sábado, 23 de marzo de 2013

CIRIACO Y EL CARACOL



Hola, buenas tardes, mis queridos seguidores. El pasado 17 de febrero, traje por primera vez a esta página este divertido cuento en el que no faltan humor, expresiones de amistad y demostraciones de valentía en los momentos importantes que vivieron los protagonistas de este relato: Lucio y Ciriaco. Aquí os los quiero presentar: Ciriaco con su " apestosa bola de desperdicios" y Lucio, con su casa a cuesta, como todos los de su especie (y si no es así...mal asunto), conversando con él. 
El ilustrador Daslav Miirko Vladilo Goicovic (reservados los derechos de autor) (http://damivago.cl/), afincado en Chile y con el que formo equipo, desde hace unos meses, para dar vida a este proyecto; ha representado, con una sencillez muy expresiva quhará las delicias de todos los futuros lectores, ya sean mayores o niños -sobre todo estos últimos-; lo que escribí y quise narrar.
Queridos amigos, estos tiempos no son buenos para la edición de nuevos trabajos y las editoriales son reacias a apostar por nuevos escritores, como es mi caso. "Mis" ilustradores y yo estamos preparando y dejando a punto nuestras propuestas de álbumes ilustrados para cuando llegue el final de la crisis -que deseamos sea pronto- y haya alguna editorial que se aventure a ello. Ya más de una nos ha mostrado su interés por alguno de nuestros trabajos, pero me ha manifestado lo que os cuento. En fin, sólo nos queda esperar y estar preparados para cuando sea nuestro momento.
Mientras eso llega, quiero que vosotros, al menos, sí podáis disfrutar de lo que, prudentemente (ya hice referencia hace tiempo a lo peligroso del plagio al que puedo estar expuesto), puedo traer a nuestro espacio.
Aquí os dejo con esta parte de esta historia, que discurre en un solar con muchos arbustos y ramajes que cortar...

Un saludo muy cordial para todos vosotros y que esta entrada os ayude a terminar de pasar bien el fin de semana.
José Ramón.

Esa tarde, Lucio se desplazaba por el centro del solar, tratando de encontrar alguna tierna hoja de césped o arbusto, como aquellas de las que daba cuenta en épocas lluviosas. Necesitaba apagar su sed y calmar su apetito. Aunque la empresa era difícil, no cejaba en su intento. Sabía que siempre había algo que llevarse a la boca, aunque no fuese todo lo jugoso que deseaba.
–Buenas tardes, Lucio. ¿Cómo estás?  –dijo Ciriaco, mientras hacía un alto en su ajetreado trabajo llevando una pelota de desperdicios, que no siempre olían todo lo bien que sus amigos deseaban; de un lado para otro. 
–Bien, muy bien –contestó Lucio, mientras miraba con cara de desagrado semejante bola, que estaba siendo empujada con maestría por su amigo, el escarabajo pelotero.
Ciriaco, que en poco tiempo era capaz de recorrer el solar, solía informar a Lucio de lo que acontecía aquí y allá
Estuvieron charlando durante un rato.  
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(nº de registro de la propiedad intelectual09/2010/2757)
http://people.safecreative.org/jose-ramon-de-cea-velasco/u1108080449272 



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este cuento, es sin duda de los que te saca una sonrisa, luego te quedas mirando el dibujo y vaya si te sonríes, ya lo creo...como siempre mucha suerte. Saludos

José Ramón de Cea dijo...

Muchas gracias, ORB. Sí es divertido y mi compañero, Daslav, con su manera simpática de ilustrar lo hace aún más gracioso. Me alegro que te lo parezca. Un afectuoso saludo.