!!!, mis queridos compañeros de este blog en el que nos hemos ido viendo a lo largo de los pasados trescientos y pico días.
Hoy, para terminar el año, os quiero traer a vuestra memoria, con mi ayuda, el recuerdo de todos los cuentos que tenemos ya parcialmente ilustrados (algunos completamente) y que lo serán finalmente cuando una editorial apueste por ellos. Por cierto, una editorial se ha interesado por dos que serán publicados en digital, espero que en este año que ya estamos acariciando.
Con este resumen, por mi parte, quiero empezar a pisar fuerte desde el último minuto del 2014, que, por cierto, no creo que haya sido uno de los peores años.
Espero que disfrutéis lo que os traigo y tengáis con ellos una feliz entrada de año.
Un abrazo.
José Ramón.



Cosme y la Trucha

Esta es la historia de Cosme, un niño que, causa de su tartamudez, recibía el rechazo y las burlas de sus compañeros de juegos. Cosme quiso compartir su soledad con su única amiga a partir de aquél día…no fue tarea fácil porque se trataba de una pequeña trucha de ojos negros y piel resbaladiza que no se encontraba demasiado cómoda fuera del agua…aún así Cosme se afanaba en ello hasta que de pronto…
Es una historia tierna en la que se pone de manifiesto que el cariño entre las personas debe de estar más allá de sus apariencias y sus limitaciones físicas, porque en su interior siempre hay un corazón que merece la pena ser conocido y querido.



El Globo de la Vida

El “Globo de la Vida” es una historia de fantasía en la que podremos soñar, de la mano de Justino, con viajar al pasado y tener la oportunidad de cambiar algo de lo que sucedió entonces y de lo que no estamos demasiado contentos. El medio de viaje: un globo.
En este relato se ensalza, fundamentalmente, lo importante que es la familia en la vida de una persona y el cariño que debe existir entre sus miembros.



Seguro que sabes quién soy…

“Seguro que sabes quién soy…” es un relato basado en un juego de pistas encaminadas a la resolución de la adivinanza que se presenta de manera íntima en el protagonista, anónimo, de la historia.
 Es un relato corto, muy corto, pero con una alta carga de sensibilidad y, aun no queriendo inicialmente, de romanticismo.



Viento del Sur

“Viento del Sur” nos permite acercarnos al seno de una familia nómada y vivir y sentir, a través de la historia contada, la acogedora calidez de sus gentes y la sencillez y fragilidad de sus vidas en manos, siempre, de un desierto protector unas veces, y otras cruel, inhóspito e implacable.
En este relato, se ensalzan los valores de la familia y las tradiciones que, de abuelos a nietos, se traspasan como un tesoro de valor incalculable pues representan los verdaderos cimientos de toda una vida nómada entre arena, cabras y dromedarios; castigada, a veces, por el viento que venía del sur.



Ciriaco y el caracol

Extrañas parejas de amigos se han visto siempre y, entre ellas, quizá una de las más sea la protagonista de esta historia.
Ciriaco, un escarabajo pelotero, se convierte en el Ángel de la Guarda de Lucio: un caracol con una bonita casa de rayas a su espalda.
Esta historia discurre en el solar descuidado de un chalet en venta desde hace unos años. Su nuevo dueño, recién llegado, decide cortar los rastrojos y ramajes que tanto lo afean, por el paso del tiempo.
La amistad es el valor que se realza en este divertido relato, no exento de dramatismo por lo incierto de su final…



¡Qué empiece el espectáculo!

En “¡Qué empiece el espectáculo!” se cuenta cómo un modesto circo, el Circo Markus, se sobrepuso a una grave situación que se le presentó durante su temporada de actuaciones en aquella Villa. El Circo protagonista de esta historia era conocido por sus bien cuidados y amaestrados animales. Ellos son los protagonistas de este relato…bueno, ellos y sus cuidadores.
¡Qué empiece el espectáculo! es un buen ejemplo de cómo el Espíritu de Equipo y el Compañerismo, valores que poseían los integrantes del Circo Markus, son básicos para salir de cualquier situación por complicada que parezca.





miércoles, 24 de diciembre de 2014

LUCES DE NAVIDAD




¡Hola, amigos de mis ilusiones! Ya estamos de nuevo rodeados de luces, bolas de colores, lazos abrazando papeles con “Papas Noeles” y estrellitas o campanillas en sus imágenes que buscan darle un toque adecuado a la época. Sí, y ya os lo he contado en otras Navidades pasadas, es una época que me gusta y que la vivo con intensidad. Alguien me dijo no hace mucho que disfruto mucho la Navidad porque “aprecio todos sus detalles y sentires”. Y creo que no le falta razón. Me gusta su olor a calor familiar, al calor que da el poder reunirnos todos juntos en torno a una mesa a pesar de nuestras diferencias de todo un año de malentendidos, a veces, y de desencuentros otras…pero es la magia de la Navidad: que nos hace olvidar todo este pasado cercano poco agradable y acceder a sentarnos junto al que, ni siquiera, hasta esta Noche entrañable, dirigíamos la palabra. Me gusta el bullicio nervioso de la gente, ignorando el frío en esta época, tras el regalo perfecto que será abierto al final de la cena, una vez recogido a los pies del árbol de Navidad, con un polvorón en la mano y otro terminándolo en la boca. Aprecio el sentir distinto de la gente con la que me cruzo estos días: en el supermercado, esperando el verde en el paso de peatones, en el trabajo, por los pasillos del metro…aprecio el sentir de la gente que, al menos, desean ser buenos ese día, esa noche…y que al fin lo son más de las 24 horas previstas en sus deseos. La Navidad nos cambia, a unos más que a otros…pero nos cambia. Por eso me gusta tanto este tiempo. Quizá sea muy artificial y muy manejado por el consumismo sin piedad. Sí, cierto, quizá sea así…pero a mí me gusta este tiempo de Navidad, porque me esfuerzo en ser capaz de ver más allá de lo material…y siempre encuentro algo bueno, algo que merece la pena, algo que me enseña y me mantiene en ese espíritu el resto del año.
¡Feliz Navidad a todos vosotros, creyentes o no, pero amigos míos! Es lo que de corazón os deseo estos días.

Y como es el tiempo, os traigo un cuento de Navidad que está ya siendo ilustrado…en su momento os diré quién es el artista que le está dando vida. Espero que lo disfrutéis.
Con mi mejor y más grande abrazo.
José Ramón.



Si hay una época adecuada para que nuestros deseos se cumplan, esa es, sin duda alguna, el tiempo de Navidad.
Esta historia es un canto a la Navidad que llevábamos dentro cuando éramos niños; a la Navidad que llevamos dentro ahora que no lo somos tanto. A esa Navidad en la que Los Reyes Magos, Papá Noel y el Árbol de Navidad, con su adornada majestuosa presencia, tienen un significado verdadero.
En este cuento de Navidad, Lucas, busca desesperadamente quien le pueda…………………………………………………………………………
“Luces de Navidad”, cuento de gran ternura, ilusión, sencillez y sobre todo de Navidad, nos la acerca a aquellos a los que la Luz de la Navidad nunca se atenúa en nuestro interior.


Ya llegaba la Navidad a aquellos parajes de ensueño −por lo menos es lo que nos parecería a cualquiera de nosotros−, y la nieve empezaba a blanquear las altivas y elegantes montañas que contribuían a crear ese ambiente sereno que envolvía al valle en un abrazo singular, en esa mañana en la que Lucas estaba un poco disgustado con su padre.
Papá, por favor, deja que sean éstas las últimas Navidades que pasemos aquí suplicaba Lucas desesperadamente.
Ya te he dicho que está previsto que este año nieve más de lo normal y que, si permanecemos aquí, seguramente quedaremos aislados todo el invierno. Ya sabes que no queda nadie en el valle. Todos se han ido trasladando a la ciudad pues ya no queda trabajo por estos lugares… intentaba razonar con el pequeño Lucas que, a pesar de su corta edad, ocho años, comprendía perfectamente lo que su padre le decía, aunque se resistía a aceptarlo.
Todos los años tenían la misma conversación, pero con final distinto. Éste parecía el definitivo pues las previsiones meteorológicas se presentaban decisivas a la hora de que su padre no retrasase más la partida.
En la ciudad no podría adornar su querido abeto de tres años que, en el jardín de la casa, ya se erguía majestuoso, creciendo y creciendo, día tras día, con vocación de llegar a ser el más alto y elegante de todos los que allí se alzaban recios y desafiantes a los vientos, las lluvias y las ya próximas frías y blancas nieves. Con este pensamiento, Lucas, se entristecía. La Navidad sin su abeto…….. no sería la misma.
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Venga, Lucas, ayuda a mamá y a tu hermana a meter las cosas en el coche, que se nos hace tarde urgió su padre con impaciencia.
No sé cómo lo voy a hacer, pero ……………………….. se prometió Lucas mientras corría al trastero en busca de la caja que contenía ………………………….
Ya en la ciudad, no dejó pasar ni un día; mejor dicho, no dejó pasar ni una noche sin pedir a Dios que enviase a “alguien” –unos angelitos estarían bien, pensó− para que …………………………………………………………………………..
Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente eran fijos en sus peticiones diarias: “esos sí me harán caso, decía. Siempre me han traído lo que les he pedido…”, decía totalmente seguro y con confianza. “Les escribiré una carta y les pediré que hagan un alto junto al abeto y ………………
Llegó el día 24 de diciembre.
El valle lucía completamente nevado como predijo el padre de Lucas. La circulación en vehículos no era posible, por lo que era una realidad que la casa de Lucas quedó totalmente aislada. Eso no significaba que no tuviese vida a su alrededor…
El Sol se dejaba caer sobre el valle y, apoyándose en la fría nieve, se reflejaba con fuerza intentando calentar todo aquél que lo buscase en aquellas gélidas jornadas. La nieve blanca, suave y fría, muy fría, acogía por aquí y allá alguna que otra huella de algún animal vagabundeando en busca de algo que llevarse al estómago, empresa difícil debido al grosor de la nieve caída los últimos días. El ambiente era cálido, a pesar del frío; se oía el silencio y el rumor del viento paseándose por el manto blanco y acariciando las hojas no caducas de los recios abetos. También se divisaban huellas de cazadores que se aventuraban por aquellos rincones en el frío invierno de aquél veinticuatro de diciembre, en busca de algo que aportar a la cena familiar que ya en todos los hogares se empezaba a preparar…menos en las casas del valle que se habían quedado sin el calor familiar de sus habitantes.
Era ya media tarde cuando…¿qué bullicio es aquél que está rompiendo la paz del valle? ¿qué está pasando en el tejado de la casa de Lucas? ¿Y esos trinos y píos, píos de pájaros? Un montón de pájaros se apelotonaban, haciéndose hueco con el ansioso batir de sus pequeñas alas, para introducirse, los primeros, por la chimenea de la casa……………………………………………………………
¿Pero quiénes se acercan por allá a lo lejos? Estaba ya anocheciendo y era difícil ver de quién se trataba. ¡Ya los veo! ¡Qué bonitos camellos traen! Sí, son los tres Reyes Magos que se acercaron por aquellos parajes solitarios para cumplir lo pedido por Lucas en su carta, aunque sabían que hasta la noche del cinco de enero no era el momento de manifestarse en los hogares que con tanto nerviosismo los esperaban. Quisieron hacer una excepción, pues la ocasión lo merecía en aquél frío 24 de diciembre.
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El silencio volvió al valle aunque, para ser más exactos, se dejó acompañar por los acordes de una conocida canción de Navidad que a lo lejos se dejaban sentir.
Estaba ya entrada la noche y desde las cumbres majestuosas que circundaban el valle se podía ver .........................................


domingo, 16 de noviembre de 2014

VIENTO DEL SUR



Buenas noches amigos de mis Cuentos and Dreams. Hoy quiero volver la vista atrás, al año pasado, en el que fue la última vez, concretamente en septiembre…¡¡más de un año!!...sí, en septiembre nos metimos juntos en el mundo del desierto, dimos un recorrido por lo que supone ese espacio de nada aparente y de todo cálido…y no me refiero sólo al calor abrasador del día o al frío gélido y solitario de las noches: me refiero al calor que proporcionan sus gentes, los nómadas; gentes de tradiciones y de costumbres ancestrales que cuidan y aseguran entre sus descendientes: es su seguro de vida y su vida en toda la extensión de la palabra.
Mucho tenemos que aprender de ellos y mucho que imitarles, nosotros que no sabemos vivir sin el móvil, sin la televisión, sin calefacción —su calor, el de ellos, es humano, de familia— o aire acondicionado —su refresco,  el de ellos, lo obtienen al levantar los finales de las pieles de camello que forman sus haimas; o del enfriamiento del sudor producido por ese té verde imprescindible en su existencia … ¡cuánto tenemos que aprender de ellos y cuán difícil no es cambiar nuestra forma de vivir, para hacerlo sólo con lo imprescindible!…
Pues aquí os traigo de nuevo (la historia la habéis podido ir conociendo en las entradas de 3 de marzo, 23 de agosto, 1 de diciembre y 8 de diciembre de 2012, el 5 de abril de 2013 y la última el 14 de septiembre de ese mismo año) esta bella historia al menos a Marta Rivera Ferner (reservados los derechos de autor) (http://www.ediciona.com/marta_rivera_ferner-dirf-3027.htmhttp://paistodojunto.ultra-book.com/), magnífica profesional de la ilustración; y a mí, nos lo parece para que disfrutéis de unos momentos en brazos de aquel viento que venía del sur.
Feliz noche, queridos todos.
José Ramón.

“Viento del Sur” nos permite acercarnos al seno de una familia nómada y vivir y sentir, a través de la historia contada, la acogedora calidez de sus gentes y la sencillez y fragilidad de sus vidas en manos, siempre, de un desierto protector unas veces, y otras cruel, inhóspito e implacable.
En este relato, se ensalzan los valores de la familia y las tradiciones que, de abuelos a nietos, se traspasan como un tesoro de valor incalculable pues representan los verdaderos cimientos de toda una vida nómada entre arena, cabras y dromedarios; castigada, a veces, por el viento que venía del sur.


También, en esas noches, Zaila y Ahmed aprovechaban para transmitir a sus hijos las normas de respeto a los mayores, muy unidas a los principios y costumbres por los que se rigen las gentes del desierto. Y, por supuesto, las normas básicas para sobrevivir en tan inhóspito, peligroso y, a la vez, cautivador entorno; con sus arenas formando las altivas dunas;   su viento que castiga la piel de los seres vivos que lo recorren, como si de perdigones se tratase; y, sobre todo, su bóveda estrellada que tantas miradas de esperanza, sueños y proyectos, captura.
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Estaban tumbados alrededor de una pequeña hoguera, que el mayor de los hermanos se encargaba, siempre, de disponer. Lo hacían para protegerse del frío, a veces gélido que, al ponerse el Sol, se apoderaba del territorio. Era un momento de paz y tranquilidad, en toda su plenitud, disfrutado por la familia nómada protagonista de esta historia; al cual contribuía la multitud de estrellas fugaces que recorrían ante sus ojos, de lado a lado, el firmamento que ante ellos se desplegaba. Permanecían hechizados por el brillo acogedor de las llamas, a la vez que se dejaban invadir por el cálido aroma de un vaso de té verde, que sabía preparar Zaila..........


miércoles, 29 de octubre de 2014

LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Hola, buenas noches queridos seguidores de “Cuentos & Dreams”. Sí, creo que os habréis dado cuenta del cambio del nombre de este espacio. ¡Renovarse o morir! No sé qué pensaréis del nombre, si os gusta o preferíais que no lo hubiese cambiado. Creo que representa un guiño a nuestros amigos de fuera de España de habla inglesa y a la vez he querido no personalizarlo tanto como estaba pues no es sólo mío, y no sólo yo soy el artífice de todo lo que nos encontramos en él. No sé, ya me diréis en vuestros comentarios. Por cierto, creo que lo del cuento que os he prometido a los que comentéis lo que os parezca en cualquiera de las entradas del blog no ha sido aliciente suficiente para estimularos a expresar y compartir vuestros pensamientos y pareceres con todos nosotros…bueno, como queráis: éste es un espacio en el que cada cual entra y hace lo que le apetece porque, principalmente, es un rincón para estar a gusto sin obligaciones. Si vosotros estáis a gusto así, yo también.
¿Y qué os traigo hoy? Pues como ya hacía muchos meses que no compartía con todos vosotros una nueva historia, hoy he querido traeros “La segunda oportunidad”.
La vida no siempre nos trata como quisiéramos; siempre creemos que deberíamos ser tratados de forma diferente a como lo somos y la verdad es que siempre nos vemos mejores de lo que nos ven los demás, y nos creemos mejor y más capacitados de lo que en realidad somos y…a veces tenemos razón, pero otras no tanto. Para ser capaz de valorarnos con imparcialidad, a nosotros mismos, necesitamos ser muy honestos y muy sinceros y ser capaces de no hacer “el avestruz” cuando entrevemos el resultado de nuestro análisis y nos convencemos de una realidad distinta. Esa realidad no es la nuestra, sino la que nos gustaría abrazar.
Esta historia va de esto: de unas personas honestas que aceptan su realidad y día a día tratan de sacar adelante a su familia sin pretender ser algo más que lo que son: unos hombres buenos…y también va de esa segunda oportunidad que la vida, a veces, nos da….Lo difícil es darnos cuenta de ella y saber aprovecharla…De la mano de Alipio quizá entendamos algo más sobre lo caprichosa que es la vida, de vez en cuando
Ésta, que a continuación os presento, es la sinopsis de este cuento sin edad objetivo definida. Espero que os guste lo que os traigo.
Buenas noches y qué descanséis y si soñáis algo agradable con la ayuda de lo que habéis disfrutado en nuestra página, mejor que mejor. ¡Felices “dreams”!
José Ramón.

¡Venga, inténtalo de nuevo esta vez…!, no es frecuente que nos diga esto la vida.
Las segundas oportunidades no siempre pasan de nuevo ante nuestra mirada…Esto quizá lo supiese Alipio, el protagonista de esta historia; o quizá no…; pero de lo que no cabía duda es de que trabajaba y trabajaba para que la vida reparase de nuevo en él. “La Segunda Oportunidad” es un entrañable relato en el que se resalta la importancia de valores como la amistad, la generosidad y la fe en que el esfuerzo diario, llevado con determinación, da siempre sus frutos.
“La Segunda Oportunidad” es la constatación de que la vida nunca regala nada que no se haya buscado con denuedo.

Buenas noches, Alipio saludó aquel hombre que siempre esperaba sentado en la puerta por la que accedían los trabajadores encargados de limpiar y revisar los trenes del metro, para dejarlos listos y que pudiesen iniciar su monótono y diligente rodar a las cinco y media de cada mañana.
Hola, Andrés. ¿Cómo has pasado el día? contestó Alipio, con el cariño que le inspiraba el buen hombre que, por no haberle tratado demasiado bien la vida, se veía obligado a pedir todas las noches en aquel lugar. Se las pasaba enteras en vela, sentado en aquella puerta, en paciente espera (tenía una gran responsabilidad: sacar adelante a su familia numerosa) de alguna moneda que, gracias a Dios, siempre le caía.
Alipio era una de esas personas que todas las noches dejaba algunas monedillas en sus castigadas, por la vida, manos. Aunque le hacían tanta falta como al bueno de Andrés, Alipio solía pensar que “por lo menos yo tengo este trabajo…” y así compartía con él lo poco que tenía y podía.
Alipio, era un hombre de mediana edad, con mujer y tres hijos que alimentar. Ella, su mujer, pedía en el mercado vagando entre los puestos de verduras cuando no conseguía ser empleada en una casa para limpiar. Era una mala época y el trabajo escaseaba. Por su parte, su marido, conseguía llevar a casa su pequeño jornal, ganado con su trabajo nocturno. Por las mañanas se pasaba viajando por los vagones de metro de la “Línea 7” cuya última parada estaba próxima a los hangares a los que, al final de la jornada, llegaban todos los trenes para su limpieza y reparaciones para el día siguiente. Viajaba mientras tocaba su vieja flauta. La tocaba con tal sentimiento que los vigilantes de esa Línea –conocedores de su dura vida y de que, en cierta manera, era parte de la Empresa gracias a su trabajo nocturno– hacían la vista gorda a la hora de permitírselo. Por su parte, los viajeros disfrutaban tanto de su música que, gustosamente, le premiaban con un dinero que le servía para incrementar su salario nocturno y, de esa manera, conseguir llegar a final de mes, más mal que bien.
………………………………..
¿A quién se le habrán caído?, pensó. No había ninguna cartera, ni tarjeta, ni cosa alguna que identificase al dueño de aquel …………………………….
Se agachó a la altura del asiento de aquel cuarto vagón. ¡Cielos!, no está ………………….
………..pero… ¿qué es esta bolsita?, se decía, realmente sorprendido por el hallazgo. La abrió con sumo cuidado. Su corazón palpitaba tan intensamente que pensó que se le iba a salir por su boca abierta. Vació el contenido de la bolsita en su grasienta mano izquierda y………………
Al día siguiente, pasando de vagón en vagón, entró en el que hacía el número cuatro -aquél que limpiaba por las noches- sacando la flauta de su raída chaqueta.
De lejos, fijó la mirada en el asiento en cuestión. No había nada en el suelo, lo que era señal de que………………………………
Pasaron las horas. La gente entraba y salía apresuradamente, presa de su ajetreada y, de alguna manera, estresante vida. Lo hacía sin reparar en Alipio que esperaba pacientemente mientras dejaba escapar dulces sonidos a través de los orificios de su inseparable compañera. Analizaba los gestos y movimientos de los nuevos viajeros en busca de algún indicio que le diese una pista ...........................................................
De pronto, entró y se dirigió hacia el asiento vigilado, un hombre robusto, con apariencia de tener una situación acomodada. Tenía unos grandes bigotes blancos y unas gafas que le daban un aire de indudable altivez. Lucía un caro reloj y, entre su chaqueta abierta, tocada con un elegante pañuelo, se dejaba ver un cinturón a juego. Se sentó, y sus pantalones descubrieron, con todo su brillo, unos zapatos de marca.
Ese es mi hombre. ¡Atención! Se preparó Alipio. Se dispuso a tocar su  flauta para acercarse a su “objetivo” cuando éste, el adinerado caballero -a juzgar por su presencia-, se levantó de repente y...........................................................................................


sábado, 11 de octubre de 2014

¡Bolonia de nuevo!





Buenas noches, queridos amigos. Antes de lo que lo suelo hacer me tenéis de nuevo con vosotros aquí: no quiero que pase más tiempo sin informaros de la actividad en la que estoy metido con Laura Vazval (reservados todos los derechos de autor. http://lauravazval.blogspot.com), mi querida Laura, autora de las ilustraciones de mi cuento ¡Qué empiece el espectáculo!, ya conocida por casi todos vosotros al ser la que ha dado vida a esta divertida historia no exenta de intriga y tensión y…con final inesperado, por cierto. Se trata de nuevo de algo relacionado con la más importante Feria de la ilustración infantil: la Feria Internacional de Bolonia. 


Resulta que convoca un concurso internacional de ilustración y hay que enviar cinco ilustraciones y mencionar el cuento al que pertenecen. Los seleccionados serán incluidos en un catalogo que tiene una distribución mundial: es un extraordinario camino para  que ¡Qué empiece el …! pueda ver la luz.
Esta ilustración que os traigo aquí ya la visteis en su momento (21 de abril de 2013), pero en aquella ocasión de manera parcial. Hoy os la traigo entera para que podáis disfrutarla. A ver si puedo contaros que sí ha sido seleccionada e incluida, con las otras cuatro, en el catálogo que os he mencionado.



Hoy también quiero aprovechar esta nueva oportunidad para recordaros que podéis recibir información instantánea sobre cuándo publico una nueva entrada o cuándo alguien de vosotros hace un nuevo comentario: en la imagen tenéis el lugar de la página principal de nuestro espacio en el que encontraréis el sitio donde introducir vuestros datos electrónicos para recibir el mensaje oportuno. Así mismo, debajo de esos enlaces, tendréis la oportunidad de compartir en vuestro facebook y otras redes sociales el link del blog. Gracias a todos por adelantado.
Bueno, pues por hoy ya me despido con un afectuoso saludo y con el deseo de que paséis una feliz noche de otoño.
José Ramón.

“Pero si por algo era mundialmente conocido el circo Markus, era por los animales que ponía en escena. Sí, el mago, los equilibristas, los artistas sobre bicicletas de una rueda, los payasos,…todos eran espectaculares; pero los animales que poseían no sólo eran conocidos por lo bien amaestrados que estaban –que lo estaban y mucho–, sino por los cuidados exquisitos que recibían de sus cuidadores. Los leones, los dos elefantes, el dromedario, las cuatro cebras…, los monos –éstos sí que eran graciosos–, cinco monos con una inteligencia prodigiosa. ¿Qué me dicen del oso Guski?, tan grande, bonachón y a la vez tan fiero; con esas garras y ese gruñido que amedrentó a toda la concurrencia. Sí, los animales lo eran todo en el circo y sin ellos no gozaría del prestigio que tenía más allá de por donde el Sol se pone.
En aquellos días de fiesta llegaban al pueblo vendedores y artistas callejeros; ésos que tienen uno o dos números y que repiten sin cesar captando la atención de la gente y recibiendo unas monedas que les permiten seguir viviendo del espectáculo que ofrecen. Entre los forasteros, arribó una compañía que presentaba unos números de saltos y acrobacias en suelo, formando torres humanas, no sin cierto peligro. Acamparon próximos a los terrenos en los que se hallaba extendida la gran carpa del circo Markus, con sus carromatos de vivos colores a su costado.
Se sucedieron los días de fiesta y el circo acaparaba toda la atención del pueblo y sus gentes, con gran disgusto y enfado por parte del grupo de acróbatas.............................

Tras varias horas de tensa espera por el informe del veterinario, éste dictaminó: los animales están envenenados...............................”


jueves, 2 de octubre de 2014

Y así, tranquilamente..., ¡9.000 visitas!



Hola, queridos amigos, ¿cómo os van las cosas? ¿Qué tal la vuelta tras el tiempo de verano? ¿Dura, verdad? No me extraña porque siempre el tiempo que reservamos para el descanso nos es insuficiente; al menos lo es para mí: quiero hacer muchas cosas en esos días; me hago una lista de todo lo que quiero terminar y empezar; de todo a lo que quiero dedicarme cuando no tengo algo que me urja, de todo para lo que necesito tiempo y tranquilidad…mucho tiene que ver con vosotros y con este espacio. Sí, para mí también representa una ensenada de quietud que me permite por unos minutos, más cortos de lo que yo quisiera, estar con vosotros, estar conmigo. En fin, que el verano se acabó y no pudimos hacer todo lo que planeamos porque también nos surgieron otros asuntos a los que, especialmente en vacaciones, nos gusta dedicar tiempo: a los amigos, a la familia…y claro, no está bien visto, al menos por los demás, el decir “esperad un momento que voy a meterme en mi blog…”; no, no queda bien…no queda nada bien… y por ello no lo hacemos.
Pero ya pasó ese período y ¡¡las reglas son otras!! Ahora si queda bien el entrar aquí y pasar un rato agradable contándoos mis historias y mis ilusiones. Y entre ellas está que hoy celebramos las 9.000 visitas…ya creo que estamos hablando de números importantes; sobre todo si tenemos en cuenta que al mes es raro ver más de tres entradas en nuestro blog…aquellos blogs con más entradas que nosotros, aparte de llevar activos más años (nosotros unos dos años y medio efectivos), tienen una frecuencia en la publicación de varias entradas a la semana…y no me negaréis que de menor calado que las nuestras, eh?! J Es broma. Permitidme bromear con vosotros en este sentido. Lo hago porque realmente estoy muy contento por haber sido capaz de, entre todos, llegar a este punto. ¡Enhorabuena por nuestras 9.000 visitas!
Y para celebrarlo hoy os quiero presentar a una artista sensacional, con una sensibilidad que le brota por los cuatro costados y que espero que en un futuro podamos compartir proyecto para que disfrutéis tanto con su arte como deseo hacerlo yo. Me refiero a Judit Labória (reservados los derechos de autor), una encantadora catalana que regala su carisma a través de sus muñecas sin boca. No la necesitan pues con sólo mirarlas y admirarlas es posible reconocer y empaparse de lo que Judit lleva dentro. Aquí podéis disfrutar y engancharos  a las muñecas de la armonía y el cálido recogimiento…creo que somos unos afortunados por haber recibido esta visita tan especial:
http://juditlaboria.blogspot.com.es/ ; https://www.facebook.com/pages/Judit-Lab%C3%B2ria-Vizcarro/269515606404836
Judit, gracias de corazón por tu desinteresada colaboración. Creo que esto puede ser un anticipo de un futuro tras el Regreso al Principio…Éste espacio espero que sea el tuyo también y agradeciéndote de corazón “tu muñeca” de parte de todos los que hacemos posible este blog, te doy la bienvenida. Un abrazo agradecido.
Bueno, pues ¿qué más? Pues una sorpresa…¿Os acordáis que os proponía que pensásemos en algo especial para la celebración de las 10.000 visitas? Pues creo que ya tengo algo especial. Os propongo lo siguiente: desde hoy mismo y hasta el día en el que cumplamos las 10.000 visitas (¡¡suena muy bien!!) tenéis tiempo para hacer los comentarios que deseéis en esta entrada de celebración de las 9.000 visitas, o en cualquiera de las otras que podéis encontrar aquí y que han ido configurando, día a día, lo que hoy es y representa nuestro blog. Y…¿eso para qué? —os preguntaréis. Pues porque quiero celebrar las 10.000 visitas como mejor lo sé hacer: regalándoos un cuento con mi dedicatoria y firma original. ¿Quién lo recibirá? Pues aquél/aquella de vosotros que más comentarios haga a las entradas del blog, incluida ésta, desde hoy mismo hasta el día que publique la de celebración del hito de las 10.000 visitas. El cuento lo mandaré a aquella dirección del mundo que toque, sin restricciones —necesitaré en su momento la dirección postal para enviarlo, o dirección de correo electrónico para hacerlo escaneado, si “el ganador” no desea enviarme, a mi dirección de correo particular que todos conocéis, sus datos personales—. Los comentarios son válidos en cualquier idioma. ¡Ahí está el ofrecimiento! Creo que de esa manera contribuimos todos a esta significativa celebración.
A partir de la de 10.000 ya las celebraciones las espaciaré de cinco mil en cinco mil, o algo así. ¡Ya estaremos dentro de los blogs con amplio seguimiento!
Bueno, pues muchas cosas hoy, ¿eh? Me ha encantado pasar con vosotros este largo rato. Ahora os toca a vosotros contarme cosas: hay en juego uno de mis cuentos.
Un abrazo a todos vosotros y qué paséis una feliz noche o día, según desde donde me leáis.
José Ramón.


domingo, 24 de agosto de 2014

COSME Y LA TRUCHA



Hola, queridos veraneantes, seguidores de mis ilusiones. Sé que el verano no es una época en la que estemos demasiado pendientes de esta ventana sin cortinas que es nuestro ordenador. Así debe de ser si queremos realmente descansar, cambiar el “chip” y olvidarnos de nuestro mundo y nuestras ilusiones por un tiempo que, por cierto, siempre nos parece demasiado corto. Pero, aun sabiendo esto, y aun recomendándoos este proceder, no quiero dejar de agradecer a todos los que al otro lado de la “sin cortinas” os habéis pasado por aquí durante este tiempo de asueto; a los que os habéis tomado un descanso con vuestro café o té de verano en vuestras manos, queriendo regalaros unos instantes de tranquilidad y sosiego lejos del bullir de las piscinas y el, a veces, agobio de una playa demasiado masificada, y habéis querido acercaros a este cobijo, como así lo identificamos más de uno de los que nos encontramos por aquí. Incluso en verano buscamos a veces ese momento de tranquilidad que nos permite dar rienda suelta a nuestros pensamientos, quizá para ordenarlos, quizá para darnos cuenta de que algo que pudo ser al final no fue posible aunque lo sentimos cerca; quizá para organizar nuestro futuro y diseñar unos esquemas que sabemos no durarán demasiado tiempo vivos, pero que, por lo menos, nos proporcionan, de momento, esa tranquilidad de espíritu que buscamos. A todos vosotros, un saludo muy cariñoso por permitirme, en esta época de poca actividad en la red, poderos decir “hola, sigo con vosotros y sigo deseando veros por aquí”.
De planes nos habla la entrañable historia que os traigo, una vez más, para que admiréis otro de los momentos en el proceso de dar vida a los personajes que la conforman. Presiento que pronto será escogida por una editorial para darla a conocer…¡crucemos los dedos!..., porque creo que es una de mis más tiernas historias, sobre todo gracias a las ilustraciones creadas por mi querida Tania (Tania Rico Fernández: reservados los derechos de autor. http://www.tristania.es/  http://artenuntris.blogspot.com.es/), ilustradora con una sensibilidad especial que le ha permitido meterse como nadie en los huesos y espinas de los personajes principales de este relato. Relato que ya estuvo en las entradas de: 17 de julio de 2012, 30 de junio de 2013 y 1 de noviembre de 2013; y que os recomiendo volváis a leer.
Bueno, pues os dejo con Cosme preparándose para…
Un cariñoso abrazo, amigos de este blog.
José Ramón.



Cosme decidió que, como estaba muy solo y nadie quería jugar con él, se iría al lago e intentaría pescar algo. Jamás lo había hecho y no tenía la menor idea de cómo proceder; pero imitaría a los pescadores que más de una vez observó cómo se afanaban en sacar uno y otro pez de aquellas, entonces más que nunca, pacíficas aguas.


Se le ocurrió que como caña serviría una rama que encontró en los alrededores de su casa; de sedal, una cuerda que cogió a su padre del desván; valdría como anzuelo un alfiler doblado del costurero de su madre. En realidad llevaba dos, para tener uno de repuesto. Como cebo, cogió miga de pan del día anterior que, convenientemente humedecida con agua del lago, haría su función. No olvidó, por supuesto, una buena bolsa para llenarla con la pesca.





sábado, 26 de julio de 2014

“VAN POPEL” EN EL DÍA INTERNACIONAL DEL ABUELO


Buenas tardes amigos. Hoy es día en el que el recuerdo nos hace sentir bien -aunque la nostalgia no quiera separarse de nosotros-; en el que seguro regresarán a nuestra memoria el sabor de situaciones especiales; en el que la comprensión, el cariño y el “refugio seguro”, nos hacen retornar a momentos entrañables. Hoy quiero rememorar junto a vosotros, en este lugar que tiene vocación de eso, de “refugio seguro”, todos aquellos momentos que solíamos disfrutar junto a nuestros abuelos. Hoy es el día internacional del abuelo y mi especial homenaje a ellos lo hago de la mano de mi historia, “van PopeL”.
Yo no tuve demasiadas vivencias con mi abuelo, aunque alguna la recuerdo con mucha intensidad…paseando a su lado por las calles de Madrid, donde nací y viví hasta la edad de nueve años, camino de su cafetería –“Zahara”, en la Gran Vía– en la que sentado, con un café a su lado derecho, sobre aquellas redondas mesas de mármol blanco moteado que me parecían entonces suficientemente grandes y que, después, cuando ya con unos cuantos años más regresé para revivir aquellos tiempos, vi que eran suficientemente pequeñas para aquel café y aquel boleto de la quiniela de futbol de la época. Sí, allí, todas las semanas, mi abuelo rellenaba con ilusión la quiniela del fin de semana que se avecinaba. Nunca le tocó y yo me alegré, pues ello me permitió seguir disfrutando de la tarde semanal en la que, sentado a su lado en aquella cafetería con solera, saboreaba mi pastel sin perder detalle de lo que su bolígrafo verde, de tinta azul, a modo de bola de cristal, trataba de adivinar en qué casilla, de aquellas color rojo pálido, debería poner el aspa de la ilusión.
Con mi abuela sí tuve muchas oportunidades que ahora enriquecen mis recuerdos.
Ella sobrevivió muchos años a mi abuelo: también era más joven. Ello me permitió conocerla bien pues mi edad ya me permitía apreciar y valorar los rasgos de su personalidad, su sabiduría de la vida, su grandeza de espíritu y su mirada viva que no precisaba de palabra alguna para expresar lo que tocaba en cada momento, con esos ojos que invitaban al sosiego y para mí, más de una vez, representaron un “refugio seguro”. Sí, mi abuela fue especial, lo fue para mí y su vida se extinguió entre mis manos. En aquella habitación de hospital nos encontrábamos los dos; yo le acariciaba la mano –estoy seguro que se sintió acompañada- mientras ella se iba de este mundo: me despedía de ella y le agradecía lo mucho que me dio en vida: nada material; mucho de su generosidad, bondad y nobleza.
Todavía hoy afloran unas lágrimas despistadas, que no supieron salir en su día como lo hicieron muchas otras, mientras escribo y os cuento esto.
Bueno, pues eso…que hoy les quiero rendir un recuerdo a los abuelos, los vuestros y los míos, por medio de “van Popel”.
Van Popel ya visitó por primera y única vez nuestro lugar para las ilusiones, el ya lejano 28 de octubre de 2012, cuando estábamos a punto de celebrar nuestro primer año en “la Red”…Pero, antes de hablaros de lo que nos trae esta historia, os diré que, Paula –de momento no os puedo dar más pistas-, es la ilustradora que, ya convendréis conmigo, va a darle vida de una manera muy realista y con una belleza que nos va a encantar a todos. Su manera de ilustrar y sus personajes en su portfolio me engancharon desde el primer momento: “van Popel” empezaba a tener vida en ese primer contacto. Paula, gracias por tu acuerdo de formar equipo juntos. Estamos, todos los que hacemos posible este blog, ansiosos de ver tu arte y mis palabras juntos en lo que, estoy seguro, será un álbum ilustrado especial. Un personal saludo desde este espacio que ya es el tuyo también.

Y ahora sí, hablemos de “van Popel”, de esta sentimental historia, con un final inesperado, en la que se cuenta cómo la vida gira y gira dando oportunidades a todos, ya estén vivos o nos hayan dejado hace tiempo…
 Gervasio y Sara, dos entrañables viejecitos, eran así y su vida, que transcurría entre cuadros y el penetrante y embriagador olor del óleo de colores, les dio también su oportunidad.
En “van Popel” encontramos un mensaje de solidaridad y generosidad en su más alto exponente que nos lleva a confirmar que los que menos tienen, al final, son los que más comparten. Os dejo con un fragmento de este, para mí, cuento con muchos recuerdos. 

Eran las seis y media de una tarde fría de invierno cuando Gervasio, agachado, cosa que la mayoría de las veces suponía un verdadero suplicio, estaba terminando de cerrar la persiana metálica de su vieja y polvorienta tienda de cuadros. Las seis y media de la tarde no era la hora habitual para que Gervasio cerrara, pero llevaba unos días en los que no se encontraba con la moral demasiado alta.
En casa le esperaba Sara, mujer extremadamente sensata y de dulces y suaves ademanes. Era, sencillamente, una mujer adorable. Ella, al igual que Gervasio, pasaban ya de los setenta años y sólo se tenían el uno al otro.   Últimamente, él meditaba mucho sobre su vida y eso sólo servía para entristecerle aún más de lo que estaba.
Hacía tiempo que quería cerrar la tienda de cuadros que tanto trabajo le daba y, aunque no tenía prácticamente dinero, jubilarse y pasar tranquilo, junto a Sara, los últimos años de su vida.
Este deseo se antojaba difícil de poder cumplirse ya que no encontraba la manera de vender los casi cincuenta cuadros que aún quedaban en la tienda y que, de hacerlo, le aseguraría el pago del alquiler de la antigua casa en la que habitaban, durante los próximos diez años. Sabía que no era mucho tiempo, pero se convencía de que no debía preocuparse de ello ya que, en diez años, intuía que ninguno de los dos estaría vivo para contarlo.
Gervasio vivía angustiado con estos pensamientos, sobre todo cuando miraba los ojos azules claros, casi blancos, de Sara, su fiel compañera.
Al entrar por la puerta..........................
-Ten confianza, Gervasio. Seguro que las cosas cambian un día de estos -ella contestó, con cariño y tratando de ayudarle pues no soportaba verlo tan abatido.
¿Por qué, Gervasio, no conseguía vender los últimos cuadros? Pues, sencillamente, porque......................
Por la tienda de Gervasio pasaban, frecuentemente, gente muy entendida en arte que, nada más ver que lo único que le quedaba eran los cuadros del tal van Popel, de su sombría etapa; salían casi sin despedirse
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Gervasio y Sara, aunque nada tenían, viendo la imagen que ante ellos se presentaba, decidieron acogerle en aquella noche fría en la que la nieve estaba a punto de empezar tímidamente a caer
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Gervasio se levantó temprano, como todos los días, y se percató de que en la pequeña salita estaba el colchón enrollado y atado con una cuerda, como se lo habían entregado la noche anterior, al necesitado hombre. Buscó por la casa y comprobó que no estaba. Había salido al amanecer, con mucho sigilo...........................................................................................
“van Popel…”, leyó Gervasio con gran sorpresa. No se lo podía creer. Claro, por eso se lo dejó el hombre, pensó.
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Al día siguiente, estaba ya en la tienda moviendo unas mesas y metiendo en cajas unos libros viejos cuando sonó la campanilla de la puerta, indicando que alguien había entrado.
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(nº de registro de la propiedad intelectual09/2010/2757)
http://people.safecreative.org/jose-ramon-de-cea-velasco/
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