jueves, 11 de mayo de 2017

OTRO FIN DE SEMANA DE ILUSIONES





Hola, amigos. No os lo vais a creer pero llevo desde el sábado por la tarde queriendo entrar en nuestro blog para contaros como me fue el fin de semana de firmas en Herso (Albacete) y en Leolo (Valencia). Cuando nos pasan cosas buenas o agradables necesitamos contarlas a nuestros amigos y a la gente que nos tiene cierto cariño o con la que tenemos algo de confianza. Con mi entorno directo sí he podido compartir y disfrutar una vez más un fin de semana tan especial, aunque también me habría gustado haberlo podido hacer con alguien más de mis conocidos y amigos, cosa que me fue imposible pues no hubo ocasión. Me hubiese gustado, sobre todo, haberlo compartido con vosotros que sé que, muchos, lo estabais esperando. Sé que vivís conmigo estos éxitos y estas experiencias cargadas de ilusiones con la misma pasión con la que lo hago yo. Por mi parte procuro contároslas de manera que podáis vivir, a través de mis letras, lo que yo viví. Sí, fue un fin de semana magnífico.



 Imaginaos: la sala acogedora, rodeada de libros, con mucha luz, repleta de gente con sus pequeños…y sin pequeños; eso me gustó también mucho. ¿Sabéis por qué me gustó? Pues porque no escribo para unas edades determinadas. Muchas veces me han dicho: “debes decidir a qué edad quieres contar cosas y cuando lo tengas decidido entonces hazlo”. No puedo hacer eso, lo siento. Necesito contar algo y lo hago. Después aconsejo las edades para las que va dirigido. Así es como yo entiendo este mundo de la literatura infantil —digo que es infantil y ciertamente está dirigida a los más pequeños, pero la verdad es que mis historias, tal como están redactadas, provocan sensaciones, también, en los que ya no son tan pequeños…y eso me satisface mucho, igualmente, porque hago que la gente mayor las viva de la misma manera que cuando yo las concibo. Quizá, si me dedicase a escribir porque tengo que vivir, comer, pagar mis facturas, etc., a lo mejor me pensaba el consejo que me dieron. Pero no es mi caso. Escribo por placer y por afición. Escribo porque necesito contar cosas para transmitiros sentimientos y sensaciones. No escribo por necesidad física. Para mí la escritura es un medio de disfrute y un medio para haceros pasar unos momentos especiales que pretendo que sean únicos y que solo podáis encontrar en la ventana de este blog. ¿Presuntuoso? Nooooo. No es ser presuntuoso el querer que tu espacio sea único y especial. Otra cosa es que logre conseguirlo…pero si tan solo uno de vosotros así lo considera, entonces considero alcanzado mi objetivo y con eso me siento más que satisfecho. ¡Qué no se me olvide!: gracias a los que consideráis nuestra página como un lugar especial para momentos especiales J.



Bueno, pues sí, estaba lleno de gente y la atmósfera se hizo más íntima cuando seis jóvenes violinistas, dirigidos por su profesor, empezaron a interpretar unos bellísimas obras…noté que, Sax y Volín, se removían entre las páginas de “La nota que faltaba”. Yo miraba a la gente, miraba sus miradas, prestaba atención a su quietud de momia, no perdía detalle de todo lo que revelase sus sensibilidades en esos momentos, al menos para mí, emocionantes. Creo que por ese momento y por otros que me sucedieron ese viernes, cinco de mayo, ha merecido la pena todo lo pasado con mi primer trabajo.



Después vino el cuenta cuento, con una puesta en escena magnífica (gracias Ángela).



Una vez se terminó repartimos unas láminas, basadas en las ilustraciones del álbum ilustrado, a los niños asistentes para que pudiesen iluminarlas mientras yo aprovechaba la oportunidad de poder dirigirme a todos los padres, tíos, abuelos, etc. y hablarles de los beneficios que ofrece “La nota…” a pequeños y mayores. 


Este fue otro gran momento que lo he vivido en otras dos ocasiones (en la Feria de Madrid y en la de Valencia), pero no con la intensidad y amplitud como la viví el viernes en Herso: me vi frente un grupo de personas que estaban allí para oír sobre mi álbum. Fue una sensación maravillosa pues no había prisa por parte de nadie: ni por su parte ni, por supuesto, por la mía. Ese momento (ahora le llaman “momentazo”…pero me resisto a utilizar palabras de moda…) fue extraordinario porque cuando estás concibiendo una historia, en la soledad de tu escritorio, con tu lámpara amable y tu música que te transporta a tus mundos de ilusiones, piensas en cuando esté al alcance de tu público (nunca estás seguro de si lo podrás llegar a tener) y puedas hablarles de él, de cómo se te ocurrió, de por qué lo hiciste así y de por qué lo escribiste de esa manera y no de otra; de qué querías conseguir y qué conseguiste…Eso lo pude hacer frente al público entusiasta que el viernes se reunió en Herso y que, a la mínima, brindaban sus aplausos.



Después vino la oportunidad, siempre agradable, de las dedicatorias de mi trabajo a aquellos que decidieron que “La nota que faltaba” era un buen regalo o que se trataba de algo importante que podría contribuir a la formación de sus pequeños (una gozada el rato que pasé con Santiago, que será un gran pianista, seguro, y con Ricardo); 









o, como fue el caso de una profesora de la academia “Pianissimo”, para contribuir a la de los futuros músicos. Por cierto, aprovecho para deciros que “La nota…” no es un libro “de música”; no lo concebí así. Es un álbum de valores, escrito porque quería tener un cuento sobre mi instrumento (llevo seis años aprendiendo a tocar el saxo); se trata de una historia entretenida y con un componente musical importante y aplicable en las primeras etapas de la enseñanza musical. No es un libro exclusivo de música. Es un libro que quiere hablar de valores a través de una historia relacionada con la música y que puede tener aplicación en los primeros años, en las escuelas de música. Lo digo todo esto porque hay gente que al mirarlo en la estantería pasa de largo porque piensan que es, tan solo, de música…y no es así.



Dicho esto que os quería contar, y siguiendo con el relato de lo que supuso ese día para mí, os diré que lo mejor de aquella noche maravillosa fue cuando se me acercó un hombre que quería que le dedicase un libro a Mateo (espero no equivocarme de nombre). Mateo…había llegado a este mundo hacía dos días…Todavía, al recordarlo, me estremezco y me emociono. Aquel hombre, sin saberlo, aunque se lo dije después y así lo reflejé en la dedicatoria, me hizo un grandísimo honor. Mi libro iba a ser el primer libro de la vida de ese chaval. Posiblemente “La nota…” representará algo importante en su vida y le acompañará toda entera. Quizá, yo sea el causante de que llegue a ser un gran músico…la pena es que yo no llegue a verlo. Todavía me emociono por la gran responsabilidad que cayó esa tarde sobre mí. Pienso ahora, por ello, que ha merecido la pena todo el sacrificio y esfuerzo que he tenido que hacer para llegar a ver publicado mi querido primer álbum de valores y de música. Me encantará llegar a saber de Mateo cuando lo haya leído…


El día 6, por la mañana, 



estuvimos en la librería Leolo, en Valencia. Estuvo bastante bien aunque la audiencia fue muy pobre. Yo no sé las razones por la poca asistencia y estoy seguro de que mis amigos de Leolo habrán analizado qué es lo que no salió del todo bien. Al final, aunque la audiencia es importante, qué duda cabe, lo que tiene más valor es que fuimos capaces, entre todos los que nos convocamos allí, de crear una atmósfera de fantasía e ilusiones, que es lo que realmente es la literatura infantil. Y, eso, os aseguro, sí que mereció la pena, más allá del número de asistentes. Las miradas de los pequeños escuchando a Yolanda, que lo hizo fenomenal, durante el cuenta cuento, lo decían todo. 




Después, mientras pintaban las láminas, como hicimos en Herso, tuvimos la charla, con los mayores que asistieron, más enriquecedora de todas las que he tenido en ninguno de los eventos anteriores. Esto último es con lo que me quedo de valor de ese día. Fue una inolvidable experiencia que unida a la del día anterior, en Albacete, hizo que pueda decir que este fin de semana pasado lo ha sido para recordar siempre.







Pues esto es todo lo que os quería contar de este nuevo set de actividades para dar a conocer “La nota que faltaba”. Espero que de la forma que os lo he contado lo hayáis vivido con la intensidad con la que lo hice yo en directo. Ese es mi único motivo de traéroslo esta noche aquí, a nuestro cálido rincón.
Buenas noches, amigos. No dejéis de seguir soñando y siendo felices.

José Ramón.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Buenas noches José Ramón. Me sorprende con la facilidad en la que describes con tanto detalle aquel viernes fantástico. Al leerlo puedo imaginarme hasta las caras que pusieron los asistentes, especialmente los más pequeños. Te felicito por tu blog, me agrada mucho leer cada paso que das en este mundo tan bonito que es el cuento infantil. Y como bien dices, está dirigido SIEMPRE a todos los públicos. No olvidemos que nos queda una parte de nuestro niño interior, no se pierde 😊
Muy buena idea repartir ilustraciones a los más pequeños para que las coloreen y mientras hablar con los padres de la intención del álbum ilustrado.Y seguro que podrás ver a Mateo ¡dentro de nada! leyendo su primer libro.
Que te voy a decir José Ramón que no te haya dicho ya, me encanta que personas como tú ame lo que hace y transmita tanta ilusión y cariño.
Un gran saludo y a seguir compartiendo sueños.😊 Adivina por qué me voy a dormir a estas horas, Jajajajaja también me cuesta descansar y dejar lo que amo, pintando sin parar.😂😂😂

José Ramón de Cea dijo...

Hola, Helena. Bonito y largo comentario has hecho y te lo agradezco. El saber que gusta lo que escribo me anima e impulsa a intentar hacerlo cada vez mejor. Sí, lo de invitar a colorear láminas con las ilustraciones del libro es, creo, muy acertado porque, mientras los niños se divierten coloreando los personajes a los que se les ha dado vida inmediatamente antes, a través del cuenta cuento, yo puedo entablar un diálogo con los mayores que han asistido al evento y lo hacemos de manera relajada y sin prisas: sus pequeños no la tienen...
Eres una magnífica artista y no veo el momento de poder enseñar a nuestros amigos en esta página tus divertidísimos personajes de nuestro cuento "Tela de araña". Un cariñoso abrazo, Helena y no dejes nunca de pintar y seguir soñando como lo haces. José Ramón.