Hola, buenas noches, queridos todos. Aquí estoy con vosotros de nuevo.
Sí esta vez han pasado menos de dos semanas desde mi última aparición, pero no
podía esperar más tiempo: tenía “mono” de volver a sentir vuestro calor tanto
como siento el de mi té abrazado con mis manos. El té tiene algo especial que
transmite calidez sin, necesariamente, estar demasiado caliente o, tan sólo,
caliente. El té, a mí por lo menos, me permite situarme en un escenario de paz
y tranquilidad que es el que busco cuando siento la cita de nuestro blog y
cuando tengo la necesidad de escribir, que son bastantes veces más de lo que
mis otras obligaciones me permiten. El té lleva conmigo muchos años, desde muy
pequeño cuando todavía no alcanzaba a darme cuenta de sus inigualables
propiedades. En aquella época, como ahora, me llamaba la atención su color y su
transparencia turbia: a través del té se cuentan y se entrevén historias y, a
través del té, se crean escenarios y se manifiestan relaciones, cálidas,
serenas y ausente de preguntas y preocupaciones; se crean situaciones del
disfrute del momento, porque el té está lleno de momentos y propicia
situaciones.
Pues aquí estoy con mi taza de té,
llena de momentos y de ganas de pasar este rato con vosotros y haceros
partícipes de mi nueva alegría en el placer de la escritura. Veréis,
participé en un concurso de microrrelatos, hace unos meses, y me han
seleccionado para, junto con otros, formar parte de un libro de microrrelatos de
los presentados al III Concurso “Pluma, Tinta y Papel”. Se han presentado a
concurso más de 2.300 y sólo se han elegido menos del 30% para formar parte del
libro que, si estáis interesados, podéis adquirir en los siguientes enlaces:
Yo no gano nada en esto y lo voy a
adquirir también: el premio era ser seleccionado para formar parte del libro,
sin ningún tipo de remuneración. Pero os lo cuento por si os gustan los
microrrelatos y porque el mío estará entre sus páginas.
De todas formas yo, como premio a
vuestra fidelidad, quiero ofrecéroslo hoy aquí. Seguro que os suena lo que, en
las pocas líneas (sólo tres) que se nos permitía usar para contar una historia,
para representar una escena, yo dibujé. Sí, está sacado del cuento “Viento del Sur” que los más asiduos al blog conocéis de sobra.
Pues nada más. Os dejo que os
envuelva el aroma de mi “Té Verde” y paséis una buena noche con la escena que
sugiere, en muy pocas palabras, esta brevísima historia.
Un abrazo a todos, especialmente a
los amantes del té.
José Ramón.
Té
verde
Bajo una bóveda estrellada, la
familia nómada disfrutaba de un momento de paz y tranquilidad; y contaba aquellas
historias que en tiempos lo hicieran sus padres y abuelos; y hechizados por el
brillo acogedor de las llamas se dejaban invadir por el cálido aroma de un vaso
de té verde que sabían preparar.
4 comentarios:
No hay ninguna duda, el té verde es especial!!
Enhorabuena, por esa selección para ese libro de microrelatos.
Gracias, ORB. Con un té entre los dedos se viven ilusiones y se disfruta de los sueños...en buena compañía:la de una taza de ese bonito líquido. Un abrazo.
Me ha gustado este microrelato, y también comparto el gusto por el té verde. Un saludo!
Muchas gracias, Sandra. Bienvenida a nuestro blog que también tuyo. Es un gusto recibir un comentario de alguien que ilustra tan bonito como lo haces tu. Un saludo y hasta la próxima.
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