Hoy,
con un calor abrasante y dejándome arrullar por el canto de la chicharra, bicho
que no se deja ver fácilmente, por cierto, y que no hace más que confirmar que
hacía un calor que no se podía aguantar, he estado de paseo por un lugar que
seguro muchos de vosotros no conocéis y que yo, hasta hoy, tampoco. Ahora ya
disfruto del recuerdo de este día y de lo que vi: algo de una belleza singular
y, en algunos lugares y momentos, podría decir que sublime, sin pasarme ni un
pelo. Y como me gustó tanto, os quiero invitar en una nueva ocasión a, de mi
mano y a través de mis letras, introduciros hoy en esta nueva manera de conocer
lugares: a través de las adivinanzas que aquí os traigo.
Hoy
he asistido a un nacimiento. Bello, como todos, sí, pero significado por una
frescura y un brillo especial, fuera de lo común. La mirada clara del que nacía
y se asomaba a nosotros desde las alturas, nos hacía guardar la respiración. El
Mundo se paralizaba por unos instantes. Sin tiempo a reaccionar, desde
allí, se lanzaba ágil en pos del camino de su vida. Nació limpio y diáfano, sin
manchas ni defectos en su ser. Nació entre montañas; nació salvaje, sin casi
ruido; quizás algo tímido, al menos en esta época parece lo normal…siempre los
recién nacidos nacen algo tímidos cuando se asoman a la luz. Su timidez no fue
suficiente para evitar que se lanzase al vacío con esa estela de frescor que
nos vino muy bien, hoy, a los que allí estábamos…que no éramos muchos, por
cierto, pues el calor frenó a más de uno, seguro.
Mi
ensimismamiento se rompió por culpa de un tipo con una cámara, buena, muy
buena; estaba tocado con una gorra, sobada, sucia, muy sucia, de un gris que
nos indica que en otro tiempo, ya muy lejano, fue de un blanco como el de la
camiseta de mi equipo de futbol; llevaba bermudas y camiseta a juego, azules y
sucias, muy sucias; parecía que el que iba a dar a luz era él: ¡su barriga era
inmensa!; los calcetines blancos y sus zapatillas de deporte terminaban de
pintar el cuadro. Realmente estaba hecho un cuadro. Pues como iba diciendo,
estaba yo con la mirada fija en tan bello espectáculo y preguntándome cómo
sería la vida del recién nacido cuando, de pronto, unos gritos: ¡Papá te vas a
caer! Aparté la vista de mi bello objetivo y mis preguntas y adivinanzas sobre
la suerte que correría el recién nacido se hicieron humo encima de mi cabeza,
de la misma manera y con la misma frustrante inmediatez con la que lo hacen los
dibujos animados que ven nuestros pequeños en la tele. El tipo en cuestión
saltó la valla protectora y se acercó, con diligencia y poco cerebro…muy poco
cerebro…, al límite con el vacío de unos diez o veinte metros de altura o,
mejor dicho, de caída. Quería sacar la fotografía de su vida y casi saco yo la
de la mía. Por suerte para él no se cayó y para mi desgracia (es broma) no me
hice famoso.
Pues
eso, que me estaba preguntando cómo sería la vida del recién nacido y al verlo
correr barranco abajo, desnudo, ágil y ruidoso, supe que tenía todos los
ingredientes para poder soportar los rigores a la que ella, la vida, le
someterá. En su caso, más que la vida, será la naturaleza: le irá poniendo
trabas mientras discurre altivo y orgulloso, unas veces, y escondiéndose entre
rocas y matorrales, otras, en busca de algún compañero que seguro nació, como
él, en algún lugar no lejos de allí donde lo hizo el que yo contemplé esta mañana.
Con él, con su compañero, ansía el poder soportar el duro camino que le espera:
al que yo contemplé la naturaleza, como a nosotros la vida, le manchará,
intentará que cambie su rumbo y su camino recibido, la mayoría de las veces, en
el calor del hogar; en el caso del que yo vi hoy, recibido en el seno de una
gran mole de roca caliza de la que a través de una grieta, más bien cueva, a la
que no pude acceder con la vista ni tan siquiera con mi cámara, se dejo ver y
fue lanzado a su aventura de vida.
Le
espera, también, que la naturaleza, el hombre, lo contamine, lo utilice para
sus dudosos, muchas veces, menesteres; le espera ser el origen de conflictos
que él no ha provocado…el sólo nació divertido y virgen…esperanzado en tener un
“buen camino” como decimos cuando nos dirigimos a Santiago de Compostela, que,
por cierto, hoy día 25 de julio es el gran día por allá, por Galicia. Su tesón
y la fuerza con la que nació le permitirán seguir, seguro, abrazado a
compañeros de viaje que se irá encontrando, dolorido y con no pocas heridas,
hasta dejarse morir en los brazos de la muerte salada…
Hoy
lo he visto feliz, disfrutando de su juventud, fresco y lleno de ilusión, la
misma que compartimos aquí en nuestro espacio, en nuestro refugio del ajetreo
diario: en este blog.
Quise
escribir esto, que esta noche os traigo, allí, junto a la pequeña piscina de
agua clara en la que cae el recién nacido, pero no lo pude hacer pues no me lo
permitieron los gritos de los domingueros que no leen los carteles que animan a
contribuir a la paz del lugar, por el bien de la naturaleza y de todos aquellos
que, como yo, buscaban un sitio tranquilo: en mi caso, esa era mi aspiración,
para poder plasmar, en mi inseparable libreta, lo que me sugería aquél
espectáculo vital. No lo pude hacer allí junto al protagonista de este relato,
cuyo nombre ya lo he dicho, y disfruté de su escritura frente a la Sierra que
da nombre a un bonito pueblo que espero poder visitar pronto, quizás mañana. Me
acompañó, en esa ocasión, un café descafeinado con hielo, causante de mi
infidelidad al té que me estimula mientras escribo: el calor decidió por mí.
Aquí
os dejo ya, amigos, con la certeza de que casi todos sabéis y habéis adivinado
a quién vi nacer entre montañas. Espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo.
Un
abrazo largo, muy largo…con pensamiento incluido…para todos los que disfrutáis
con nuestros momentos en este rincón.
4 comentarios:
Vaya, esta vez me lo has puesto fácil. Hace años estuve ahí, pero es inconfundible. Riopar, donde se encuentra el " nacimiento del rio mundo". Hay cosas, que se nos quedan grabadas para siempre, por su gran belleza. Saludos
Sí, cierto. Estuve en la zona de Riópar (ojo no se te olvide el acento que se enfadarán por allí :-) ) y viendo nacer al Río Mundo. No había demasiada agua pues la época no lo permite. En Invierno, cuando rompe, es espectacular, según me han dicho...espero ir a verlo en persona. ¿Qué te parece, ORB, con la experiencia que tienes en este blog, esta nueva idea de compartir con vosotros estos relatos? ¿Te parece que no pegan en este blog demasiado? Amigos, también os animo a que me deis vuestra opinión sobre este asunto. Un abrazo a todos y uno especial a tí, ORB. JR.
Me parece muy interesante, los relatos estan hechos con mucha elegancia, mucho mimo, tanto que según lees te imaginas todo tal y como es. Los cuentos maravillosos, yo personalmente me tomo los relatos como si fuesen un cuento, en el que tengo que adivinar el final. Enhorabuena,saludos.
Muchas gracias!! Entonces sigo...:-) Un abrazo.
Publicar un comentario