Buenas noches mis queridos seguidores. No sé si
os pasa a vosotros pero a mí, al menos, sí: siempre que me topo con alguien,
desconocido para mí hasta ese momento, suelo crearme la figura de cómo parece
ser esa persona que llega nueva a mi vida, quizá por unos segundos tan solo
pues únicamente nos hemos intercambiado la hora. Incluso para eso, yo,
construyo esa imagen; más completa cuanto más dura el momento en el que
interaccionamos por primera vez. Y ¿sabéis? Pocas veces me equivoco. Lo
encasillo, transitoriamente hasta que me demuestre lo contrario, dentro de uno
de los “modelos tipo” que me he creado gracias a mi profesión en la que, por
suerte, creo que ha sido así, he tenido oportunidad de tratar con muchísima
gente, todos de “su padre y su madre”. Porque todos somos de nuestro padre y
nuestra madre. Decía alguien que todos tenemos lo nuestro…y es verdad, pero
también es cierto que unos más que otros. Una vez tuve un desencuentro con
alguien muy cercano a mí, que me hizo una faena, bueno, que no se portó
demasiado bien y la defensa que hacía de él otra persona era que “José Ramón
también tiene lo suyo”…probablemente sí, yo también tengo lo mío pero…¡vaya
jeta que tenía la que dijo eso!
Bien es verdad que, a veces, me he equivocado
respecto a esa primera impresión —pero pocas, no os creáis—. Pero eso me ha
pasado porque he mezclado el corazón en esa relación y cuando se mezclan los
sentimientos aparece como una neblina que envuelve la parte más fría de tu
cerebro y la duerme mientras el corazón campa a sus anchas…y a veces en
dirección errada. Siempre lo he pensado: el que se conduce por la vida
apoyándose en los sentimientos y la química…tiene muchas posibilidades de
equivocarse. Yo soy de estos…Lo siento, pero es que pongo siempre el corazón en
todo lo que hago.
Hoy he estado en un evento entrañable en el que
acompañaba a un amigo que iniciaba una nueva etapa en su vida y se me ha
acercado una de esas personas que ya te han encasillado…reconozco que yo
también la encasillé…y esta vez la puse en el “cajoncito” equivocado…bueno,
pues lo que os cuento, se me acercó y alguien le dijo que escribía cuentos: la
cara de sorpresa que puso fue digna de selfie viral. No le cuadraba
esta afición o hobby, llamadlo como queráis, con mis obligaciones
profesionales. Qué extraordinario, cerebro y corazón unidos, me decía. Y por
qué eso no puede darse, le contesté. Por la cara que puso se podría decir que
acababa de encontrar un mirlo blanco…sí, ya sé que lo soy, jajajajaja. ¡Vaya
tela! Me había encasillado y rápidamente me salí del rincón en el que me metió.
No, no tengo cerebro por mi profesión ni corazón por mis letras. Necesito ambos
para ganarme la vida y ambos para escribir y llegar a vuestros corazones…sí, y
a vuestros cerebros también. ¿Por qué en esta sociedad siempre se separa por un
lado lo técnico, la acción, el riesgo, la fortaleza y, por qué no, la rudeza de
la vida, y, por el otro, la ternura, la delicadeza y el corazón?
¿Por qué valoramos como más auténticos a aquellos cuyos hábitos están
relacionados con la cultura y las causas sociales, ONG,s, etc. y despreciamos,
muchas veces, a los que se ganan la vida haciendo cosas que esta sociedad
moderna ha estigmatizado; cosas que no brillan y que están poco relacionadas
con mundos idílicos? ¿Por qué pensamos que, por ejemplo, un basurero, y que me
perdonen estas personas sin las cuales no podríamos vivir y que tienen todos
mis respetos, no puede escribir cuentos infantiles que hagan estremecerse a
padres y niños? Qué poco sabemos de la vida y qué mal hacemos lo de encasillar
adecuadamente a la gente con la que nos cruzamos diariamente. Qué poco sabemos
de la naturaleza humana y de esos supuestos balances químicos perfectos que
nos dan forma y nos ayudan en nuestras relaciones.
¿Seguro que sabéis quién es quién por sus
acciones y ocupaciones? Yo escribo porque lo siento dentro, porque os quiero
contar cosas en clave infantil —a veces lo hago utilizando otras claves, lo
sé—, porque quiero llegar a vosotros con mis historias. Que apasionante es
dejar que alguien se acerque a ti, sin prejuicios y composiciones viciadas por
la experiencia vivida, que se muestre como es y, paso a paso, gota a gota de
esta vida que pasa veloz, que seamos capaces de llegar a saber quién es, si
tiene corazón o cerebro o ambas cosas a la vez…
Hoy lo que os traigo es una historia de las más antiguas en el blog y, como ya conocéis muchos, la primera que escribí. Seguro que sabes quién soy… tiene una nueva ilustradora. Alejandra Giordano es argentina y el nombre por el que le gusta que la llamen es Alita (https://www.facebook.com/profile.php?id=100018561073299 https://www.instagram.com/alita.ilustradora. Todos los derechos reservados). Juzgad vosotros lo gran artista que es, entrando en sus páginas. Yo solo no puedo dejar de agradecer el que haya querido compartir conmigo este proyecto que, por problemas con la anterior ilustradora, no creí que pudiese encontrar a alguien que fuese capaz de poner en un papel la gran carga emocional que tiene este juego de palabras que es Seguro que sabes quién soy… Gracias, Alita, por tu implicación en nuestro proyecto y por poner tu arte muy cerca de mí. ¡Ah, y bienvenida a esta página de cita con la literatura infantil, concretamente, en la modalidad de álbum ilustrado!
Creo que, ahora sí, esta historia ha encontrado
a su ilustradora y ambos, Alita y yo, estamos seguros que pronto estará
editado.
Disfrutad esta nueva imagen que os traemos,
Alita y yo, y embriagaros del cerebro y el corazón que en ello hemos puesto.
Esperamos que os guste.
Una vez más os deseo buenas noches y qué sigáis
soñando y siendo felices.
José Ramón.
4 comentarios:
Me alegraría enormemente que te publicasen el cuento
, te lo mereces por todo tu esfuerzo y ganas de transmitir a todos adultos y niños, toda la imaginación y sentimiento que llevas dentro.
Sigue así, no dejes nunca de escribir , nosotros tus leales seguidores siempre leeremos todo lo que compartas.Son cuentos llenos de virtudes y se nota la pasión que pones en ello.
¡¡Vaya!! Gracias Mercedes por tus ánimos y deseos. Este tipo de mensajes me estimulan a seguir a tope con "mis" ilustradores. "El que la persigue al final la consigue"...creo. Bueno, que muchas gracias y me alegra teneros detrás de mi pantalla. La verdad es que siempre escribo pensando en todos los que me leéis y me intranquiliza el pensar que no os pueda gustar. ¿Sabes? A veces es muy difícil empezar a meter unas letras o una frase más o menos coherente en un papel en blanco y siempre se me plantes la misma pregunta: "¿Dice algo esto que estoy escribiendo? ¿Seguro que les va a interesar esto? ¿Esto que escribo es lo que ellos necesitan para leerlo en la tranquilidad de su cama antes de irse a dormir?" Y muchas otras más. Por esto aprecio tanto este tipo de comentarios como el que me has regalado. La verdad es que el número de visitas va creciendo extraordinariamente y eso también es un indicativo de que estoy en lo que os apetece leer y en la forma que lo cuento. Muchas gracias, Mercedes. Un gran abrazo. José Ramón.
Hola a todos de nuevo. Para escribir cuentos como los escribes (creo que los he leído todos) hay que hacerlo con el corazón, con la ternura y los sentimientos que transmites, quien se sorprenda, puede pergarse una vueltecita por este blog y vaya si sé sorprenderá. Enhorabuena y suerte mucha suerte con "SEGURO QUE SABES QUIÉN SOY" es muy bonito. Saludos
Gracias, ORB. ¡Ya te echaba de menos por esta página! No es la primera vez que haces un comentario sobre esta historia y te lo agradezco. Realmente es una historia cargada de sentimientos y Alita los realza con su arte. Gracias de nuevo y a ver si no pasa tanto tiempo para verte de nuevo. Un abrazo fuerte.
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