Buenas tardes amigos. Ya he iniciado
el trayecto de firmas para dar a conocer mi nuevo trabajo: Cosme y la trucha. Ya lo conocéis y me conocéis: ¡no puedo quedarme
quieto teniendo un nuevo trabajo en las librerías! Estuve pensando si hacer las
firmas solo para Cosme…, pero al
final me decidí que hacen buena pareja los dos y que sería también una buena
oportunidad para seguir dando a conocer a La
nota…
Después de las dos firmas que os voy a comentar hubo unos segundos que
me arrepentí de haberlo hecho así. Fue como enfrentar a mis dos “hijos” para
ver quién de los dos me arrancaba más firmas. Y esa sensación no me gustó
demasiado.
Al final, como lo que se pretendía no era rivalizar, sino dar a
conocer, pues olvidé el pensamiento de culpabilidad y disfruté de la sensación
de dedicar unas letras a los que amablemente quisieron que algunos de mis dos
cuentos ilustrados, en algunos casos, o los dos, en otros, formasen parte de
sus vidas o las de sus pequeños.
El primer evento fue el 18 de este
mes, en la librería San Pablo de Albacete. Antes de nada quiero mandar un
fuerte y cariñoso abrazo a sus dos libreras, Mari Ángeles y Llanos, por la
extremada amabilidad con la que me han tratado desde el momento que me acerqué
a ellas proponiéndoles esta actividad.
Bueno, la verdad es que no fui yo el que
me acerqué inicialmente sino una amiga que lo propuso. Gracias, Mercedes, y
gracias también a Javier que tuvo muchos motivos para sentirse orgulloso de como se desarrolló todo por la tarde. Un gran abrazo para los dos.
No fue una tarde de firmas como otras que
disfruté con La nota que faltaba. Fue
distinta, porque la preparamos de manera diferente. Veréis, no quise hacer una
actividad para niños. No, no quise hacerlo así. Quise tener un encuentro con
las personas que, de alguna manera, tienen que ver o están interesados en la
educación de sus pequeños, ya sean hijos, sobrinos o nietos. Hubo de todo.
Quise y busqué tener un rato íntimo con mis futuros lectores o con los lectores
que transmitirán mis sentimientos a los pequeños mientras tanto ellos no sean
capaces de hacerlo por sí mismos. Buscaba tener un momento como el que tenemos
cuando nos acercarnos a esta ventana. Quería hablar, a los que iban a asistir, sobre el escritor que tengo dentro, sobre cómo planteo las historias y,
principalmente, que es por lo que vendrían, sobre mis dos primeros cuentos
ilustrados.
Lo mejor de la tarde, a parte de la
cantidad de libros que se llevaron, fue que, respondiendo a las preguntas que
me hicieron, que fueron muchas, me permitió hablar de cosas que nunca me había
planteado. Me preguntaron que por qué escribía para niños. Que qué buscaba en
ello. Que si mi profesión no estaba relacionada con el arte ni con la escritura
infantil cómo podía explicar que me pudiese dedicar a ello. No supe contestar
claramente a las dos preguntas. Me remonté a cómo empecé a escribir. Alguna vez
creo habéroslo contado. Un buen día, allá por 2010, me regalaron un álbum
ilustrado dedicado. Sí, los álbumes y los cuentos ilustrados no son exclusivos
para regalarlos a los pequeños. Esa es la grandeza de la literatura infantil
que llega al corazón de grandes y pequeños, de igual manera y con igual fuerza.
Pues bien, cuando lo leí me dije “¡…si esto lo puedo escribir yo…!”. Y empecé y
hasta ahora…
También les conté que el ser escritor para niños me
imaginaba que dependía de la sensibilidad que tengamos, el que se quiere
dedicar a ello, dentro de sí y no relacionado con su desempeño profesional. Yo
me siento cómodo en este campo y me produce muchas satisfacciones…sobre todo
cuando acabas de dedicar uno de tus cuentos a unos pequeños. Sus miradas son
inolvidables para mí.
Gracias, Lucía e Irene y, sobre
todo, a sus simpatiquísimos padres. Ellos estuvieron en la segunda de mis firmas
de esta semana. Me refiero a la que hicimos en la librería Atenea, de Valencia.
A sus propietarias, Isabel y Mercedes, les agradezco también su eterna
sonrisa y su amabilidad. Además os quiero comentar que son propietarias de la
editorial Samaruc y que esperamos pronto
el que otro de mis libros, muy conocido por vosotros, sea editado por ellas. Eso me anticiparon. Permitidme que guarde el secreto del título del libro.
La actividad en Atenea, el viernes 20 pasado,
fue distinta a la de San Pablo. Allí se pretendía el “abordar”, en el buen sentido
de la palabra, a los que iban entrando en la librería buscando otros asuntos.
Es muy difícil
conseguir que los que no vienen con la idea de adquirir un cuento ilustrado lo hagan…pero
alguno sí se sintió atraído por mis dos productos. Eso es, si cabe, mucho más gratificante.
En fin, amigos, que la literatura infantil
me da muchas satisfacciones y eso lo pude disfrutar en estas dos tardes intensas
y llenas de sensibilidad e ilusiones, y hoy os lo quería contar y compartirlo
con vosotros. Me gusta hacerlo.
Por mi parte, quiero aprovechar para desearos una muy Feliz Navidad y un extraordinario Año 2020, que estoy seguro será mucho mejor que este que ya estamos cerrando y que, al menos para mí, ha sido un gran año.
También, como siempre, os deseo que sigáis siendo felices y que si no os ha tocado la lotería hoy, aquí en España,
que no dejéis de soñar para que el año que viene sí lo haga y, sobre todo, no dejéis
de soñar con vuestras ilusiones. Al final se cumplen, si se sueñan fuerte. Las mías
se están cumpliendo.
Buenas noches.
José Ramón.
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