
Mi primer álbum ilustrado es
fantasía; es respeto; es compañerismo; es música; es espíritu de superación; es
el alegrarse por los éxitos del compañero. “La nota…” es valores en estado puro
(https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2018/05/el-porque-de-la-nota-que-faltaba.html).
El País ( https://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2019/03/la-nota-que-faltaba-en-una-lista.html
) así lo ha dicho: está en la lista de los cinco libros que mejor tratan la
Amistad y la Creatividad en los niños —sí, y en las niñas también…—.
La firma tuvo lugar al amparo
de la prestigiosa librería, ABACUS,
experta en Literatura Infantil, que gentilmente me invitó a compartir espacio
con ellos en su caseta llena de historias ilusionantes creadas para hacer
viajar a los más pequeños a mundos imposibles cargados de sorpresas, aventuras
y, sobre todo, enseñanzas que les muestren el camino que deben ya empezar a
andar. ABACUS, me dio la oportunidad
de poder volver a compartir la experiencia inigualable de meterme en el corazón
de las personas que, aquella mañana soleada, paseaban por los Jardines de Viveros, a través de ese
túnel de cultura que formaban las casetas repletas de su cargamento literario para
la 54 Feria del Libro de Valencia. Aunque solo fuese para pasear hubiese
merecido la pena, aquella mañana, el haberse acercado a la Feria. Antes de que
se me olvide, que no se me olvida, quiero agradecer a la gente de ABACUS, allí en la Feria, Pepe y Tania,
su cariñosa acogida y su exquisita colaboración para que todo saliese bien.
Gracias a ambos y recibid mi cariñoso abrazo agradecido, por ello.

Bueno, pues con “mucha pasión”
me levanté aquella mañana de sábado y tras desayunar más rápido que de
costumbre cogí, como suelo hacer, una de las bicicletas públicas que invaden
Valencia y, más feliz que unas pascuas, me dirigí a la caseta que todavía no
había izado su persiana. Faltaba una media hora para ello.
No empecé bien el día…En mi
camino a los Jardines de Viveros
alguien no estaba demasiado de acuerdo en relación con el modo como conducía mi
bicicleta. “Gilipo…”. Sí, eso me llamó. Y se quedó tan ancho. Con lo contento
que iba yo…y ya empezaba el día con un “apellido” con el que no me sentía
identificado, ni mucho menos. Quizá, ahora que nadie me oye, algo tuve yo de
culpa para recibir semejante piropo. Seguí pedaleando como si nada hubiese oído
procurando olvidarme lo más rápidamente posible del incidente. No quería que se
me torciese ese día que tanto prometía.
Al entrar en los jardines noté
en las mejillas esa caricia húmeda de cuando todo alrededor se ha regado o la
madrugada ha dejado caer su fresco manto que revitaliza todo lo que cubre. Daba
gusto pasear en esos momentos de cierta complicidad con el día que estaba por vivir.
Me crucé con libreros que, en la puerta de sus casetas con la persiana a medio
abrir, apuraban sus cigarrillos comentando lo que les supuso el día anterior.
Entonces me enteré que hubo un apagón generalizado que les dificultó mucho las
ventas por medio de tarjeta de crédito. Un hombre con una ristra de lotería
prendida en su pecho me ofreció el billete que seguro va a tocar —seréis los
primeros en saberlo—. ¡Por supuesto que se lo compré! Es que era el que iba a
tocar. Estoy seguro que la suerte, esa mañana, se cruzó conmigo…y no la dejé
pasar.
Eran las once cuando, ABACUS, con puntualidad británica, abrió
su persiana con ese ruido característico cargado de ilusión. Por cierto, no sé
por qué digo lo de puntualidad británica,
si todos sabemos que los británicos son tan puntuales o impuntuales como el
resto de los humanos, seamos o no de aquellas islas. Y sé de lo que hablo pues
he trabajado con unos cuantos…lo que pasa que, créate la fama y échate a
dormir, que dicen por nuestras tierras españolas.
Todo estaba preparado. Cuarenta
libros ansiosos de compartir sus letras de imprenta con las de mi bolígrafo
favorito —el que uso para escribir y para firmar— estaban pacientes
esperándome. Me gustó, de nuevo, olerlos por dentro. Saborear una vez más el
olor a imprenta y a pintura de ilustración, en este caso de bellas
ilustraciones, que son las que mi compañera en este proyecto, Tania Rico,
diseñó. Un gran abrazo también para ti, Tania.
Antes de contaros mis vivencias
de ese día, si me permitís, quiero compartir con vosotros un sentimiento junto
con mi opinión. Desde hace años, la Feria, como muchas de las cosas que se
hacen en Valencia últimamente, mira solo para un público determinado. En cierta
manera se percibe un grado de sectarismo importante que deja de lado a todos
aquellos que —aun hablando tres idiomas, como es mi caso— no hablamos
valenciano…y yo incluso diría catalán. ¿Por qué todo tiene que estar rotulado
en valenciano —a veces en catalán—? ¿Por qué todos los mensajes por megafonía
se dan en valenciano —a veces algunas palabras son catalanas—? ¿Por qué los
organizadores nos tratan de aislar a los no valenciano-parlantes? ¿Quiénes son
ellos para arrogarse la cultura en Valencia? No hay derecho a eso. No hay
derecho a que una de las señoras que, amablemente, adquirió uno de los
ejemplares que estuve firmando dijese: “¡qué bien, está en castellano!” aliviada
por encontrar algo que le gustaba, relacionado con la Literatura Infantil, en
la lengua oficial del Estado Español, según nuestra Constitución. Me parece
bien que haya literatura en valenciano…¿pero casi toda? Sí, prácticamente todo
lo infantil que se ofrece en la Feria está en valenciano. No hay derecho a
esto. Desde aquí protesto enérgicamente con esta manera sectaria de arrogarse la
forma de transmitir las ilusiones a los niños valencianos en la Feria del Libro
de Valencia, utilizando muy mayoritariamente el valenciano y —parece mentira—
el catalán. Es mi opinión y en nuestro rincón la quiero expresar sin rodeos
para meteros en el ambiente de la Feria de la ciudad en la que, de momento,
vivo.
Pues ya con la persiana
levantada y con mis compañeros de caseta preparados a recibir a los ávidos
lectores, saqué de mi mochila unos marcapáginas que traía, mis tarjetas
personales, para fidelizar a mi blog a todos aquellos con los que fuese a
interaccionar, y mi bolígrafo. Todo listo. ¿Quién hay por los alrededores?
Vaya, ese parece que pueda ser un buen candidato a llevarse mi “La nota…”. Hola
buenos días…

Allí me encontré con amigos de
otras andanzas, sorprendidos de mi nueva afición, aunque ya venían sabiendo lo que
encontrarían: a mí entre libros de ilusiones y de esa magia especial que
recorre, sin cortapisas y más libre que el vuelo de una hoja en otoño, las
mentes curiosas de nuestros pequeños.

Viví, también, las emociones de
alguien —buen amigo de años jóvenes— al que le llegó muy adentro mi dedicatoria
hecha con el corazón a pesar de experiencias conjuntas, del pasado reciente, no
demasiado agradables.
Cómo no, el idioma, al que me
he referido antes, tuvo también su protagonismo en mi día de firmas.
Se me acercó una valenciana, su
deje la delataba. Encantadora, por cierto. Así se mostró durante la
conversación que tuvimos. Me preguntó si “La nota…” la teníamos en catalán. Le
dije que no, pero que como ella hablaba perfectamente el castellano seguro que
disfrutaría el ejemplar que tenía en mis manos y sobre el que estábamos
hablando. Me dijo que bueno, que no importaba, que se lo llevaba porque la
historia le encantaba. Se lo firmé y creo que se asomará por nuestro rincón,
aquí, un día de estos.
También, relacionado con la
controversia del idioma en la Feria, y ya lo apunté antes, una mujer de edad
que no debo decir —tampoco la sé— ojeando el libro que le acababa de firmar me
dijo, alzando la voz pues ya estaba pagando en caja y a unos metros de donde yo
me encontraba, ¡qué bien, está en castellano! Está claro que esta política de
inmersión en el idioma que no todos hablan, e incluso viene de otras
comunidades, no es del gusto de todos los valencianos. ¡Menos mal! Ella fue mi
pequeña vengadora.

Pues con unos y con otros, con
risas, sonrisas y excusas educadas de me doy una vuelta y, si eso, luego vuelvo
—alguno sí que volvió...me acuerdo de un chaval que trajo arrastrando a sus
padres para que se lo comprasen—, terminé mi participación en mi cuarta Feria
del libro.
Fue un éxito y lo pasé
fenomenal. Hoy lo he compartido con vosotros porque todo lo bueno que me pasa
lo quiero traer a esta ventana, cita con las ilusiones.
Buenas noches os deseo, mis
queridos seguidores, con el de que seáis felices y no dejéis nunca de soñar en
eso que os aporta tranquilidad y sosiego.
Un cariñoso abrazo.
José Ramón.
2 comentarios:
Me alegro!! Enhorabuena por la firma de tantos ejemplares. Un abrazo!!
¡Muchísimas gracias, Ethan! Fue un gran día y muy, muy divertido. ¡¡Un abrazo!!
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