Hola, amigos, buenas tardes. Espero que sigáis bien desde la
última vez que os saludé y, vuestras familias, también se encuentren bien. Necesitamos
todos prestar atención a cuidarnos mucho y a todo nuestro entorno de seres
queridos. Entre todos volveremos a nuestra normalidad. No me gusta nada este
término acuñado como “nueva normalidad”…me parece una manera de ridícula de confundir…debemos
llegar a la normalidad de siempre, la nuestra, con una serie de hábitos nuevas
que debemos implementar en nuestra vida y seguirlos durante un tiempo más o
menos largo…pero ya. Volveremos a nuestra manera de vivir y a nuestras
costumbres que nos distinguen como españoles del resto del mundo. Estamos en
una sociedad, que a mí, a veces, me da un poco de vergüenza ajena, porque le
gusta crear nuevos términos y llamar a las cosas como nunca se han llamado…pareciendo
que las están descubriendo.
Bueno, que no me gusta hablar de este tipo de cosas que retuercen
las realidades a las que nos enfrentamos en el día a día, tratando de
reescribir nuestras costumbres y nuestra manera identitaria de vivir.
Me gusta más hablar de lo que siempre os quiero compartir en
nuestro blog. Hoy os traigo un nuevo "trozo" de mis proyectos. Se
trata de “Clara y Jonás”. Este cuento, si bien no ha cambiado de ilustradora,
sí lo ha hecho en otros aspectos: Fue elegido por una editorial que, al final,
no encontró el momento de publicarlo. En la actualidad está con el visto bueno
de otra pero, con esta crisis amenazando todo lo económico, os confieso que no
sé su estado actual de compromiso. Estuvo el proyecto unos años parado; todo
terminado y en búsqueda de editorial. En este tiempo su ilustradora evolucionó
en su arte a mejor y cuando se nos presentó la primera editorial decidió que no
se identificaba con el estilo que inicialmente había empleado: ella había
evolucionado y, por eso, “Clara y Jonás” cambió su look. Su nombre también evolucionó: del inicial “Lágrimas por una
amistad” al actual con el nombre de los dos protagonistas.
Es una historia cargada de sensibilidad (ya sabéis que me gusta
escribir rozando los pelos erizados de nuestros brazos) que nos relata una
amistad plena y real, aunque a veces nos dé la impresión de que va un poco más
allá, en cuanto a los sentimientos que cada uno de los protagonistas siente por
el otro.
Está ilustrada, en ese campo de la sensibilidad absoluta, por mi
compañera en este trabajo, Alejandra
Morenilla (https://www.behance.net/amorenilla/appreciated
https://www.instagram.com/morisukis/?hl=es,
todos los derechos reservados)
Espero que os
guste el trozo que os traigo de él:
No parece
que una charca solitaria sea el lugar más adecuado para localizar la historia
que voy a contar, pero lo cierto es que ocurrió así.
Ambos lo
pasaban muy bien en la charca de color verde oscuro ―como todas las
charcas que se precien―que, a diferencia de otras, tenía unos preciosos
nenúfares flotando en su superficie. Entre ellos se podían apreciar diversas
plantas con bonitas flores de colores que sobre ellas se mantenían a flote. Una
de aquellas, con una preciosa flor blanca, era la preferida de Clara. A su
costado solía tumbarse a descansar tras largas horas de saltos y nados jugando
con Jonás, mientras éste le contaba sus secretos y sus proyectos en los que
siempre incluía a su amiga Clara.
En un lugar,
relativamente alejado de la ciudad; y digo relativamente, porque con cierta
frecuencia acudían algunos niños a jugar con pelotas y a lanzar piedras al agua
para ver quién, haciéndolas rebotar sobre la superficie, llegaba más lejos; es
donde tuvo lugar esta historia en la que se vieron envueltos Jonás y Clara.
Jonás era un
sapo verde –como todos los sapos–; no muy agraciado, pues era un poco cheposo y
barrigón –sí, como todos los sapos–, aunque sus ojos saltones y su cara
bonachona indicaban que era un sapo de buen corazón.
Por su
parte, Clara, se podría decir que era una rana muy atractiva, a los ojos de un
sapo. Lo que más la caracterizaba era su alegría y vitalidad. Ciertamente era
una rana muy juguetona y divertida................
Buenas tardes a todos y recibid un
cariñoso abrazo con el deseo de que no dejéis nunca de soñar y de ser felices.
José Ramón.
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