¡Buenas noches, mis fieles
seguidores! Y hoy más que nunca tiene todo el sentido este saludo. Sí, fieles.
Y lo digo porque os tengo totalmente desatendidos, que no olvidados. Todos los
días sin excepción me digo, José Ramón, tienes que contar algo en tu página, en
el blog también; algo a todos los que siguen entrando en nuestro rincón,
buscando tu aliento, tratando de encontrar tus historias que ayudan a desconectar
del día a día tedioso. Tienes que contar algo de cómo van tus cosas, de que no
les olvidas, porque ellos no se olvidan de ti. Contar algo.
Pues bien estoy aquí de nuevo
desde que en diciembre del año pasado os traía algo sobre uno de nuestros
trabajos, y a principios de marzo sobre la gran noticia que nos dieron en
relación con que “La nota que faltaba” había entrado en una importante lista.
Esto os lo contaba en la entrada anterior a ésta.
Hoy, primero, os voy a hacer
una reflexión. Quiero compartir con vosotros la desazón que me invade las
entrañas. Yo soy una persona, y muchos de vosotros que me conocéis
personalmente lo sabéis, de palabra, de compromiso, de cuando le digo a alguien
adelante, es adelante, te sigo hasta el final porque hemos decidido ir juntos y
allí, al final, acabaremos uno al lado del otro. Y como soy así lo paso fatal
cuando la gente no me trata igual.
Veréis, en el mundo editorial,
al menos en el de la Literatura Infantil, muchos de los que están metidos en él
no son todo lo fiables que se espera de alguien que, inicialmente, se
compromete a algún proyecto. Los autores y los ilustradores -conozco a estos últimos
pues trabajo con ellos- sufrimos muy a menudo el desprecio –quizá sea demasiado
fuerte esta palabra…- por parte de la editoriales que nos ignoran cuando les
enviamos un proyecto para evaluación. ¡Es alucinante! Nos ignoran como si
estuviésemos mendigando que nos lo acepten. ¡No señores editores, no! ¡Estamos
ofreciéndoles nuestro mejor trabajo para beneficio de ambos, de ustedes y de
nosotros!...aunque en el reparto de los beneficios de la edición de nuestra
obra seamos, precisamente los autores, los que me menos recibamos. Pero bueno,
son las reglas del juego y están aceptadas. Lo que no está aceptado es la
callada por respuesta ante nuestro envío. Qué menos que un no nos interesa su
trabajo pues no entra en nuestra línea editorial. Ya está, es suficiente. Solo
pedimos respeto por nuestro trabajo y nuestro esfuerzo…ah, y nuestra delicadeza
por contar con ellos para repartir beneficios de nuestro ingenio y nuestro
arte. Qué menos que un gracias, pero ahora no podemos atender a su propuesta…yo
qué sé, algo así es suficiente.
Pero lo que ya duele bastante
es que habiendo sido aceptado el proyecto y estando ya en el proceso de firma
de contrato, de matizar detalles de formato, de acordar aspectos técnicos y
menos técnicos del desarrollo del proyecto…de pronto…se deja de saber nada de
la editorial; no hay respuesta a whatsapps, no hay contestación a emails…pasa
un mes y vamos camino del segundo…¿Pero que se creen estos editores que somos
nosotros? ¿Pero qué falta de respeto es esta que les hace olvidarnos de la
noche a la mañana sin decir un espera que nos ha surgido un problema; un lo
siento pero debemos retrasar la edición del proyecto, o incluso hemos cambiado
de opinión y ya no nos gusta –esto estaría también muy mal, por cierto-? Yo que
sé, algo, una excusa, algo. Pero no un ninguneo como si el corazón de un
escritor novel, como es mi caso, o el de un magnífico ilustrador, como lo es el
de todos los ilustradores con los que trabajo, no se viese estrujado y herido
por tanta desconsideración.
Sí, esto me duele. Sí, mi
corazón y el de mi compañero ilustrador se encuentran malheridos por este desdén
sin motivo.
¿Sabéis una cosa? Que creemos
que ellos se lo pierden: primero por la calidad de nuestro trabajo que, seguro,
más pronto que tarde encontrará su editorial; segundo porque también se pierden
tener alguien como nosotros en su equipo de autores.
Punto final. Se acabó de
hablar de esto.
Gracias por escucharme…bueno,
por leerme el desahogo. Si es que siempre lo he dicho…este blog, nuestro blog,
es el espacio ideal para estas cosas, para encontrarnos con amigos fieles y
compartir nuestras historias. A mí, hoy, nuestro blog, me ha ayudado. Gracias,
amigos.
Pero también os quiero traer
algo que me hace recobrar el ánimo y la alegría en este empeño con la
literatura infantil. A lo que me refiero es a que el próximo día 27 estaré, de
nuevo, en la Feria del Libro de Valencia firmando ejemplares de “La nota que
faltaba” después de ese flamante reconocimiento de encontrarse, según El País,
en la lista de los cinco álbumes ilustrados que mejor fomentan la amistad y la
creatividad en los pequeños. Este reconocimiento hará, seguro, que sea una gran
jornada de firma. Me gustaría poder saludaros a algunos de vosotros allí, en el
stand 50/51 de la feria, en la caseta de la prestigiosa librería ABACUS,
especializada en la literatura infantil. Por ello, para mí, es un gran honor
poder firmar en la caseta de alguien que tanto entiende de la literatura para
los más pequeños.
Os espero, amigos. Me encantará saludaros…aunque no adquiráis
el libro…no es lo importante. Para mí lo importante es conocer a mis fieles
seguidores.
Pues, hasta entonces, ya solo
me queda despedirme de vosotros con un gran abrazo cargado de mi deseo de
siempre: qué no dejéis de soñar y de ser felices.
Ciao, amigos.
José Ramón.
2 comentarios:
¡Mucho ánimo, José Ramón! Todo esfuerzo, antes o después tiene su recompensa y como bien dices, ellos se lo pierden, bien seguro que se lo pierden, por no tener suficiente valor para dar la cara y para identificar un gran trabajo.
Toca disfrutar de "La nota que faltaba", qué es real y mucho, ya que queda patente gracias a esa magnífica posición entre los 5 mejores álbumes infantiles ilustrados. ¡¡Enhorabuena!!
Muchas gracias, Rosa, por tu comentario. Ya veremos al final cómo termina. De momento disfrutando en los días previos al evento con "La nota que faltaba" que cada vez engancha a más personas y escuelas de música que descubren todo el potencial que tiene. Gracias, de nuevo. Un abrazo muy cariñoso.
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