jueves, 25 de junio de 2015

DE NUEVO, ADIVINA CONMIGO


¡Ay…, Ay…, Ay…! Sí, buenas y tormentosas tardes, al menos por estas tierras de Dios. Hoy os quiero transportar a un lugar que parece salido de un cuento —muy apropiado para este blog, ¿no creeis? —, pero de un cuento de aventuras, de esos que leíamos de pequeños sobre cinco chavales/as y sobre otros siete —Blyton era un genio de mujer o, como es “correcto” ahora, una genia—: me encantaban y ¿sabéis?, llevaba a la práctica sus aventuras con mi pandilla; bueno, no exactamente las de ellos, sino las mías, las nuestras…: investigábamos, nos comunicábamos por señales de morse con una linterna, por la noche…¡qué tiempos tan felices, aquellos! Creo que he sido uno de los niños que mejor se lo ha pasado con sus amigos…si os contase más cosas, como se dice hoy en día, ¡alucinaríais!...pero, hoy no toca hablar de mí…
El lugar al que someto a vuestras dotes adivinativas apareció, hace tiempo, mucho tiempo, cuando el cine era en blanco y negro, en alguna película —un secreto: yo no la he visto, ni la conocía, pero creo que fue buena y conocida…al menos por la gente de la comarca…— de amaneceres antiguos.
Se oye el rumor del río allí abajo…porque todo aquí está o allí abajo, o allí arriba, según a dónde miremos y de dónde lo hagamos; según pensemos en éste o aquél. Ahora veo a la Patrona del lugar, allí o allá arriba, según gustos. Y lo está, no sólo porque las Patronas suelan estar siempre por aquellos andurriales —me refiero a los que están por encima de las nubes—, sino porque, en este caso, la veo allá arriba, en el monte más alto de los que flanquean el río serpenteante. Está serena. Es una imagen bonita y diría que muy bonita. No es que haya subido allí para verla…está muy lejos y no llevo mis botas de senderismo puestas; no, es que paseando por las angostas y pulcras calles del pueblo he visto la imagen hecha sobre un mural de azulejos —que por cierto está restaurada en un pueblo de Valencia— y su mirada serena me ha encantado. Realmente es una Virgen, la de Lo Alto, preciosa. Sí, con mi té, como de costumbre, la veo y siento que me mira. No más que a los habitantes del pueblo…pero hoy siento que está pendiente de mí.
A estas alturas de mis pensamientos compartidos creo que ya habéis adivinado que me encuentro entre montañas y os digo que cerca de la Sierra…cuyo nombre me guardo. Me encuentro en un lugar único, llamado… como casi se me escapa antes. Dicen de él que es la Suiza de la región española en la que me encuentro en esta época, y no acierto a imaginarme el porqué, más allá de que se esconda entre montañas como aquella de Centroeuropa; y que se proteja de los vientos y las tormentas que, por cierto, aquí deben de poner los pelos de punta. Os dejo que me ayudéis a aclarar esta referencia que se puede encontrar escrita en los folletos turísticos de la circunscripción.
Desde el “Balcón del Diablo” —qué paradoja—, enfrentándose, desde el otro lado del pueblo, a La que está allí arriba, más alta que él…lógicamente; se ve cómo el pueblo se acopla, como si lo hubiesen untado de “loctite” por la parte de atrás de sus casas, a las laderas calizas de las rudas paredes que lo protegen. Por cierto, es una zona a la que llegan jóvenes alpinistas que disfrutan encaramándose a sus paredes desafiando el peligro y, me imagino, que sin una pizca de vértigo…yo no podría. Me he cruzado con dos cuadrillas, cada una en su pared, dándose voces unos a otros, los de allí abajo a los de allá arriba y viceversa…no se dan cuenta que alteran la quietud que se le supone a un lugar como aquél y que, sin duda alguna, ellos lo eligieron, entre otras cosas, por esto: por la tranquilidad natural y sin preparar de la naturaleza. ¡Otra paradoja, mayor que la anterior!
Os sigo contando cosas de este lugar. Es de calles estrechas, como se espera de uno de los de estos parajes, y algo que me ha llamado mucho la atención es que está muy bien pavimentado. ¿Será porque recibe muchos visitantes? Será.
La Plaza Mayor, con su Ayuntamiento, ni es plaza, ni mayor, aunque haya un letrero que se esfuerce en que lo creamos así. Es más bien un ensanche de la arteria que cruza el pueblo de punta a punta, rebosante de coches aparcados en lugares que increíblemente permiten la circulación del resto. Al menos a mí me lo han permitido. Pues sí, la “plaza”, me llama la atención porque frente al Ayuntamiento los lugareños tienen la posibilidad de, cómodamente, sentados en unas gradas de piedra dura, construidas al efecto…no sé si lo hicieron para eso…, con el escudo de la localidad indicando el lugar reservado a la autoridad municipal, aplaudir, criticar, vitorear y compartir con los ediles momentos de jolgorio festivo en época de celebraciones. Extraña construcción en un lugar inapropiado, al menos para mí, que soy el que no salgo de mi asombro al verla. Quizá alguno de vosotros, que ya habéis identificado el lugar, podáis ayudarme a entender el propósito de la obra.
Empieza vuestro turno: se avecina tormenta y debo salir del lugar misterioso que os he traído hoy.
¡Ay…,Ay…,Ay…! Seguro que lo adivináis porque fácil os lo he dejado.

Un cariñoso abrazo, amigos en este blog.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no me equivoco se llama "AYNA" pasé hace años por ahí para ir al "NACIMIENTO DEL RIO MUNDO"...Saludos

REGM dijo...

AYNA
Pueblo bello de la Sierra del Segura, de casas peculiares y frescas, algunas de ellas excavadas en la piedra de la montaña.
Del 4 al 8 de septiembre, celebran las fiestas patronales en honor a Santa Maria de lo Alto, la Virgen que observaba al "forastero", como denominan los ayniegos, a los visitantes, y cuida de su pueblo.
Durante dichas fiestas patronales, la Plaza Mayor, es utilizada como plaza de toros y de reunión, ya que es el punto al que llegan cada día de fiesta, los toros que han hecho el encierro junto con los mozos, y que serán utilizados en la tarde en el festejo taurino diario.
Espero, que eso de explicación a su peculiar construcción.
Es uno de esos pequeños pueblos serranos, de gente acogedora y amable, en los que siempre que se acuden a visitar se descubre algún rincón, costumbre o dulce nuevo.

José Ramón de Cea dijo...

¡Bravo, ORB! Además de seguir el blog desde sus inicios tienes unas buenas cualidades como adivinador :-) Sí, es Ayna, un pueblo al sur de Albacete muy, muy recomendable para visitar. Gracias por tu colaboración. ¡Un abrazo, como siempre!

José Ramón de Cea dijo...

Gracias REGM por tu comentario y bienvenido/a a este blog que, a partir de este momento, también lo es tuyo. Y gracias por lo que nos has enseñado sobre Ayna: tu comentario es un buen complemento real a mi manera de describir sin dar demasiadas pistas :-). Gracias de nuevo y espero que te quedes por estos lares que deseo los tomes como tuyos a partir de este momento. Un saludo.