Queridos seguidores, hoy me vais a perdonar pero quiero traeros de nuevo esta historia, para que no tengáis que rebuscar entre la lista de entradas, y poder disfrutarla junto a la última ilustración que os traje el pasado día 1. Espero que logréis dejaros envolver por el Viento que venía del Sur... Un cariñoso saludo.
“Viento del Sur” nos permite acercarnos al seno de una familia nómada y vivir y sentir, a través de la historia contada, la acogedora calidez de sus gentes y la sencillez y fragilidad de sus vidas en manos, siempre, de un desierto protector unas veces, y otras cruel, inhóspito e implacable.
En este relato, se ensalzan los valores de la familia y las tradiciones que, de abuelos a nietos, se traspasan como un tesoro de valor incalculable pues representan los verdaderos cimientos de toda una vida nómada entre arena, cabras y dromedarios; castigada, a veces, por el viento que venía del sur.
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Ahmed y su mujer Zaila, contemplaban noche tras noche semejante
espectáculo y, por ello, se sentían unos privilegiados y agradecidos a ese Ser
superior que todo lo controlaba. Daban gracias, también, por haber llegado a la
noche vivos y con buena salud, de la que gozaban, igualmente, sus tres hijos:
Habib, que ya era un hombretón con sus dieciséis años; Ahmed de trece y que
recibió el nombre de su padre; y Haira, de tan sólo seis.
Estaban tumbados alrededor de una pequeña hoguera, que el
mayor de los hermanos se encargaba, siempre, de disponer. Lo hacían para
protegerse del frío, a veces gélido que, al ponerse el Sol, se apoderaba del
territorio. Era un momento de paz y tranquilidad, en toda su plenitud,
disfrutado por la familia nómada protagonista de esta historia; al cual
contribuía la multitud de estrellas fugaces que recorrían ante sus ojos, de
lado a lado, el firmamento que ante ellos se desplegaba. Permanecían hechizados
por el brillo acogedor de las llamas, a la vez que se dejaban invadir por el cálido
aroma de un vaso de té verde, que sabía preparar Zaila ................................................................................
Una de ellas, hablaba de los días en los que soplaba el
temido Viento del Sur. Un viento terriblemente cálido que hacía secar los pozos
de agua que, aunque escasos, permitían la supervivencia del pobre pueblo nómada
al que pertenecían los protagonistas de esta historia. En esos días, cuenta la
sabiduría del desierto que solía, por sus arenas, vagar un esbelto Tuareg sobre
un dromedario blanco, con dos grandes tinajas a cada lado de la única chepa del
animal; portando el agua más fresca que se pudiera imaginar para socorrer a sus
protegidos, los nómadas del desierto.
Esta leyenda, como parte del saber del pueblo nómada, era
relatada por Ahmed con precisión................................................................................
(nº de registro de la propiedad intelectual09/2010/2757)
http://people.safecreative.org/jose-ramon-de-cea-velasco/u1108080449272
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