Buenos días a todos los que nos visitáis en esta página, queridos
amigos. Acabo de recibir otra buena noticia sobre otro microrrelato que escribí
hace algún mes: también lo han seleccionado, esta vez para formar parte de la
antología “Pluma, tinta y papel", resultado del V Concurso de microrrelatos . Siempre es
una satisfacción que seleccionen algo que has escrito para formar parte de un
trabajo, llámese “Antología” o grupo de relatos o cómo sea. Siempre el
reconocimiento de, aunque sólo sea, una persona, para mí es suficiente; y con
que a alguno de vosotros le guste, ya ha merecido la pena el esfuerzo…mejor
dicho, el placer de escribir, por corto que sea lo que escribes.
Este concurso era sobre temática libre y en él participaron más de
2000 relatos; 1300 fueron seleccionados para dar forma a la antología. Una vez más os puedo decir que estoy encantado, ya que siempre es una satisfacción que tus relatos, cortos o menos
cortos, permanezcan en algo editado y sobrevivan al tiempo. Como siempre os adjunto el enlace en el que encontraréis la pestaña para que el que quiera pueda adquirir la antología:
Para este concurso
me inspiré en un relato que os regalé este verano y que se llama, como bien
sabéis, “La luz del faro” y que podéis leer un poco más debajo de esta entrada,
el 26 de agosto de este año, o “clickando” directamente en el enlace que os
muestro: http://jrdecea-cuentamelos.blogspot.com/2016/08/la-luz-del-faro.html.
Decidí, como temática libre, enviar un microrrelato que nos contase una historia de amor. En pocas
palabras, menos de las que hubiese necesitado, traté de contar una sugerente historia. Lo bueno de los relatos super cortos, como es éste, es que posibilitan
que el lector pueda crear su propia historia; que se vea atrapado por el cómo
seguiría la historia y no pueda evitar el que su mente quiera saber el final.
Esta es una de las virtudes de los microrrelatos: que, si son buenos, hacen que
el lector dedique unos minutos a imaginarse la escena y a terminarla a su
manera y esto, lo sabéis, es la magia de la lectura a la que, por supuesto, no
es ajena la especialidad del microrrelato. De todas formas, en este caso lo
tenéis más fácil los que habéis leído “La luz…”. Mi relato del 26
de agosto, seguro que os ayuda a poneros en situación, aunque también en aquella ocasión se ponía
a prueba vuestra imaginación pues había varias posibilidades de un final para
la historia que os conté.
Pues aquí os traigo esta corta historia de amor que, como
todas en las que hay en juego sentimientos, es muy intensa y vibrante en
los inicios y después el tiempo se encargará de ponerla en su justa medida pasional.
Espero que la disfrutéis y sea capaz de inspiraros a completarla.
Un abrazo a todos y, como siempre, os envío con él mis deseos de grandes sueños y felicidad en
vuestro entorno.
Los haces del amor
Llevaban tiempo esperando la oportunidad: dos
barcos de pesca, el de él y el suyo; una intersección definida por unas millas
y unos haces. Ella lo comprendió cuando recibió el mensaje. La luna sobre las
olas y la luz calculada del faro en la costa marcaban el punto de reunión. No
sabían si el otro acudiría. Se abarloaron a las millas acordadas. Pasaron la
noche y el amanecer.
6 comentarios:
ENHORABUENA José Ramón.Me parece un relato que se merecía estar editado.Un beso
Muy marinero. ¡Enhorabuena!
Gracias, Mercedes, una vez más. Espero que al leerlo te haya transportado a alta mar :-) ¡Un beso también para ti!
Gracias Ethan. Viniendo de ti esa apreciación estoy seguro que lo es. Eso intenté pues el mar, o mejor dicho, la mar, tiene ese encanto que acoge historias románticas como este microrrelato y el relato del que surgió. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu comentario.
Enhorabuena!!! una bonita historia, en un marco encantador "EL MAR"
¡¡Gracias, ORB!! Sí, el mar, es un buen escenario para historias inolvidables...y esta que se me escapó en pocas líneas pretende ser una de ellas...aunque el lector, vosotros, la debéis terminar. Yo solo la inicié. Un abrazo por tu fidelidad a nuestro espacio, a veces romántico.
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