martes, 2 de junio de 2015

COSME Y LA TRUCHA




Buenas tardes, amigos fieles. ¡Qué difícil es tener amigos! ¿y fieles? Diréis que la amistad implica fidelidad… y os tengo que decir que sí, que eso es cierto, que la buena amistad implica fidelidad. No me refiero a esa ahora: me refiero a la de esos “amigos” que se encuentran a mitad de camino entre “los conocidos” y los amigos con mayúsculas; vamos, a los que nos referimos cuando hablamos en general de “nuestros/mis amigos”. Pues eso, aunque hablemos de los “amigos a medias”, qué difícil es tenerlos. Y ¿a qué creéis que es debido? Se me ocurre que, entre otras cosas, en este mundo tan exigente, en el que nos cuesta tanto llegar al final de nuestra jornada de trabajo cada día (imagino que para el que no tenga la suerte de tenerlo…más duro todavía el llegar al final del día…A ellos, desde aquí, les envío un abrazo con el deseo de que no desesperen y sigan perseverando en la búsqueda. Al final tendrá recompensa su esfuerzo. De verdad que será así.), el dedicar nuestros ratos libres a nuestros amigos requiere un esfuerzo y, a veces, nos cuesta un sacrificio que no estamos dispuestos a hacer: preferimos estar materialmente tirados en nuestro sillón preferido, leyendo, viendo la tele o, simplemente, dejando pasar el tiempo sin pensar en nada importante…
La amistad hay que cuidarla y mimarla porque es un bien muy preciado y…escaso.
No veáis esta reflexión como una exteriorización de mi desazón, que no la tengo, sobre este asunto; no, aunque sí reconozco que me gustaría tener algún amigo de esos que en su esencia llevan a gala la fidelidad, sobre todo en situaciones difíciles: es en ellas en las que esta “especie” en peligro de extinción se manifiesta. ¿De los otros? ¿De los que están a “medio camino”? Pues alguno que otro disfruto…aunque no demasiados.
Y sí, os tengo que confesar, aprovechando que nadie nos oye…ni nos lee…, que podría hacer más esfuerzos para “cultivar” mis amistades…quizás por ello, por lo que no cultivo, por los esfuerzos que no hago, estoy tan a gusto aquí, con vosotros, dedicándoos mi tiempo libre…y encantado de que vosotros también lo hagáis. ¿Es ésta una amistad que cultivamos ambos, vosotros y yo? Pues no lo sé si a través de este medio, en un espacio como nuestro blog, se puede llegar a cultivar una amistad…no lo sé, pero yo así os considero porque dedicáis vuestro tiempo para acudir a la llamada de nuestro rincón, cuando os aparece en vuestro móvil o PC un mensaje de que algo os quiero contar. Gracias, AMIGOS, por estar al otro lado de mi pantalla: a través de mis letras siento vuestro calor y fidelidad.
Y como no podría ser de otra manera, hoy os traigo una historia, que ya conocéis los antiguos del blog, de amistades y de fidelidades. Me refiero a nuestro “Cosme y la trucha”. Relato que ya estuvo en las entradas de: 17 de julio de 2012, 30 de junio de 2013, 1 de noviembre de 2013 y 24 de agosto de 2014. Sí, hace casi un año que no lo vemos por estos lares. Historia que está magníficamente interpretada por mi compañera Tania Rico Fernández (reservados los derechos de autor. https://www.facebook.com/tristaniarico , http://www.tristania.es/   http://artenuntris.blogspot.com.es/). Tania está también ilustrando otra historia que espero traerla por primera vez al blog en breve. Os va a encantar, sobre todo a aquellos amantes de la música; concretamente de la enseñanza musical…pero ya hablaremos de ella en su momento: ahora sólo os adelanto su nombre: “La nota que faltaba”. Pues, Tania, gracias doblemente por tu entrega en dar vida a nuestros cuentos. Recibe, con mi agradecimiento, desde esta página, un fuerte abrazo.
Bueno, pues ya os dejo con Cosme y sus preocupaciones. Espero que lo disfrutéis.
Mis mejores deseos y recuerdos para todos vosotros en esta tarde primaveral.
José Ramón.




Ésta es la historia de Cosme, un niño que, causa de su tartamudez, recibía el rechazo y las burlas de sus compañeros de juegos. Cosme quiso compartir su soledad con su única amiga a partir de aquél día…no fue tarea fácil porque se trataba de una pequeña trucha de ojos negros y piel resbaladiza que no se encontraba demasiado cómoda fuera del agua…aun así Cosme se afanaba en ello hasta que de pronto…
Es una historia tierna en la que se pone de manifiesto que el cariño entre las personas debe de estar más allá de sus apariencias y sus limitaciones físicas, porque en su interior siempre hay un corazón que merece la pena ser conocido y querido.


–Me- me llamo Co-Cosme ¿Y tú?
La trucha, cada vez se movía menos y los ojos suplicaban algo que Cosme no alcanzaba a comprender. Fue tal la mirada tierna de semejante criatura, que hizo que Cosme acariciase con sus manos el puntiagudo morro del animal acuático. La trucha sólo tenía fuerzas para mover un poco la cola.
–Si te-te suelto, se-se- seremos amigos ¿va-vale? –le dijo Cosme.
La trucha parecía que le entendía, y...............................
Mientras esperaba, vio como llegó al lago un hombre, subido en una bicicleta, con pinta de pescador. Tras dejarla apoyada en un muro cerca de la carretera, bajó al lago y se preparó para un magnífico día de pesca.


Cosme se asustó un poco, pues le vino a la cabeza la idea de que el recién llegado pudiese pescar a su amiga. Realmente iba bien pertrechado. Estuvo un buen rato preparando la caña y los anzuelos que traía, bajo la atenta mirada de Cosme.

Cosme estaba inquieto. Movía su cuerda para ver si por fin picaba su amiga y podía evitar que aquél la pescase y se la llevase para siempre.
 El hombre lanzó su aparejo y, no habían pasado ni cinco minutos, cuando ya habían picado.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin lugar a dudas, todos los cuentos de este blog tienen algo que atrae, pero la introducción a ellos también llena y mucho, gracias por darnos la oportunidad de disfrutar con este blog. Saludos

José Ramón de Cea dijo...

Gracias, ORB. Las introducciones que mencionas no son ni más ni menos que charlas entre amigos en un lugar acogedor, como trato que sea nuestro blog. Me gusta que disfrutes en nuestro espacio, porque nosotros también disfrutamos con tus comentarios y ellos siempre me llegan a esa parte de mi cerebro que me estimula a seguir en este camino duro hasta llegar a que, lo que quiero contar, esté al alcance de todos, fundamentalmente de los que me seguís. Un fuerte abrazo y mil gracias de nuevo.