Hola amigos, buenas tardes a todos en este
día en el que ha llegado la primavera y casi no hemos reparado en ello. En otra
situación veríamos las redes atiborradas de mensajes y comentarios relativos al
cambio de estación, sobre todo de esta pues la primavera evoca muchas cosas e
inspira a muchos. Pero en la situación de confinamiento en casa, en la que nos
encontramos, ha pasado casi desapercibida esta llegada. Lo que sí esperamos con
ansia, por nuestra salud y la de nuestro entorno, sobre todo, es la llegada del
verano ya que nos dicen y eso parece que con el calor el virus se debilita
mucho…ya veremos si esto es verdad. Esperemos que lo sea.
Pues eso, que no se está mal en casa, como
titulo en esta entrada. La verdad es que no sabemos si se está mal o no, sobre
todo desde el punto de vista del español que tanto nos gusta estar fuera de
casa. Nuestro clima nos lo permite y nuestra forma de ser, por la que
necesitamos afectos evidentes y tocar al que está a nuestro lado y con el que
compartimos nuestros momentos, nos impulsa a seguir nuestra vida. Pero esto ha
cambiado y debemos demostrarnos que no se está tan mal en casa. ¿Y cómo lo
hacemos? Pues yo, que siempre me ha gustado estar en ella y no soy de salir
demasiado ya me he puesto mi rutina. He dividido el día en actividades, en el
que no falta el deporte. Es impresionante la cantidad de cosas que tengo para
hacer y la de tiempo que me falta para hacerlo todo. Cosas a las que
habitualmente no encuentro el momento para dedicarles tiempo pues otras
ocupaciones fuera de casa me lo impiden. Ahora, todos, por responsabilidad
ciudadana debemos disfrutar de nuestros hogares. En este tiempo de la
tecnología y las redes sociales, que nos permiten acercarnos a los demás y
compartir con ellos nuestras aficiones, no hay tiempo para aburrirnos. Una de
las mías, a parte de la escritura, a la que espero dedicar más tiempo, es el
ajedrez. Me he planificado para estudiar algunas aperturas que tengo olvidadas
y a poder participar en algún campeonato de los que hay online y que estoy
seguro se van a multiplicar en este tiempo hogareño.
En fin, con esto que os cuento os quiero
animar a que os toméis unos minutos para, en un papel en blanco, hacer una distribución
racional de vuestro día en el que, aparte de vuestra responsabilidad en
contribuir a las tareas de la casa, encontraréis cabida para muchas otras
cosas. ¡Os vais a asombrar de la cantidad de cosas que podréis hacer! Quizá es
el tiempo de revisar todo lo que tenemos metido en los armarios y que por falta
de tiempo nunca encontramos el momento de ordenar y, sobre todo, seleccionar
para deshacernos de ello por falta de uso. En el caso de la ropa no os olvidéis
que se puede entregar a organismos oficiales y no gubernamentales (estoy
pensando en este momento en nuestra sufrida y sacrificada Cáritas) que le
sacarán mucho partido a lo que, para nosotros, ya lo ha perdido. Llevémoslo
allí cuando termine nuestro confinamiento.
Una de las actividades a la que podamos
dedicar más tiempo ahora, y que tiene que ver con este blog, es la lectura. Ya
sabéis que la mayoría de las entradas que pongo en nuestro espacio están
relacionadas con la literatura infantil pero, también sabéis, que muchas otras
no. Y por esto, en esta época quiero contribuir a que paséis vuestro tiempo lo
más entretenido que podáis. Os quiero recordar uno de los relatos que más
seguimiento ha tenido y que muchos de vosotros no conocéis. Creo que ha sido un
relato que ha llegado al corazón de muchos de los que os dais una vuelta por
aquí y que, a los que no lo conocéis, os enganchará. Os animo a meteros en el
embrujo y la sensibilidad de Sultana.
Sultana,
es una historia de suspense, inicialmente, y de amor y fantasía, a medida que nos
vamos dejando apresar por ella. La conté en cinco capítulos que, para que no
los busquéis, en el buscador que aparece en la parte derecha de nuestra página,
os adjunto los links aquí debajo. Espero que, Sultana, os haga pasar un buen rato y os aparte la mente, por unos
minutos, de la actualidad preocupante en la que estamos metidos.
Disfrutad amigos de este momento y, sobre
todo ahora, no dejéis de soñar y de ser felices…pero en casa.
José Ramón.
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