sábado, 11 de octubre de 2014

¡Bolonia de nuevo!





Buenas noches, queridos amigos. Antes de lo que lo suelo hacer me tenéis de nuevo con vosotros aquí: no quiero que pase más tiempo sin informaros de la actividad en la que estoy metido con Laura Vazval (reservados todos los derechos de autor. http://lauravazval.blogspot.com), mi querida Laura, autora de las ilustraciones de mi cuento ¡Qué empiece el espectáculo!, ya conocida por casi todos vosotros al ser la que ha dado vida a esta divertida historia no exenta de intriga y tensión y…con final inesperado, por cierto. Se trata de nuevo de algo relacionado con la más importante Feria de la ilustración infantil: la Feria Internacional de Bolonia. 


Resulta que convoca un concurso internacional de ilustración y hay que enviar cinco ilustraciones y mencionar el cuento al que pertenecen. Los seleccionados serán incluidos en un catalogo que tiene una distribución mundial: es un extraordinario camino para  que ¡Qué empiece el …! pueda ver la luz.
Esta ilustración que os traigo aquí ya la visteis en su momento (21 de abril de 2013), pero en aquella ocasión de manera parcial. Hoy os la traigo entera para que podáis disfrutarla. A ver si puedo contaros que sí ha sido seleccionada e incluida, con las otras cuatro, en el catálogo que os he mencionado.



Hoy también quiero aprovechar esta nueva oportunidad para recordaros que podéis recibir información instantánea sobre cuándo publico una nueva entrada o cuándo alguien de vosotros hace un nuevo comentario: en la imagen tenéis el lugar de la página principal de nuestro espacio en el que encontraréis el sitio donde introducir vuestros datos electrónicos para recibir el mensaje oportuno. Así mismo, debajo de esos enlaces, tendréis la oportunidad de compartir en vuestro facebook y otras redes sociales el link del blog. Gracias a todos por adelantado.
Bueno, pues por hoy ya me despido con un afectuoso saludo y con el deseo de que paséis una feliz noche de otoño.
José Ramón.

“Pero si por algo era mundialmente conocido el circo Markus, era por los animales que ponía en escena. Sí, el mago, los equilibristas, los artistas sobre bicicletas de una rueda, los payasos,…todos eran espectaculares; pero los animales que poseían no sólo eran conocidos por lo bien amaestrados que estaban –que lo estaban y mucho–, sino por los cuidados exquisitos que recibían de sus cuidadores. Los leones, los dos elefantes, el dromedario, las cuatro cebras…, los monos –éstos sí que eran graciosos–, cinco monos con una inteligencia prodigiosa. ¿Qué me dicen del oso Guski?, tan grande, bonachón y a la vez tan fiero; con esas garras y ese gruñido que amedrentó a toda la concurrencia. Sí, los animales lo eran todo en el circo y sin ellos no gozaría del prestigio que tenía más allá de por donde el Sol se pone.
En aquellos días de fiesta llegaban al pueblo vendedores y artistas callejeros; ésos que tienen uno o dos números y que repiten sin cesar captando la atención de la gente y recibiendo unas monedas que les permiten seguir viviendo del espectáculo que ofrecen. Entre los forasteros, arribó una compañía que presentaba unos números de saltos y acrobacias en suelo, formando torres humanas, no sin cierto peligro. Acamparon próximos a los terrenos en los que se hallaba extendida la gran carpa del circo Markus, con sus carromatos de vivos colores a su costado.
Se sucedieron los días de fiesta y el circo acaparaba toda la atención del pueblo y sus gentes, con gran disgusto y enfado por parte del grupo de acróbatas.............................

Tras varias horas de tensa espera por el informe del veterinario, éste dictaminó: los animales están envenenados...............................”


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Mucha suerte! Seguro la tendréis. Saludos

José Ramón de Cea dijo...

Gracias, ORB. A finales de noviembre sabremos algo. Un saludo.